Jorge Fernández Menéndez
Los otros datos
Entre el kilómetro cuadrado que dice el gobierno federal que tuvo el derrame de Pemex en la sonda de Campeche y los 467 kilómetros cuadrados que la UNAM comprobó con fotografías satelitales, hay una distancia enorme.
Lo cierto es que el derrame fue mucho mayor que el admitido (después de que fue divulgado por las ONG como Greenpeace) varios días después de ocurrido y minimizado en la mañanera: apenas fueron, dijo el presidente López Obrador, unos 350 barriles de crudo que se dispersaron rápidamente. No fue así y, como habían adelantado los especialistas de la UNAM, la mancha de petróleo comenzó a llegar a las costas de Tamaulipas y de Veracruz, y llegará en los próximos días a las costas de Estados Unidos, en el golfo de México.
Los accidentes en Petróleos Mexicanos suceden uno tras otro y siempre son minimizados, tanto, que llevaron a que bajara su calificación crediticia. Pero no se trata sólo de accidentes provocados por la falta de mantenimiento, sino también de sus finanzas.
Pemex es la empresa petrolera más endeudada y con peores números operativos del mundo. Su deuda es superior a los 105 mil millones de dólares y sus pérdidas en el último trimestre de 2022 fueron de poco más de 175 mil millones de pesos. Ninguna empresa petrolera en el mundo tiene esos números. Y no porque sean necesariamente privadas.
En Noruega, el gobierno, cuando se descubrió crudo en el mar del Norte, licitó la explotación de esos campos y los trabajó con empresas privadas y con la empresa estatal, por lo tanto, obtiene sus ingresos a través de impuestos a las compañías petroleras que explotan los yacimientos del mar del Norte, y de sus participaciones directas y en infraestructura (como gasoductos), los dividendos salen del gigante energético Equinor, del que el Estado noruego posee un 67% de las acciones.
Noruega decidió que las utilidades que dejará el petróleo irían a un fondo soberano que, a su vez, invertiría en proyectos rentables y cuyos ingresos servirían, sobre todo, para pagar pensiones, mejorar la salud y la educación en Noruega. Hoy, ese fondo, llamado Government Pension Fund Global (GPFG) of Norway o fondo de pensiones de Noruega, supera los 1.3 billones de dólares, el 69.8% del fondo está invertido en acciones, el 27.5% en renta fija, el 2.7% en bienes inmuebles no cotizados y el 0.1% en infraestructura de energía renovable.
Es el fondo soberano más grande del mundo y el principal soporte para financiar el desarrollo del país. En 2022, mientras Pemex perdía 175 mil millones de pesos en un solo trimestre, en Noruega, su empresa petrolera ganaba 139 mil 400 millones de dólares. Somos el país número 12 en producción de crudo, pero Pemex no figura siquiera entre las 100 principales empresas petroleras del mundo. Es verdad que aporta al Estado mexicano vía ingresos fiscales, pero hoy su deuda, que es asumida, en los hechos, por el gobierno federal, la estrangula, tanto como su escasa competitividad. Y los avances que se pudieron dar vía la reforma energética del sexenio pasado, con asociaciones con privados, se han anulado con la contrarreforma aprobada en éste.
No hemos administrado, como dijo López Portillo, “la abundancia” con la producción petrolera de Pemex, hemos caminado hacia un abismo por regir esas políticas con base en la ideología y no en las buenas prácticas empresariales y públicas. Hoy, Pemex, si fuera una empresa privada, estaría, literalmente, quebrada. La sostiene el gobierno que, además, invierte pésimamente unos 15 mil millones de dólares en construir una refinería, en Dos Bocas, que no hará diferencia alguna en su capacidad productiva y sus números.
VIOLENCIA Y SEGURIDAD
Los otros datos también involucran la seguridad. El gobierno festejó que haya caído el número de homicidios con respecto al 2022. Lo que no dijo es que sigue siendo un número altísimo, más de 80 asesinatos diarios y con un porcentaje de 25 muertes por cada cien mil habitantes (un país como Argentina, que vive una situación de inseguridad crecientemente complicada, tiene, por ejemplo, un porcentaje de 4.2 asesinatos por cada cien mil habitantes).
Pero tampoco se dice que lo que crece y no se conceptúa como homicidios son las desapariciones. En lo que va del sexenio, son más de 42 mil desaparecidos y cerca del 50% de los cuerpos recuperados de fosas comunes están sin identificar en morgues. No se contabilizan como homicidios, pero si así fuera, la cifra superaría con amplitud los 200 mil muertos en lo que va del sexenio.
Tampoco en otros campos parece haber demasiada coherencia entre los datos y la actuación gubernamental. Por los 40 migrantes muertos en el incendio de la estación migratoria en Ciudad Juárez lo único que hubo fue la detención de guardias privados de seguridad y una “disculpa” del director del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño. En el fraude de Segalmex por 15 mil millones de pesos (las autoridades dicen que “sólo” serían 9 mil millones), a su entonces director, Ignacio Ovalle, se lo disculpó diciendo que había sido “engañado” por sus subordinados y ahí sigue, en la nómina de Gobernación. Un elevador mata a una niña en un hospital del IMSS en Quintana Roo y la culpa, descubren ahora, es de Mikel Arriola, que fue director del instituto hasta 2017. ¿Por qué? Porque en 2016 compró el elevador en el que murió la niña, obviando que fue por una falta de mantenimiento absolutamente actual. Son los otros datos.