Para entender este gran proyecto de Alfonso González Arocha, se debe estar convencido que la nobleza y la bondad humana, existen.
Daniel Ordaz C.
Monterrey 14 SEP. 2023
Cuando pensamos en apoyar a una comunidad que no parece prosperar es común considerar donar tiempo o dinero. Es decir, dedicar tiempo para trabajar en esa comunidad o donar recursos para intentar ayudarles.
Si observamos la naturaleza de los programas de apoyo económico del gobierno federal veremos que están enfocados en personas con carencias legítimas, que ciertamente requieren de apoyos que no han recibido antes y que, debido a la falta de oportunidades o determinación, no han podido resolver por sí mismas.
Estos apoyos son vistos por algunas personas como asistencialismo que no transforma, ya que no enseña a pescar, sólo les da el pescado. Es curioso que Jesús no hizo el milagro de convertir a pescadores profesionales, sino de multiplicar los panes y peces para alimentar a una multitud, pero se entiende la idea de quienes se oponen; no hay forma de transformar sus vidas de forma definitiva al darles algo de dinero, aunque mejoren algo no se transforman por completo.
¿Qué me dirían si les dijera que por mucho menos de lo que el gobierno otorga cada mes a los beneficiarios de los programas de Bienestar se puede realmente transformar la vida de una comunidad?
Esto es lo que se está llevando a cabo en Cuatro Ciénegas, Coahuila, desde 2017 con el Plan Cuatro Ciénegas 2040. La asociación civil detrás de esto está liderada por el empresario nativo de la zona, pero residente en Monterrey desde 1980, Alfonso González Arocha y su esposa Maricarmen Fernández, también de Monterrey.
La visión de esta admirable pareja es brindar oportunidades a cada bebé que nazca en Cuatro Ciénegas, al igual que las oportunidades que Alfonso tuvo para salir del pueblo junto con sus 4 hermanos y estudiar en Monterrey. Sus padres vendieron su rancho y lo que tenían para poder pagar parte de las colegiaturas de sus hijos, quienes tuvieron que ingeniárselas en la gran ciudad para sobrevivir y prosperar.
Este programa es longitudinal, seguirán a los niños durante al menos 23 años. Hasta la fecha, más de 1,200 niños participan en el programa y cada año se suman 200 más. El 21 de septiembre celebrarán su séptimo aniversario y la primera generación ya ha ingresado a la primaria.
Lo interesante es que el plan no consiste en dar dinero a los padres ni en entregar cosas materiales, sino en brindar seguimiento y acompañamiento diario por parte de un equipo de 45 personas que trabajan de manera muy organizada y eficiente, con un sentido humano muy similar al que se vive en la empresa que preside Alfonso. No es un proyecto de voluntariado, sino que involucra empleados a tiempo completo, con la ayuda de algunas personas del pueblo que contribuyen en la medida de sus posibilidades.
El Plan 2040 se autodefine como una comunidad que se acerca a cada familia de las nuevas generaciones y busca acompañarlas en el desarrollo de su plan de vida para impulsar su potencial. Se basa en 5 pilares:
1. Juventud y Familia: Buscan que cada miembro de la familia trabaje en su plan de vida, un «sueño», para que trabajen en alcanzarlo y ése sea su motivación para seguir y vivir la transformación.
2. Salud: Ofrecen esquemas de prevención, detección y atención en todas las etapas de crecimiento. Mientras que en Nuevo León se tiene un índice de vacunación infantil de alrededor del 50 por ciento, en el Plan 2040 es del 97 por ciento, gracias al acompañamiento a los centros de salud, no porque ellos administren las vacunas por fuera.
3. Economía Familiar. Avivar capacidades de liderazgo y desarrollo profesional con sentido humano para contribuir a una economía familiar que vele por el plan de vida digna para su familia.
4. Educación. Promueven la formación continua de las familias de las nuevas generaciones para que en su momento puedan ser capaces de aprovechar sus oportunidades y con ello tener un mejor futuro. No sólo a los hijos, también a los padres.
5. Espiritualidad: Fue precisamente este último pilar el que despertó el interés de la familia González Fernández hace décadas, realizando viajes de «misiones» en Semana Santa con familias de Nuevo León y otras partes.
El programa se replicó hace dos años en la Colonia Independencia de Monterrey, una zona bastante difícil debido a varias razones, principalmente la violencia. Han enfrentado robos en varias ocasiones y la comunidad no es estable, ya que muchas personas se mudan debido a la violencia y terminan trabajando con inmigrantes que llegan allí por no tener otro lugar al cual ir. Hasta ahora, están trabajando con menos de 300 niños, pero la intención es continuar.
Otros empresarios de Coahuila han visto el trabajo realizado por Alfonso y Maricarmen y están buscando unirse al Plan 2040 y aprender cómo replicarlo en las comunidades donde nacieron. Se han dado cuenta de que más allá de la generosidad, es importante saber cómo convertirla en procesos reales de transformación humana, evitando que se quede en un mero asistencialismo.