“No lo puedo creer, no lo puedo creer, pero ya me voy”, señaló Raúl Armando Carrizales, juzgado solamente por esconder un cadáver en su casa
Alexis Massieu
La Prensa
El más sorprendido en recuperar su libertado fue el propio acusado del sádico asesinato ocurrido en el 2021. Raúl Armando Carrizales fue excarcelado este sábado luego de que su familia pagó una multa por 26 mil 886 pesos. El único cargo que se le acreditó fue haber ocultado el cadáver cosido de 40 puñadas en una caja dentro de su habitación; la víctima fue su vecino, José Emilio García Ibarra, alias “Pepito”.
“No lo puedo creer, no lo puedo creer, pero ya me voy”, señaló el sentenciado cuando fue liberado ayer por la mañana, de las celdas en las instalaciones del Centro de Control, Comando, Comunicación y Cómputo (C4).
A partir de ayer, y hasta el 3 de mayo del 2027 que compurgará su condena, el sentenciado según ordenó el juez, tiene prohibido acercarse a los familiares del occiso, y a los testigos que lo señalaron durante el juicio, a menos de 100 metros, no deberá portar armas y salir del Estado de Coahuila, y tendrá que ir a firmar una vez al mes.
En caso de incumplir con cualquiera de las obligaciones que adquirió, con tal de gozar del beneficio de la pena condicional de la libertad vigilada, o de cometer otro delito de carácter doloso, Raúl Armando, tendrá que volver a prisión y cumplir ahí el resto de la pena de 6 años.
Como se recordará, fue cerca de la medianoche del 2 de mayo del 2021, que el padre de Raúl Armando, llegó a la Comandancia Municipal para pedir ayuda, señalando que sospechaba que su hijo había hecho algo malo, y quería que lo acompañaran los policías hasta su casa, donde su vástago vivía sólo, descubriendo que frente a la cama de su habitación, había escondido un cadáver dentro de una caja de color negro con tapa amarilla.
De acuerdo a las pruebas que sirvieron para declararlo culpable del delito de ocultar un cadáver, para disimular los olores de un cuerpo en descomposición, Raúl Armando Carrizalez, usó una importante cantidad de cloro, la cual roció dentro de la caja negra, y por encima del difunto, incluyendo el rostro.
Raúl Armando, fue detenido aquella noche por la policía, y presentado más tarde ante un juez penal, imputándosele dos cargos, el de homicidio calificado, del cual lo absolvieron, y el de esconder un cadáver, cuya pena de 6 años de prisión le permitió salir de la cárcel el día de ayer.
Cabe señalar, que en el delito de ocultamiento de cadáver, se contempla a la sociedad como la víctima, por lo que ni siquiera fue necesaria una reparación del daño, para que el sentenciado o culpable, pudiera acceder al beneficio de la condena condicional de la libertad vigilada.