Luis Ángel Estrada
Sobre una silla de ruedas, coloca encima de sus piernas una pequeña mochila en la que contiene una bolsa con revoltura, es un hombre de la tercera edad que se encuentra en la calle De la Fuente, teniendo como compañía un grupo de palomas que se acercan a él, se van directo a sus manos donde trae el alimento para que las aves lo consuman.
El adulto en lo que parece ser el lugar donde habita, como principal rasgo característico es el tener una barba larga canosa, así como unos lentes oscuros, presenta problemas con el habla, haciendo señas de que no puede hilar muchas palabras.
Este reportero se las ingenia y le hace la pregunta de cuánto tiempo lleva haciendo, cierra el puño de una de sus manos tratando de explicar que son muchos años realizando la labor de darle de comer a las aves, actividad que realiza en la mañana y en las tardes.
También se le preguntó si consideraba a las palomas como parte de su vida, asentando la cabeza, emitiendo una sonrisa como señal de la grata compañía; lamentablemente no quiso responder en relación a si vivía solo o acompañado
Se le cuestionó de que, si era pensionado, respondiendo que sí. Lamentablemente debido a que era imposible el poder entablar una comunicación debido a su dificultad de habla, no pudo seguir precisando sobre la noble y entretenida labor que realiza.
Llamando la atención de unos niños luego de ver la acción que el adulto realizaba, rápidamente se acercaron y le solicitaron que les diera revoltura para continuar alimentando a las aves. El vecino de la Zona Centro observaba con demasiada atención el ver cómo los infantes alimentan a las aves.
Seguramente se mete a descansar durante la tarde, espera a que bajen los fuertes rayos del sol para volver a proceder a seguir dando de comer a las palomas que se ubican sobre el transitado sector.