SAN JOSÉ, Costa Rica.- ¡Tiembla el Palacio de Nariño! La sede de la Presidencia de Colombia se hundió desde anteanoche en una de las mayores conmociones políticas que, en menos de 10 de sus 48 meses de mandato, arrastró al presidente, el izquierdista Gustavo Petro Urrego, y ahora por la presunta infiltración de unos 3 millones 500 mil dólares del narcotráfico en la campaña electoral que lo catapultó al poder en 2022.
Una niñera, un maletín con dinero en efectivo y unas grabaciones telefónicas con 43 insultos sobre la reputación femenina y con sugerencias de que plata sucia financió a Petro en la contienda en las urnas aderezaron una trifulca palaciega que destapó las intrigas en las entrañas del círculo íntimo del mandatario, el primero de izquierda en la historia de Colombia. «Este es el escándalo más grave que ha tenido el gobierno hasta ahora y prácticamente puede tener a la gobernabilidad del presidente en veremos», aseguró el economista y relacionista internacional colombiano Sergio Guzmán, profesor de Administración de Empresas de la (no estatal) Universidad Externado de Colombia, de Bogotá.
Con el nuevo conflicto «justamente no sólo se corre el riesgo de aislar personas de los partidos tradicionales que decidieron acompañar a Petro en la campaña presidencial. También advierte riesgos para aquellos partidos tradicionales que quieran acompañar a Petro en sus muy ambiciosas y amplias reformas», dijo Guzmán a EL UNIVERSAL.
Tras dimitir el viernes pasado como embajador de Colombia en Venezuela, el político y comunicador Armando Benedetti advirtió a la politóloga colombiana Laura Sarabia, exjefa de gabinete de Petro, que podría revelar secretos del financiamiento ilegal de la campaña. En grabaciones difundidas el domingo por la revista Semana, de Bogotá, y en las que se le escuchó molesto, Benedetti amenazó a Sarabia: «Laura (…) nos hundimos todos. Acabamos todos. Nos vamos presos (…) Con tanta mierda que yo sé, pues nos jodemos todos, si ustedes me joden a mí, yo los jodo a ustedes».
Al ser pieza vital de Petro, candidato de la coalición Pacto Histórico, Benedetti consiguió unos 15 mil millones de pesos colombianos (unos 3 millones 500 mil dólares) para la segunda ronda de los comicios, que se efectuó el 19 de junio de 2022. El aspirante izquierdista ganó la primera vuelta —29 de mayo— y, con la inyección monetaria, reforzó su trabajo para la segunda, esencialmente en el área del Caribe, que fue crucial para derrotar al centroderechista Rodolfo Hernández y avanzar al 7 de agosto para asumir su cuatrienio. Benedetti tuiteó anteayer que los audios divulgados «han sido manipulados. Pido excusas al presidente» y a Sarabia, uno de los principales personajes en Nariño, «por la agresión y el ataque malintencionado que no viene de mi parte».
Petro aceptó la disculpa, anticipó que el lío será dilucidado en vía judicial y en un extenso tuit recalcó que en su gobierno «ni se han aceptado chantajes sobre cargos públicos o contratos, ni se han recibido en la campaña dineros de personas ligadas al narco, ni mucho menos se han manejado cifras [de millones de dólares] fuera de contabilidad».
La controversia estalló al revelarse en mayo que la colombiana Marelbys Meza, niñera en la residencia de Sarabia, fue sometida en enero a un polígrafo en Nariño para verificar si mintió o no ante la pérdida o la desaparición de un maletín con gran cantidad de dinero en esa vivienda. Sarabia dimitió el viernes pasado y reafirmó la legitimidad de sus actos, pero el origen de los fondos en efectivo quedó en signo de interrogación y ahondó las dudas acerca de si habría sido el resultado de sobornos. «Esto, claramente, va a afectar la gobernabilidad hacia adelante», advirtió Guzmán.