Néstor J. Hurtado Vera.
El pasado domingo sin duda vivimos un proceso histórico por muchos factores, pero el que más destaca obviamente, es el arrollador triunfo de Manolo Jiménez y la fuerza con la que llegará al poder, al conseguir una ventaja de más de 462 mil votos a su rival más cercano y como hace décadas no sucedía, obtuvo más votos que todos sus oponentes juntos, para ser exactos mientras que Morena, Partido del Trabajo, Unidad Democrática de Coahuila y Verde obtuvieron en conjunto más de 528 mil votos, Manolo obtuvo a través de su alianza más de 741 mil votos.
Definitivamente, el triunfo tan contundente del PRI permite hacer un análisis de muchos factores, como la buena campaña de la Alianza por la Seguridad, la claridad en las propuestas, el carisma del ahora Gobernador electo, pero uno de los más importantes es el buen trabajo del Gobernador, Miguel Riquelme, que en muchas áreas ha destacado, pero principalmente en seguridad, salud, economía, desarrollo social y competitividad económica; resultados que hasta la fecha lo mantienen como el Gobernador mejor evaluado en el país.
Al calor de la campaña, principalmente los 3 candidatos opositores al PRI dijeron muchas cosas, la mayoría solo retórica para tratar de captar la mayor cantidad de votos posibles, pero es una realidad que hoy por hoy en Coahuila se vive en paz y hay condiciones económicas para que sus habitantes puedan tener una mejor calidad de vida en comparación con otros estados del país, por lo que creo antes que cualquier reflexión, que el resultado es un reconocimiento firme al buen trabajo de Miguel Riquelme.
Desde otro ángulo, creo que quedan dos lecciones muy claras de cómo pensamos la mayoría de los coahuilenses y sobre todo de qué queremos para nuestro futuro y son las siguientes: la primera es que la filosofía de la “4T” y del Presidente López Obrador no es compatible en Coahuila, que con ese discurso de polarización y de agresividad hacia las instituciones, fue más que contundente que en nuestro estado no coincidimos con esa visión de la vida pública.
La segunda es que los ciudadanos respaldaron abismalmente a un proyecto que, a pesar de haber sido rivales en el pasado, como el PRI y el PAN y que tan solo hace seis años pelearon electoralmente hablando por la gubernatura, hoy con altura de miras encontraron coincidencias y pusieron en primer lugar los intereses de Coahuila.
Independiente de la gran división de la izquierda en Coahuila, en donde por primera vez en la historia mandaron a tres candidatos y donde se partió brutalmente el voto, me quedo con el potente mensaje de que en esta tierra se premia a los que trabajan, no a los que hacen “grilla” y que se apuesta por proyectos que suman a la ciudadanía a trabajar por los retos que vienen, dejando atrás las diferencias políticas e ideológicas.