CIUDAD DE MÉXICO.-La tercera onda de calor arreciará esta semana en todo el país.
De acuerdo con Pronóstico Extendido del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), este martes se registrarán temperaturas mayores a 30 grados Celsius en las 32 entidades del país y de entre 40 y 45 grados en 21.
Las entidades con calor más intenso, causado por una circulación anticiclónica en niveles medios de la atmósfera, serán Baja California, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Morelos, Oaxaca, Chiapas, Durango, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Hidalgo, Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán.
En Baja California Sur, Chihuahua, Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Estado de México, Puebla y Quintana Roo se esperan temperaturas máximas de entre 35 y 40 grados, y en Tlaxcala y Ciudad de México.
El miércoles, el número de entidades con temperaturas de más de 40 grados ascenderá a 23, y el jueves y el viernes a 24.
Ángel Refugio Terán Cuevas, especialista del Instituto Politécnico Nacional, advirtió que esta tercera onda de calor, de las cuatro previstas para este 2023, podría ser la más intensa en temperaturas máximas y número de días de duración.
Indicó que las ondas de calor -masas de aire que presionan hacia abajo por gravedad- se ven agravadas por el aumento de las manchas urbanas, la deforestación y los incendios forestales, que provocan un calentamiento que va creciendo por la estabilidad atmosférica -sin viento y nubosidad-, a lo que se suma la industria y el incremento del parque vehicular.
Impacta El Niño
Aunque en México las altas temperaturas han ido rompiendo récord, este escenario se repite a nivel mundial debido a que este mes se estableció oficialmente el fenómeno El Niño, que se forma cada seis años y se encarga de calentar el Océano Pacífico.
Este evento impacta en prácticamente la mitad del mundo occidental, pues el Pacífico determina la humedad y temperatura en la región.
El Niño incide en que existe menor desplazamiento de polvo del desierto del Sahara sobre el Océano Atlántico, lo que limita que dichos polvos absorban la energía solar y, en cambio, se caliente aún más el océano, de acuerdo con la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de la NASA.