Pascal Beltrán del Río
Infodemia electoral
He venido diciendo que el Frente Amplio por México –la alianza opositora que agrupa a PAN, PRI y PRD y a organizaciones ciudadanas– se ha equivocado en la comunicación sobre el método que utilizará para designar a su abanderado presidencial.
Le ha faltado definir cuestiones básicas con precisión, como la manera en que los aspirantes a la candidatura recabarán las firmas requeridas para contender; la rendición de cuentas de los gastos en que incurran los participantes, y la integración del listado nominal y el número de casillas que se usarán en la elección primaria del 3 de septiembre, entre otros aspectos.
Me parece que el Frente se beneficiaría mucho si designara a un solo vocero, pues así evitaría que los dirigentes de los partidos y de las organizaciones sociales se contradigan en público, y que algunos de los que originalmente se mostraron interesados en competir por la postulación hagan declaraciones que pongan en duda la transparencia del proceso.
Dicho eso, el Frente acaba de ser víctima de la infodemia que será parte de las campañas que no se han iniciado de manera legal, pero que ya comenzaron en los hechos.
El martes por la tarde, los integrantes del Consejo Electoral Ciudadano, que se había creado a instancias del Frente Cívico Nacional (FCN) –una de las organizaciones integrantes del Frente Amplio por México (FAM)–, declararon disuelto el grupo, en vista de que su función ya no sería necesaria, pues este último Frente habrá de nombrar a sus propios comités de organización y vigilancia, al parecer hoy mismo.
La interpretación que comenzó a correr en las siguientes horas –cosa en la que jugaron un papel multiplicador las redes sociales– es que el recién formado FAM había perdido la confianza de los integrantes del grupo que organizaría y calificaría el proceso interno que arrancará el martes 4 y finalizará el 3 de septiembre. Y no es así.
Incluso, connotados colegas se fueron con la finta y reprodujeron esa información incorrecta.
El viejo truco de reportear me llevó a conversar con Guadalupe Acosta Naranjo, integrante del FCN, y Leonardo Valdés, expresidente del Instituto Federal Electoral y miembro del Consejo Electoral Ciudadano.
Ambos me explicaron que los renunciantes eran parte de un órgano que había perdido su utilidad, pues se había creado para arbitrar el proceso de designación de un aspirante presidencial del propio FCN, mismo que habría de medirse con los precandidatos de los partidos de la Alianza Va por México –PRI, PAN y PRD–, en un modelo de contienda que surgió durante las negociaciones iniciales entre las partes para conformar una coalición opositora y que al final se desechó.
Dicha idea terminó por ser sustituida por una convocatoria abierta, en la que se ha invitado a participar a todo el que quiera. Lo ideal, como he escrito, es que el nuevo FAM hubiese anunciado el mismo lunes 26 a su árbitro. De hecho, lo iba a hacer –me dicen–, pero por alguna razón se pospuso.
En su renuncia a contender en este proceso, la senadora Lilly Téllez mencionó ayer la falta de árbitro como una de sus razones.
Ayer, en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, en la sección Quién es quién en las mentiras –que acaba de cumplir dos años y tiene el supuesto objetivo de ventilar y rectificar la infodemia–, la lectora de esa sección se mofó de la oposición y dio por buena la versión falsa de que el FAM se había quedado sin árbitro, apenas un día después de nacer públicamente. “¿Pues qué pasó, no que éramos amigos?”, ironizó.
Como se ve, la lucha electoral que se avecina estará plagada de mentiras. Eso nada tiene de nuevo, desde luego, pero el coro de la infodemia será más ruidoso esta vez, pues participará en él, de manera destacada, la conferencia presidencial.
Y, a juzgar por los hechos, la peor clase política que ha tenido el país en muchas décadas y la impericia de los actores para comunicar sólo volverán más complicado que se conozca la verdad y que los electores puedan basarse en ella para tomar su decisión.