Yuriria Sierra
Ir tarde, tardísimo
Hace unos días, un anuncio que, lejos de generar entusiasmo habrá alimentado la incertidumbre: “Quiero ser muy claro a la vez con todos ustedes, lo digo con mucho respeto y mucha humildad (…) junto con mi familia hemos decidido que (…) no quiero ser candidato a la Presidencia (…) yo quiero ser presidente…”, sentenció el exgobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca. Yo me pregunto en cuál “multiverso” nacional la figura de este exgobernador, que, además, tiene una alerta migratoria, alimenta sanamente la carrera presidencial del próximo año. Si algo no importó en la agenda política nacional de los últimos días fue está audaz aspiración. Y este ejemplo pinta como pocas cosas la ruta de la oposición que sólo ve como la agenda política se define del otro lado de la acera.
Mientras en Morena acaparan reflectores y el debate público sobre el rumbo de las corcholatas, la oposición no ha sido capaz de colocar a ese mismo nivel a ningún personaje que, verdaderamente, pueda presumir un capital político con posibilidades de pelear la elección del próximo año. Hace unos días, Lilly Téllez escandalizó con un discurso en el que presumió sus posturas sumamente radicales: “A nadie debería avergonzarle defender la vida, el esfuerzo individual, la familia, la propiedad privada, el orden y el Estado limitado. A nadie debería de avergonzar defender un modelo de educación libre de adoctrinamiento partidista y de ideologías de género. Debemos defender nuestras razones frente a las ideologías que condenan al deterioro moral, a los que no caben en ciertas identidades…”, afirmó. Más allá del mensaje ultraderechista, que ya quisiera haber pronunciado el más recalcitrante republicano en Estados Unidos, no vemos a la multitud conservadora celebrando a Téllez, al menos no más allá del aplauso pasajero en redes sociales ante sus momentos altamente mediáticos.
Los comicios en Coahuila y el Estado de México son la aduana de la presidencial, comentamos hace un par de días. En territorio mexiquense parece estar definido, según encuestas. En Coahuila, la alianza opositora no se da cuenta que si su candidato va a adelante más que por labor propia, es por consecuencia de las disputas internas en Morena que provocaron que Ricardo Mejía y el PT buscaran un lugar propio en la boleta, pero ¿qué pasaría si esas diferencias con Armando Guadiana se resolvieran?
La oposición se empoderó luego de la elección intermedia en 2021, en la que quitó la mayoría calificada que tanto necesitaba Andrés Manuel López Obrador, también arrebató varias de las alcaldías en CDMX, pero ¿han aprovechado esa ventaja o siguen creyendo esas victorias como algo orgánico o se atreven a analizar si, tal vez, fueron resultado de un voto de castigo para Morena?
Desde el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2018, la oposición no ha logrado configurar un proyecto que se muestre como una opción lejana al discurso polarizante que llega desde Palacio Nacional. Sus posturas no marcan ruta, siguen la agenda que ahí se impone todos los días. Y a un año de la elección presidencial van tarde, tardísimo. ¿Por qué entonces permiten que personajes, como García Cabeza de Vaca, entren en su carrera rumbo al 2024? Ya deberían ya tener concretado un camino firme. Con tantas equivocaciones y fracasos de la Cuarta Transformación, también es responsabilidad de la oposición que los niveles de aceptación del Presidente estén por encima de la media, no han sabido argumentarle al electorado los porqués serían una mejor opción. Si este domingo fuera la elección: PRI, PAN, PRD apenas sumarían 14% de la intención de voto, según una encuesta de Demotecnia, misma que pone a Morena en 63%, pero de esto hablaremos mañana…