Alexis Massieu
Tras 19 años en el Poder Judicial del Estado, el día de ayer celebró su última audiencia, el Juez Penal Abraham Guillermo Rodríguez García, quien sorprendió a sus amigos y colegas, al anunciarles que había optado tras 8 años de toga y mallete, por el retiro voluntario.
Hijo de Abraham Rodríguez, reconocido locutor de la WQ, Abraham Guillermo, egresó en el año de 1998 como licenciado en Derecho, por la Universidad Autónoma de Nuevo León, sumándose a la función pública, el primero de mayo del año 2004, ocupando el puesto de actuario, lo que dio inicio a una carrera ejemplar, que lo llevó a ser el primero en recibir el nombramiento de juez penal del sistema acusatorio y oral.
Para Abraham Guillermo, el mes de junio, fue siempre clave en su carrera, ya que su ascenso de actuario, a secretario de acuerdos, fue un 15 de junio del año 2010, y en ese mismo día, pero de hace 8 años, dio el paso decisivo para convertirse en juez, mediante un examen de oposición en el que quedó en primer lugar.
Quien hasta el día de ayer, era el único juez penal originario de Monclova, en éste Distrito, explicó: que los primeros jueces del sistema oral, fueron precisamente quienes ya lo eran en el sistema tradicional, siendo la suya, la primera promoción en todo el Estado, que implicaba el nombramiento de un nuevo juez para el nuevo sistema.
Además de su paso por el Poder Judicial, que lo llevó a vivir etapas importantes de su carrera en ciudades como Saltillo y Acuña, Abraham Guillermo Rodríguez, impartió cursos, talleres y cátedras en diversas instituciones educativas, como la Universidad Autónoma del Noreste, La Metropolitana, La Vizcaya y la de Durango.
Nuevamente el mes de junio fue decisivo en su carrera, y para sorpresa de muchos decidió jubilarse de la toga y el mallete de manera prematura, de una etapa como juzgador, en la que lo único que lamenta, es que su padre, no hay podido ver hasta dónde llegó.
Cuando se le preguntó, qué tanto de lo que había logrado se lo debía a su padre–¡todo!—respondió. “¡Abraham Rodríguez, gracias!”, le dedicó el Sonido de Acero, a su padre, por una de las tantas colaboraciones que tuvo con el Sonido Mazter, recordó el juzgador.
Distinguido por su sencillez y su carácter amable, como por la solvencia que para resolver los casos más complicados, le dio el conocimiento y la experiencia, Abraham Guillermo Rodríguez García, marcó una manera de trabajar en el Centro de Justicia Penal.