Por Antonio Zamora
El Mini Sky City es un edificio de 57 pisos construido en solo 19 días…
Y no, no es algo de ciencia ficción. Esa proeza fue hecha en la ciudad de Changshá, China, pero cabe decir que para lograrlo echaron mano de muchas partes ya prefabricadas…
Para quienes debutarán como papás les diremos que los bebés recién nacidos y hasta que tienen los siete meses, pueden comer, respirar y emitir sonidos al mismo tiempo…
¿Sabía usted que el concepto de “fin de semana ni existía en el mundo occidental hasta el año de 1926?
O ¿qué el Morning Glory Spillway de Estados Unidos, es el vertedero hidráulico más grande del mundo?
Y que el Bosque de Chapultepec es el bosque más urbano más grande de Latinoamérica y es dos veces mayor que el Central Park ubicado en Nueva York…
Esto y más mañana porque hoy es domingo de reflexión o lo que es igual de crisis existencialista, dos puntos y aparte:
Orihime y Hikoboshi son dos amantes japoneses convertidos en estrellas y que por órdenes del padre de ella, sólo pueden encontrarse y celebrar su amor una vez al año.
Ese día sólo ocurre en el séptimo día del séptimo mes lunar, es decir el 7 de julio —o el 7 de agosto según el antiguo calendario chino, que es el lugar donde la leyenda se originó— siempre y cuando el cielo esté despejado.
El encuentro entre estas dos estrellas le ha dado lugar al festival de Tanabata o Festival de las Estrellas…
En este festival se acostumbra a escribir en un pedazo de papel de cinco colores diferentes, llamados tanzaku, un deseo, para después colgarlo en los árboles, preferiblemente de bambú.
Se acostumbraba que las mujeres desearan ser mejores costureras, mientras que los hombres deseaban mejor caligrafía…
Posteriormente, los árboles y los tanzaku son quemados, o bien se lanzan al mar para que floten.
La leyenda está inspirada en las estrellas Vega y Altair, ambas las más brillantes de las constelaciones Lyra y Aquila, respectivamente.
En la tradición japonesa, Vega tomó el nombre de Orihime y es hija del Rey de los Cielos, ella se dedicaba a tejer vestidos…
Altair tomó el de Hikoboshi, quien cuidaba bueyes y vacas…
Según las diferentes versiones de la leyenda, ambos se vieron a pesar de vivir en diferentes extremos del río —representado por la Vía Láctea— y quedaron instantáneamente enamorados.
Otras versiones dicen que el padre de ella arregló que ambos se vieran.
Independientemente de cómo se dio su encuentro, Orihime y Hikoboshi se enamoraron perdidamente uno del otro al punto que dejaron de atender sus oficios.
Orihime dejó de tejer las prendas y Hikoboshi dejó que los bueyes rondaran sin guía, con el único fin de estar junto a su pareja.
Cuando el padre de Orihime notó que los jóvenes dejaron sus obligaciones, prohibió que se vieran, aunque tras los ruegos de Orihime, permitió que se encontraran una vez al año, siempre y cuando las condiciones meteorológicas lo permitieran.
Si el cielo se encuentra despejado, entonces una parvada de urracas se juntan para crear un puente sobre el río que Orihime cruza para encontrarse con Hikoboshi y poder disfrutar de su único día en pareja.
Pero en caso de que el estado del tiempo no los favorezca, por ejemplo, con una lluvia, las urracas no forman el puente y se interpreta que la lluvia de ese día son las lágrimas de tristeza porque los amantes no pudieron encontrarse…
Leyendas como ésta probablemente se originan de la observación de los cielos y otros fenómenos naturales, en México nos sucede con nuestros volcanes: el Popocatépetl e Iztaccíhuatl…
Si bien estas dos estrellas nunca se encuentran en el cielo, siempre se acompañan, inspirando a miles de generaciones con una historia romántica…
Instauran tradiciones, como el Tanabata, que gira en torno a la celebración del amor, los buenos deseos y mejorar las habilidades propias…
NOS LEEMOS MAÑANA…