Hombre la golpea en medio de un pleito entre vecinos, dejándole inutilizada una mano
Alexis Massieu
La Prensa
A una reparación del daño por 130 mil pesos, se comprometió el día de ayer ante un juez penal, Cristian Alejandro “N”, a favor de una mujer de la tercera edad, a la que golpeó en medio de un pleito entre vecinos, dejándole varias lesiones en la cara y con pérdida de la movilidad en una mano.
Buscando ponerle fin al proceso penal que se inició en su contra el año pasado, fue que la defensa de Cristian Alejandro, propuso que se llevara a cabo una suspensión condicional del procedimiento, en la cual, mediante pagos mensuales de 2 mil pesos, se comprometía a repararle el daño causado a María Candelaria, de 69 años de edad.
La abogada del imputado, le señaló al juez, que previo a la audiencia que se celebró en el Centro de Justicia Penal, localizado en Ciudad Frontera, dentro de la causa 32/2022, ya se le habían entregado a la víctima, 24 mil pesos, que se tenían que restar a los 130 mil.
El plazo para cumplir con el total de la reparación del daño, se indicó, se establecería a 3 años que es lo máximo permitido por la ley, sin embargo, cumplido ese tiempo, se solicitará una prórroga de un año con 5 meses, para que Cristian Alejandro, alcance a pagar la última parte de los 130 mil pesos.
Además de la reparación del daño, se le impuso como obligación a Cristian Alejandro “N”, no realizar ningún acto de molestia a la víctima ni a sus hijos que con frecuencia van a visitarla, lo cual incluye a la esposa del imputado, de nombre Priscila, quien aparentemente, ha sido la causante de todo el conflicto.
La consecuencia de incumplir con las obligaciones que se le impusieron, se le explicó por parte del juez, sería que el proceso penal en su contra se reanudaría, y en lugar de seguir en libertad, el presunto responsable podría ir a parar a la cárcel, además de perder todo el dinero que se hubiera abonado como reparación del daño.
Las lesiones que sufrió María Candelaria a finales del 2021, derivaron de una confrontación ocurrida entre sus hijos y sus vecinos, Priscila y Cristian Alejandro “N”, éste último armado con un palo, en donde ella se había metido para poner paz.