Yuriria Sierra
España
El escenario político español ha sido un tablero complejo en los últimos años. Al igual que en la casi totalidad de las democracias liberales de Occidente.
Las recientes elecciones en España han sacudido el panorama político de aquel país, mostrando una vez más el poder de la polarización en los panoramas políticos globales, pero también de la incertidumbre (y, paradójicamente, certidumbre) propia del sistema democrático. Es momento de reflexionar sobre los resultados y entender las implicaciones que éstos tendrán.
El escenario político español ha sido un tablero complejo en los últimos años. Al igual que en la casi totalidad de las democracias liberales de Occidente. Partidos tradicionales que han perdido su hegemonía y nuevas fuerzas que han emergido o fortalecido su presencia, fragmentando el voto y dando lugar a un sistema multipartidista que ha requerido de alianzas y pactos para formar gobiernos estables.
En estas elecciones, los ciudadanos españoles han vuelto a expresar su descontento con las opciones políticas tradicionales. Los partidos históricos, que alguna vez dominaron la escena política, han sufrido un revés importante en las urnas, mostrando que ya no pueden confiar en un apoyo incondicional. La volatilidad electoral se ha vuelto la norma y la fidelidad partidista ha dado paso a la demanda de resultados y soluciones concretas.
El partido que obtuvo más votos en estas elecciones ha sido el claro ganador en cuanto a apoyo popular, pero no alcanzó la mayoría absoluta. Esto, una vez más, ha abierto el camino para un difícil proceso de negociación y formación de coaliciones. Si bien la diversidad de opciones políticas es una manifestación saludable de la democracia, también representa un desafío para la gobernabilidad del país.
La incertidumbre se cierne sobre España, mientras las fuerzas políticas empiezan a tejer alianzas para conseguir una mayoría en el Congreso. Porque los escenarios altamente polarizados exigen hacer política para lograr construir gobernabilidad. Es en estos momentos cruciales donde se ponen a prueba las habilidades políticas y la capacidad de negociación de los líderes, quienes deben anteponer los intereses del país sobre sus propias agendas partidistas.
Es importante que los políticos españoles sean conscientes de la responsabilidad que recae sobre sus hombros. Aquel país enfrenta desafíos importantes, como la reactivación económica, combate a la corrupción, la lucha contra el cambio climático y la garantía de los derechos y libertades de todos los ciudadanos. Para lograrlo, será necesario dejar de lado la polarización y buscar puntos de encuentro que permitan avanzar en beneficio de la sociedad.
Fundamental que los ciudadanos estén vigilantes y participativos durante este proceso de formación de gobierno. La política no debe ser un espectáculo pasivo, sino una responsabilidad compartida en la que todos los ciudadanos estén involucrados. En España y en el mundo. Transparencia, rendición de cuentas y acciones concretas.
La incertidumbre política, aunque desafiante, también presenta una oportunidad para repensar y fortalecer a las democracias. La historia nos ha demostrado que la política es dinámica y que ningún resultado es definitivo. La verdadera clave para el éxito está en la capacidad de adaptarnos, dialogar y buscar consensos. En España y en el resto del mundo.