Por Enrique Martínez y Morales
El mayor reto de la economía es el combate a la pobreza, entendiendo que esta es la falta de posibilidades para satisfacer las necesidades básicas, tanto materiales como psicológicas de los individuos que integran una sociedad.
Al referirnos a la pobreza, de manera errónea, se piensa que existe cuando una persona no tiene el dinero necesario para adquirir ciertos bienes y servicios para vivir, sin embargo, la pobreza engloba, desafortunadamente, más carencias. Un individuo vive en pobreza cuando sufre de hambre, falta de salud, no cuenta con una vivienda digna, no tiene acceso a la educación, además no tienen acceso a servicios básicos e indispensables como agua, drenaje y energía eléctrica.
Los economistas han desarrollado el índice de pobreza multidimensional, en el cual con 3 dimensiones: salud, educación y estándar de vida, se evalúa si una persona vive en situación de pobreza.
Estas tres dimensiones, tienen 10 indicadores, 2 de salud siendo la nutrición y mortalidad infantil, en la dimensión de educación se consideran otros 2 indicadores, asistencia a la escuela y escolaridad, mientras el estándar de vida tiene 6 indicadores, electricidad, agua potable, combustible para cocinar, servicios de saneamiento, materiales de vivienda y activos.
El IPM desarrollado por la Universidad de Oxford, para el año 2022, ubica a México en la posición 49 de 111 países analizados, con un porcentaje de 7.39 habitantes en situación de pobreza.
Por su parte según el Banco Mundial una persona vive en pobreza extrema cuando no recibe ingresos anuales superiores a 1 dólar con 90 centavos por día, es decir alrededor de 32 pesos con 40 centavos, y se calculó en el 2022, que 198 millones de habitantes del mundo estaban en esta situación. Bajo esta óptica de medición en México el 10.95% de sus habitantes se encuentran en pobreza extrema.
Para combatir la pobreza se requieren de políticas públicas dirigidas a la generación de ingresos para quienes se encuentran en dicha situación, sin duda se ha demostrado que el reparto o entrega de dinero no ha generado una reducción significativa en la pobreza. Incluso se deben de desarrollar políticas de salud y de educación que nos permitan como país vencer el mayor de los problemas económicos, la pobreza.
Mientras se destine dinero y recursos tanto humanos como materiales a obras faraónicas, sin ser estas productivas, con visión, de manera casi imposible se podrá reducir la pobreza, por ello es necesario una reorganización o replanteamiento de las políticas del gobierno federal donde se logré ayudarle a quien lo necesite para generar sus propios ingresos, sin olvidar que aquellas políticas gubernamentales generalizadas sólo provocan mayor desigualdad económica, política y social pues tratar a los desiguales de una forma igual es desigual.