Néstor J. Hurtado Vera.
El pasado lunes, se celebró el segundo debate organizado por el Instituto Electoral de Coahuila de los candidatos que sucederán al Gobernador, Miguel Riquelme y aunque en la democracia, el debate, es un ejercicio que ayuda a los electores a analizar propuestas y a decidir de una manera más contundente, en Coahuila después de dos debates oficiales y uno ciudadano, podemos decir que los números se quedan como están y nada se moverá de su lugar.
No entiendo en qué momento, los candidatos de la oposición y en particular, los candidatos del PT y Morena, Ricardo Mejía y Armando Guadiana, respectivamente, consideraron que era mejor atacar que proponer para tratar de ganar adeptos. Si bien los contrastes son válidos e incluso muy relevantes, dichos aspirantes, llegaron al grado de priorizar los ataques, por encima de las propuestas que le darían rumbo a nuestra entidad.
No es lo mismo hacer un contraste de propuestas o de acciones de gobierno a solo atacar e injuriar, no es lo mismo explicar, por ejemplo, porqué determinado plan de gobierno no funcionaría, a la par de explicar el propio con detalles de cómo y cuándo, pero eso en Coahuila no sucedió y los tres debates pasarán a la historia como una burla al intelecto de una comunidad pujante.
Debo reconocer que, aunque hubo algunos destellos de propuestas interesantes, dominó un ambiente de infamias, señalamientos -muchos de ellos sin sentido-, ataques al candidato que va arriba en todas las encuestas, Manolo Jiménez y con un estilo que no merecen los coahuilenses, prefirieron los “dimes y diretes” que explicar con claridad cómo Coahuila pudiera ser mejor.
El candidato que a mi consideración destacó en propuestas, experiencias de gobierno y pocas veces reviró a sus contrincantes, fue el priísta Manolo Jiménez, quien además en todo momento se vio concentrado y mentalmente estructurado, lo que hará que, en el peor de los escenarios, mantenga intacta su ventaja sobre sus rivales, en el mejor, pudiera subir un par de puntos más.
Es triste analizarlo así, pero si hubiera 30, 50 o 100 debates, sería la misma película, todos contra el primer lugar. Veo bochornoso que la política sea considerada por los candidatos al cargo más importante en la entidad, como un sinónimo de ataques y de chistes para llamar la atención.
En otro enfoque, sostengo que por este tipo de comportamientos durante los más de 30 días que llevamos de campaña, en donde se prioriza la grilla por encima de las propuestas, todo se queda en su lugar, las encuestas principalmente, no sufren cambio alguno y la coalición del PRI-PAN-PRD se perfila para ganar con fuerza.
Los candidatos opositores al PRI se olvidaron que Coahuila es un estado en donde su gente busca ser mejor cada día y que es una tierra donde permanentemente se aspira a ser líderes, sencillamente ante eso, sus campañas jamás “prendieron”.