Rubén Moreira Valdez
En esta temporada de calor, hablemos de calentamiento global, porque las altas temperaturas que nos están azotando son inducidas principalmente por el ser humano; al menos eso dicen algunos expertos.
Origen: emisión de gases invernadero, sobre todo dióxido de carbono (CO2). Causantes: quema de combustibles fósiles y producción de electricidad a partir de ellos (40%), industria (20%), transporte (20%), tala de bosques por actividad agrícola (14%), hogares (6%). Mayores contribuyentes en el mundo: 15 países, entre ellos México, en el lugar número 14, con 1.13% de las emisiones.
Aquí la lista, en orden de mayor a menor número de emisiones: China, USA, India, Rusia, Japón, Alemania, Irán, Corea del Sur, Indonesia, Arabia Saudita, Canadá, Sudáfrica, Brasil, México y Turquía. Hay que dejar claro que entre chinos y gringos emiten casi la mitad de la contaminación del planeta, y a ninguno de ellos se le ven ganas de cambiar su conducta. Por ejemplo, los primeros tienen 946 carboeléctricas y nuestros vecinos 286; en México hay tres.
México, como la mayoría de los países de la lista y, en general, del mundo, mantiene sus compromisos internacionales solo en el papel y la palabra. En la realidad poco se ha hecho, sobre todo en los últimos años. Aún peor, se ha dado marcha atrás en las políticas públicas para la generación de energías limpias, principalmente electricidad.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, ha hecho un enérgico llamado a cumplir con los compromisos de la agenda climática; principalmente a poner fin al uso a los combustibles fósiles y reducir las emisiones en un 45% de aquí a 2030.
Sin embargo, podría ser tarde: en abril del año pasado, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, convocado por la ONU, advirtió que el deterioro del planeta por la emisión de gases invernadero ha ido avanzando mucho más aceleradamente de lo que se esperaba, y si no se frena la generación de CO2 para 2025, el futuro del planeta será inviable.
Ya en 2019, once mil científicos de 153 países escribieron una carta abierta en la Revista BioScience, declarando al planeta en emergencia climática y augurando un sufrimiento incalculable si no damos marcha atrás.
Hagamos aquí recuento de algunas de las graves consecuencias del calentamiento global, para que estemos conscientes de lo que nos espera: temperaturas cada vez más altas, oleadas de calor más fuertes, tormentas más intensas, huracanes más peligrosos, propagación de enfermedades, pérdida de ecosistemas, extinción de especies, aumento del nivel del mar, escasez de alimentos y, por tanto, carestía.
La década de 2011-2020 fue la más cálida jamás registrada. Pero la cosa se pone peor: el 17 de mayo de este año un informe de la ONU advierte que las temperaturas mundiales alcanzarán en los próximo cinco años niveles récord, impulsadas, en conjunto, por los gases de efecto invernadero y fenómenos meteorológicos.
El problema, en temas climáticos, es que la solución es de todos, pero en especial de los países ricos, porque lo que provoca una nación que falta a sus compromisos en la agenda climática, lo pagan todas. Mi viejo maestro de marxismo decía: “los países ricos lo son por abusones y no por decentes o democráticos: esclavizaron, oprimieron, deforestaron, invadieron y expoliaron”.