Por: Willem Veltman
Los vecinos de la región centro de Coahuila conocen bien la imagen del volcán Kakanapo, visible a su izquierda cuando van manejando por la carretera de Monclova a Sabinas, apenas pasando el paraje de El Sauz (Roncesvalle). ¿Qué se sabe de ese volcán Kakanapo? ¿Aún presenta algún riesgo? ¿Podría reactivarse algún día?
La respuesta es: NO. En realidad, hay 4 volcanes antiguos en esta región centro de Coahuila, y mucho se ha especulado sobre ellos, y los peligros que podrían presentar para la población. En periódicos de Monclova, Torreón, y Saltillo se ha escrito sobre ellos, y en uno de esos artículos el Gerente de Protección Civil de Saltillo llegó a declarar que su equipo estaba preparado para todo tipo de desastres naturales, inclusive una potencial erupción del volcán Kakanapo.
Aunque la gente local siempre se refiere a un solo volcán, el Kakanapo, en realidad se trata de 4 volcanes de los cuales sus estructuras remanentes están bien registradas en el mapa geológico G14-01 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). En el mapa anexo se pueden observar los diferentes elementos: en el área entre las ciudades de Múzquiz y Sabinas se observa una franja de placas de basalto, resultado de lava que fluyó de una serie de fallas geológicas (fisuras) de más de 10 km de largo, ubicadas en la orilla de la Sierra de Santa Rosa. Estas corrientes de lava fluyeron pendiente abajo a lo largo del cauce de un afluente del río Sabinas, y llegaron hasta las cercanías de la población de Sabinas.
El elemento volcánico predominante es la placa de basalto de gran extensión, ubicada por la carretera de El Sauz hasta Sabinas, con sus 4 volcanes: Kakanapo Grande, Kakanapo Chico, Agua Dulce, y La Peña, que son colinas formadas por derrames de lava, con bases circulares de unos 500 mts de diámetro, y de pendientes externas suaves. Los cerros de Kakanapo Grande y Kakanapo Chico se ubican a 2.5 km al oeste de la carretera 57, a medio camino entre El Sauz y Sabinas, mientras los cerros de Agua Dulce y La Peña están a 13 km al este de El Sauz, difícilmente visible desde la carretera. Los 4 cerros varían en altura, desde 25 hasta 75 metros sobre el terreno colindante.
¿En qué época pasaron estos desastres naturales, y llegaron a formarse estos volcanes? En los años 2009-2010 un estudio del Instituto de Geología, de la Universidad Nacional Autónoma de México, determinó que la edad de estas estructuras es del final del periodo Terciario, y el inicio del Cuaternario, hace entre 1.8 – 3.4 millones de años (MA). Como comparativa: los dinosaurios se extinguieron a finales del Cretácico, hace 65 millones de años, mucho antes de este periodo de volcanismo. Y el hombre humano apareció en estas regiones apenas hace 30 mil años, por lo tanto, no le tocó vivir el periodo del volcanismo de Coahuila.
Al inicio del Cuaternario (hace 2.5 MA) esta parte del continente estaba caracterizado por movimientos tectónicos, el acomodo de las placas de la corteza de la tierra, causando zonas de “choque” con fallas geológicas que permitían el flujo de lava hasta la superficie. Y aunque el periodo de actividad tectónica en esta región ya haya terminado hace 2.5 millones de años, todavía podemos ver los efectos: las aguas termales de los pueblos de Hermanas, de San Blas, y algunos otros. El antiguo volcanismo dejó como herencia una extensa red de fracturas geológicas en el subsuelo, la cual permite la circulación de fluidos de gran profundidad hasta la superficie, trayéndose con ella todo tipo de minerales que pueden ayudar a curar enfermedades de la piel.
Bibliografía:
Boletín de la Sociedad Geol. de México, vol.63 no.2 Ciudad de México ago. 2011
Aranda-Gómez, J.J., et al. (2005). El volcanismo tipo intraplaca del Cenozoico tardío en el centro y norte de México: una revisión. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, LVII(3): 187-22.
Valdez-Moreno, G. (2001). Geoquímica y petrología de los campos volcánicos Las Esperanzas y Ocampo, Coahuila, México. Posgrado en Ciencias de la Tierra, Instituto de Geología. México, D.F., Universidad Nacional Autónoma de México: 104 p.
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Contribución de: Willem Veltman (ing. geofísico), en colaboración con socios Arqueosaurios ~ Arnoldo Bermea Balderas, Juan Latapi O., Francisco Rocha Garza, Luis Alfonso Valdés Blackaller, Oscar Valdés Martin del Campo, Ramón Williamson Bosque.
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