Familiares y amigos acudieron a despedir los restos de la señora Graciela Garza Arocha, quien falleció este fin de semana a la edad de 83 años de edad.
Sus honras fúnebres se efectuaron en la capilla Renacimiento, a donde acudieron sus seres queridos a darle el último adiós.
La señora Garza Arocha dejó huella en Saltillo, como una gran emprendedora, en la industria restaurantera, y uno de los personajes que han dado prestigio a la capital de Coahuila.
El orgullo nacionalista se lo imprimió en sus platillos y la decoración en su restaurante, con motivos muy mexicanos.
El artista pintor Marco Gómez Saucedo la recuerda como una gran mujer, que le dio identidad a Saltillo, que siempre mostró su amor por México, en su actividad gastronómica.
“Siempre promovió mucho las artesanías mexicanas. Amó mucho a Saltillo y tuvo mucha participación en organizaciones altruistas”, expresó.
El artista dijo que “Gachi”, como la llamaban de cariño, deja un gran legado para Saltillo, con toda esa riqueza culinaria, y siempre la vamos a recordar.
Doña Graciela Garza Arocha, saltillense por decisión propia
En septiembre de 2021 Doña Graciela Garza Arocha concedió una entrevista a el Grupo Multimedia EL DIARIO de Coahuila, donde con mirada llena de orgullo y nostalgia compartió que su camino como empresaria no fue nada fácil.
La propietaria fundadora del restaurante La Canasta, comentó que llegó a vivir a Saltillo junto con su hermana Rebeca en 1956, con el objetivo de salir adelante, en breve maduraron la idea de montar un negocio de comida, aunque el camino no fue sencillo, ya que en esos tiempos no era común que la gente comiera fuera de casa.
Enfrentó con orgullo el reto de ser mujer, “porque en 1965 era muy difícil que una mujer quisiera hacer algo en la vida, sobre todo a los 24 años que en aquel entonces tenía. Pese a eso, mi hermana y yo acudimos a pedir un préstamo para comprar un terreno, pero no creían en una mujer y nos lo negaron, así que tuvimos que ir a Monterrey y allá sí nos lo dieron, en Bonos del Ahorro Nacional”, compartió Garza Arocha, fundadora del restaurante visitado por grandes personalidades, empresarios y políticos locales, nacionales y extranjeros.
La emprendedora inició su anhelado negocio en un pequeño local ubicado en la calle Aldama en la Zona Centro de Saltillo, le apostaron a la venta de pollos rostizados, llamado rosticería La Canasta, “ese nombre nació por mi gusto y adoración por las artesanías mexicanas, porque siempre me han encantado, y en la decoración de La Canasta se puede apreciar ya que hay bastante prueba de ello”, expresó Doña Graciela, en la entrevista.
En la calle Aldama, el negocio se mantuvo por 20 meses, después las hermanas se mudaron a la calle Allende, donde permanecieron por 5 años. Fue en 1970, que inauguraron el restaurante ubicado sobre el bulevar Venustiano Carranza.
“Cuando llegamos al bulevar V. Carranza, por supuesto que no era tan grande como ahora, lo fuimos modificando con el paso de los años. Hemos tenido la fortuna de contar siempre con empleados muy fieles y con un equipo de trabajo que realmente hizo que el restaurante brillara”, comentó Garza Arocha, originaria de la Ciudad de México, siempre dijo que se consideraba más saltillense que el sarape.
LA MEJOR ANFITRIONA
La creativa mujer se dio a la tarea de tener un lugar único, comer en La Canasta desde un inicio fue toda una experiencia, el lugar reinado de buen gusto con artesanías y antigüedades, resultan el marco ideal para degustar los platillos creados por Doña Graciela, como el arroz Huérfano, las cáscaras de papa y las enchiladas ATM, que han trascendido fronteras a través de los años.
Y ni qué decir de cómo decoraba el lugar según la época del año: resaltando los adornos tricolores del mes patrio, el altar de muertos en octubre y noviembre, así como los navideños en diciembre.
Ella siempre estaba festiva, con una sonrisa a flor de piel, era la mejor anfitriona, a su lado tenía una campanita que hacía sonar para indicar a su equipo de manera muy elegante, que algún cliente necesitaba algo, pues discretamente ella se daba cuenta. En todo momento estaba al pendiente de la cocina, promovía las delicias que preparaba y atendía personalmente a los visitantes de su negocio, con un trato fraterno que obligaba a cualquiera a regresar.
“La Canasta, fue mi primer hijo, y cada pedacito que tiene, cada objeto que tiene, tiene una historia mía llena de anécdotas”, dijo.
‘UN ARROZ MUY COPIADO, JAMÁS IGUALADO’
Con gran orgullo Doña Graciela comentó que ella y su hermana Rebeca empezaron el negocio de la comida con platillos que fueran del gusto de todo el público y así poder atraer cada vez más a la gente, por lo que prepararon las enchiladas ATM, las cáscaras de papa, el filete Tapado, pero el número uno: “el arroz Huérfano, muy copiado, pero nunca igualado”.
El platillo tiene una combinación de especies, almendras, piñones, tocino y más.
“El nombre de nuestro arroz nació en una ocasión cuando invité a comer al licenciado Roberto Orozco Melo, quien era secretario de Gobierno, y le serví arroz, le gustó y me pedía más y más porque estaba muy rico. Entonces, agarró una copa y con un ademán de bendición dijo: ‘este arroz se va a llamar Huérfano, porque no tiene madre’ y desde ahí se le quedó el nombre”, dijo Doña Graciela.
Compartió emocionada y divertida la anécdota de cuando le entregaron un premio en la década de los ochentas en el Instituto Mexicano de Relaciones Exteriores, “en un evento muy solemne y serio Miguel Monroy empezó a hablar cuando me tocaba a mí y dijo: el arroz Huérfano si tiene madre y aquí está: Graciela Garza Arocha y todo mundo se atacó de la risa”. Con información del Diario de Coahuila.