Oscar Ballesteros
La pérdida de un hijo de apenas 1 año fue una etapa que marcó la vida de Deyanira Díaz Campos, quien se ha refugiado en la docencia para tener cientos de hijos a través de 56 años de trabajo en primarias; actualmente es directora de la Escuela Primaria No. 1 ‘Club de Leones’ en donde se sigue contagiando de la energía de los pequeños.
“Hasta que tú quieras y tú aguantes (trabajando, le dice uno de sus hijos), porque sufrí la pérdida de un hijo y me agarré de la escuela a trabajar aquí he hallado, llenar ese hueco que dejó la ausencia de ellos, esa es la situación que yo tengo” expresó Deyanira quien ya tiene 28 años a cargo de dicha primaria.
A través de su larga trayectoria, como docente, madre y abuela, compartió que ha vivido distintas escenas con los alumnos, quienes de vez en cuando la encuentran para mostrarle su cariño, “creo que me aprecian, llegan y me dan un abrazo, me dicen mamá, abuelita, se confunden y digo que me quieren mucho”, comentó.
“Para mí todos son mis hijos”, por lo que además de sus 3 hijos ingenieros dijo que, tiene maestros, abogados, doctores y licenciados que en donde la vean, rápidamente la saludan, recordando que en algún momento ella fue quien les dio clases.
No sólo lo académico es el trabajo que se desempeña como docente, sino también se convierten en padres de cientos de alumnos durante el horario escolar, papel que la ha llevado a visitar hospitales por diversas situaciones en donde sufren algún accidente y la preocupación es por sanarlos rápido.
“He tenido casos muy difíciles, niños que han sufrido accidentes fuertes, hemos tenido que dar a los hospitales y son experiencias como si fueran de nosotros los alumnos, y me llevan con ellos los maestros, siempre tratamos de mejor y que no se perjudique ningún niño” recordó.
Así como las preocupaciones, también recuerda momentos gratos a raíz de los alumnos, pues muchas veces acuden a la primaria, como padres de familia, entran al plantel y le comentan “ahora está muy chiquita la escuela”, señal de que ellos vivieron su infancia ahí, con ella, pues la escuela no ha cambiado, pero ellos ya han crecido.
Esta situación no sólo se vive dentro de la escuela ya que, incluso fuera del lugar, ‘sus hijos’ la siguen reconociendo.
“Fui a una consulta con mi nieta, y el médico me pregunta ¿usted es la maestra Deyanira? y le pregunté si era padre de familia de la escuela y me dijo no, descubrí que era un ex alumno mío en el año 1971, un alumno muy bueno al que le di quinto grado”, rememoró la directora.
A pesar de su longeva trayectoria a la cual dice ya es suficiente para su segunda jubilación, ella sigue con la misma energía de seguir trabajando, pues son los niños quienes la llenan de energía y así es como llena el hueco de 1 hijo, que luego, -dijo- Dios se lo repuso con cientos.