Néstor J. Hurtado Vera
No sé si sea una cuestión de formación, pero siempre he pensado que un gobierno al que no le agrada la transparencia, tiene arraigos dictatoriales y monárquicos, lo que en sencillas palabras representa corrupción, opacidad y, sobre todo, mal uso de los recursos públicos.
En la agenda nacional hay un escándalo mediático con relación al Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), ya que de los 7 comisionados que integran dicho organismo autónomo, 3 concluyeron su periodo oficial y es labor del Senado de la República nombrarlos, pero el presidente, Andrés Manuel López Obrador, se ha manifestado en contra del organismo y lejos de permitir que se renueve, busca por la vía legislativa desaparecer al INAI, porque considera que “sería mejor si no existiera”.
A su estilo, acusó que dicho organismo “es un cero a la izquierda y que no sirve para nada”, por lo que solicitó a los senadores desaparecerlo y que la Auditoría Superior de la Federación asuma las funciones de transparencia. Como siempre y en su tradicional “mañanera” acusó que fue creado para simular corrupción y no para combatirla.
En una cosa si tiene razón, el INAI no combate la corrupción, su función es garantizar el acceso a la información pública, así como proteger los datos personales, pero la manera en la que intenta seguir desapareciendo instituciones o debilitándolas, no es digna del Titular del Poder Ejecutivo Federal. Una de dos, o miente o desconoce, y cualquier escenario, ofende a los mexicanos.
México empieza a sentir las consecuencias del debilitamiento institucional, ahora tocó el turno del INAI que desde su nacimiento como Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) en 2003, ha brindado a la ciudadanía, así como a los periodistas, la oportunidad de conocer detalles del gasto de recurso público en todos los niveles de gobierno, que cuando se dan a conocer anomalías, ayudan mucho para ahí sí, combatir a los gobernantes o administraciones corruptas.
En palabras prácticas, muchos escándalos de corrupción desde dicho año, se han descubierto gracias a solicitudes de información, de hecho, el mismo López Obrador logró saber con exactitud las pensiones de los expresidentes, pero ahora que los datos no le convienen, casualmente y a mi consideración con miras a la sucesión presidencial del próximo año, pide a la Cámara Alta, desaparecer al INAI.
Apenas la semana pasada, el país se enteró que, uno de sus hijos tiene una red de personajes muy allegados que están siendo beneficiados con presupuesto federal, hace meses nos enteramos de la estafa pública más grande en la historia y se dio en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), quizás sea la razón por la que ya le “estorba” dicho organismo.
Ya no me sorprende que el discurso del presidente cambie bruscamente, ya vio que no es lo mismo ser candidato opositor a gobernante, lo lamentable es que antes aplaudía cuando la información se hacía del conocimiento público y ahora se enoja cuando la corrupción apunta hacia su gobierno.
Cierro con un llamado a los legisladores, a toda la clase política, a los comunicadores y a las organizaciones civiles, para que cerremos filas y exijamos al presidente que el INAI, tampoco debe tocarse.