Una de las grandes obsesiones y pasiones que tienen los científicos radica en el hecho de encontrar compuestos químicos necesarios para la vida tanto en nuestro sistema solar como en otros sistemas planetarios de la Vía Láctea.
Esta obstinación ha dado sus frutos y, gracias a ella, hasta el momento han sido localizados más de 5,000 planetas fuera de nuestro sistema solar (la lista sigue aumentando), aunque desafortunadamente la mayoría de ellos no poseen las condiciones para albergar vida.
La presencia de compuestos químicos esenciales para el surgimiento de organismos vivos tan complejos como nosotros, se han encontrado ya en varios planetas y lunas de nuestro sistema solar, por lo tanto, al parecer, la vida podría ser algo no tan poco común en otros sitios del universo, a pesar de que existen muchos requisitos que se deben cumplir para que ésta pueda surgir y desarrollarse adecuadamente.
Por ejemplo, sin ir muy lejos, entre 2004 y 2017, la sonda Cassini enviada en conjunto por la NASA y la Agencia Espacial Europa, halló en Encélado -el sexto satélite natural más grande de Saturno- metano, un compuesto químico al cual se le relaciona en la Tierra con la presencia de vida.
Este gas -que es inodoro, inflamable y no tóxico- se produce de manera natural por la descomposición y putrefacción de materia orgánica. Además, en nuestro planeta, surge debido a la descomposición de materia orgánica presente en pantanos, por las filtraciones de gas en los depósitos del subsuelo, así como por la digestión de los alimentos que llevan a cabo los animales.
En definitiva, la presencia del metano en otros mundos podría estar relacionada con la abundancia de microorganismos, aunque esta hipótesis todavía no es concluyente.
De lo que ya no existe la menor duda es que, gracias a los descubrimientos de la nave Cassini entre 2004 y 2017, un grupo de científicos publicó el pasado miércoles en la revista Nature un trabajo de investigación donde dan cuenta de la presencia de fosfatos en Encélado.
Los fosfatos son químicos que contienen el elemento fósforo. Este último es un ingrediente esencial en los huesos y en los dientes de los seres humanos, además de considerársele un mineral importante para la vida tal y como la conocemos ya que está presente en las células. Junto con el fósforo, otros compuestos indispensables para el surgimiento de organismos vivos son el carbono, el hidrógeno, el nitrógeno, el oxígeno y el sulfuro. Todos estos, según lo ha demostrado Cassini, existen en Encélado.
Por otro lado, para llegar a la conclusión de que esta luna de Saturno posee fosfatos, los investigadores, encabezados por Mikhail Zolotov, profesor de la Escuela de Exploración de la Tierra y el Espacio de la Universidad Estatal de Arizona, realizaron un estudio en profundidad de 345 granos de hielo del “anillo E” de Saturno, el cual está formado por las emisiones de Encélado.
Posteriormente, midieron la composición de las ráfagas de polvo que surgen de las colisiones de estos granos con una placa de metal que llevaba a bordo Cassini en uno de sus múltiples instrumentos. Con ello descubrieron que 9 de las 345 partículas heladas analizadas tenían masas moleculares que apuntaban hacia la presencia de fosfatos. Más tarde realizaron un análisis aún más riguroso de estos granos.
Y, para asegurarse de que no estaban malinterpretando las lecturas de Cassini, llevaron a cabo una serie de experimentos en el laboratorio, probando diferentes estados y concentraciones de fósforo. Para su sorpresa -porque en una entrevista con el periódico The New York Times mencionaron que no esperaban un descubrimiento de esta magnitud- demostraron que estas sustancias están presentes tanto en Encélado como en el “anillo E” de Saturno.
Por cierto, una de las cuestiones que en su momento no podían explicar era el hecho de por qué razón Encélado tenía tantas concentraciones de fósforo. Para resolver esta interrogante se dieron a la tarea de realizar investigaciones más puntuales, pero esta vez en el Instituto de Tecnología de Tokio, Japón. Allí simularon las interacciones geoquímicas entre el agua del océano y su suelo rocoso, encontrando que las aguas alcalinas de esta luna son ricas en carbonatos.
El fósforo puede hallarse en mayor medida en minerales sólidos como asteroides y cometas, pero, ante la presencia de aguas alcalinas como las que existen en los océanos de Encélado, el fósforo puede disolverse fácilmente.
Hay que mencionar también que Encélado posee un océano líquido el cual descansa sobre un suelo rocoso. Además, sus volcanes de hielo suelen arrojar granos congelados de materia al espacio. Dichos granos han contribuido de manera determinante a la formación de la mayoría de los anillos que rodean a Saturno.
En lo que respecta a la búsqueda de vida en dicha luna, desafortunadamente Cassini no tuvo la capacidad tecnológica para demostrar o descartar su presencia. Por ello, está contemplado que en las próximas décadas -aún no se sabe cuándo exactamente- una nueva misión llegará a Saturno y a sus lunas con la finalidad de realizar exploraciones aún más amplias y precisas.
Esta nueva misión, todavía en fase conceptual, impulsada por la Universidad Johns Hopkins y denominada Orbilander, no solamente viajará alrededor de Saturno y sus lunas, sino que también aterrizará en la superficie de Encélado.
(Aristegui noticias)