La única mujer sepulturera narra experiencias paranormales que erizan la piel: cadenas que se arrastran, voces infantiles, entes que conversan con veladores
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
Almas en pena que deambulan encima de tumbas, cadenas que se arrastran, entes que conversan con veladores quienes luego descubren murieron hace muchos años, brujas, e inclusive voces y algarabía infantil a medianoche, son algunos relatos paranormales que el personal del cementerio Santa María de Guadalupe asegura ha visto entre los lúgubres pasillos.
Cuando la noche tiende su manto, algunos peatones que han escuchado tétricos sucesos y que caminan por la banqueta del panteón de la avenida Acereros, aceleran el paso cuando inicia la adrenalina, optan desviar la mirada hacia la carpeta asfáltica antes que fijarla en lápidas, flores marchitas, cruces y mausoleos donde en ocasiones se han reportado rituales de magia negra.
Nancy Vallejo Santillana, es la única sepulturera en Monclova; ella egresó de licenciada en Derecho, pero por iniciativa propia escogió el oficio de enterrar a los muertos, trabaja en el panteón Guadalupe para la administración municipal.
Narra que en cierta ocasión llegó al panteón un grupo de estudiosos de fenómenos paranormales que tienen una página electrónica en redes sociales, los cuales ingresaron previa autorización a eso de las 10:00 de la noche para recorrer el camposanto en busca de ánimas-
CAPTAN AUDIOS E IMÁGENES PARANORMALES
Entrevistada en el panteón mientras expide instrucciones a sus ayudantes, Nancy, agrega que los visitantes encendieron su sofisticado equipo electrónico de audio y video especial para captar audios e imágenes que el oído y la vista humana no pueden. “Entonces escuchamos súper bien muchas risas, bullicios, murmullos de niños, y pisadas como si anduvieran corriendo”.
Además, continuó relatando la abogada- sepulturera, -en la pantalla del aparato de video que traían, observamos perfectamente siluetas que a simple vista no se veían, no sentí miedo, creo en Dios, coincido en que hay que temer a los vivos, no a los muertos, me impresioné, pero no tuve miedo, siempre tenemos que respetar a la vida y a la muerte, además los muertos no hacen daño-
José González Ortiz, administrador municipal de panteones, platica que cuando tenía apenas algunos días de haber asumido el cargo, sería alrededor de las 10:00 de la mañana cuando ahí en el panteón Santa María de Guadalupe percibió la presencia de una persona a su lado, por lo que, al voltear para verlo perfectamente de frente, en tres o cuatro segundos desapareció.
-Me tocó un hombro, yo pensé que era alguien del personal que aquí trabaja que me quería decir algo, sin embargo, ahí no terminó todo, porque después accidentalmente vi su foto que sus familiares tenían sobre su lápida en la capilla familiar, era él no hay duda- aseguró el funcionario municipal.
Describió al aparecido como un sexagenario con camisa vaquera, bigote grande, patillas largas, pelo entrecano, pero también afirmó que no sintió pánico, pero sí sorprendido por lo que había vivido, señaló que ha sido la única ocasión que vivió un fenómeno paranormal dentro y fuera de panteones.
Por generaciones, los veladores del panteón Guadalupe se transmiten el mito, leyenda o suceso paranormal, de que ocasionalmente se aparece a plena mañana y de noche un hombre vestido con ropaje del siglo antepasado que se identifica como –Don Sebas-el cual solicita ingresar para visitar una tumba.
EL PRIMER CUERPO SEPULTADO
Sin embargo, el personaje ya no sale del camposanto, finalmente se enteran que fue el primer cuerpo sepultado en el panteón Santa María de Guadalupe en 1899 después de ser asesinado en un pleito.
La licenciada Nancy Vallejo, expresa que inicialmente por su propia iniciativa ingresó a laborar como auxiliar administrativa en oficinas de los panteones municipales Sagrado Corazón de Jesús, en Estancias, y Santa María de Guadalupe en la colonia Independencia.
Explica que abrazó esa actividad a efecto de ayudar de alguna forma a personas que no tienen dinero para sepultar a sus seres queridos. –Ahora trabajo de sepulturera perfeccionando los tiempos, formas, construcción de fosas con medidas correctas-
-Trabajamos con picos, talaches, palas, mazos, bandas para bajar los ataúdes, vigilamos tiempos que ordena la Secretaría de Salud, además medidas adecuadas, perfectas, de la fosa en anchura, profundidad y longitud con el objetivo de que haya el espacio correspondiente para el ataúd- subraya.
Así son los panteones, siempre místicos, donde los espíritus se pasean de noche y día, sombras, veladores con vida amigable con seres del más allá, por otro lado, también los viejos sepultureros que han laborado en miles de entierros en un entorno con olor a muerte, pero insensibles a la mínima dosis de adrenalina, ni alteraciones en su sistema nervioso central.
Mitos, leyendas, y crónicas que erizan la piel de sucesos nada explicables, de noches y días de terror donde por lo general son veladores los que narran perfectamente, con naturalidad, y ni la mínima risita que los pudiese delatar que fabrican alguna historieta.