Por Eugenio Torres
Agencia Reforma
CIUDAD DE MÉXICO.-Ingresó a la UNAM en los años 80 interesado en conocer la Historia del mundo más que la de México, pero ya en la carrera, Federico Navarrete (Ciudad de México, 1964) descubrió un País del que poco le habían hablado: los pueblos indígenas.
Toda una revelación, asegura en entrevista el historiador, antropólogo e investigador, pues habiendo crecido en un entorno de clase media, al sur de la Ciudad de México, esas realidades le eran muy distantes, casi inaccesibles.
«En esa época muchos decían que los indígenas ya se estaban acabando, que eran una cosa del pasado y lo que yo descubrí, para empezar, es que su historia era muy larga, tenía miles y miles de años, que era muy compleja y luego, leyendo textos de antropología, sobre todo, fui descubriendo que seguían teniendo unas culturas vivas y una importancia en la vida nacional», explica el autor de México racista. Una denuncia (Penguin Random House).
Fue así como se dedicó a investigar a los pueblos indígenas. Desde un principio le interesó más su historia de los últimos cinco siglos. En aquellos años, cuando comenzó su carrera de historiador, en los 80 y 90, eso no era lo común.
«Me interesa también su historia anterior a la llegada de los españoles, pero sobre todo la manera como han sobrevivido, se han adaptado a lo que implicó la colonización, el genocidio, la imposición cultural, a la persecución de sus lenguas y sus culturas y, ya en el México independiente, cómo los indígenas, que eran la mayoría de la población en el momento de la Independencia, fueron los que realmente hicieron la Independencia, los que derrotaron a los franceses, los que hicieron mucha de nuestra historia», detalla.
Y luego, cómo estos pueblos fueron borrados de la Historia, y la población mexicana fue obligada a dejar de ser indígena y convertirse en eso que llamamos mestizo.
Recuperando esas piezas de la vida nacional desconocidas, Navarrete -también autor de novela histórica-se topó con el tema del racismo.
«El racismo lo veía en la vida cotidiana, pero no entendía la profundísima historia que tenía, y justamente el tema del racismo es la manera en que yo conjunto mi interés por la historia indígena con mi conocimiento e interés por la Historia de México, porque finalmente el racismo ha sido la relación que ha existido entre la Historia de México y los pueblos indígenas desde hace 500 años, desde el periodo colonial y, con más fuerza, aún después de la Independencia, con los gobiernos mexicanos y bajo el Estado mexicano», explica.
México racista, un ensayo político dirigido al público más amplio posible, fue publicado originalmente en 2017 y, tras agotarse, ahora tiene una reedición. No es para especialistas, aclara Navarrete, sino que está pensado en cualquier persona a la que le interese la realidad nacional.
¿Qué características particulares tiene el racismo mexicano?
En efecto, es muy particular. Es muy diferente al racismo de Estados Unidos. Durante muchos años he escuchado argumentos que dicen que en México no hay racismo porque no es igual que en Estados Unidos y sí, en efecto, el racismo en Estados Unidos es público, es abierto y es segregacionista.
En cambio, lo que argumento en el libro es que el racismo en México tiene muchas dimensiones privadas, es decir, no es tanto que haya leyes racistas, sino que nuestras familias son racistas; no tanto que haya instituciones racistas, sino que la escuela y la vida social es racista; no tanto que haya segregación, sino que lo que hay es una clasificación de las personas. En México no se trata de que las personas estén separadas, sino de que hay un ideal que es racista, que se impone a todas las personas, que es el ideal de lo que yo denomino el ideal del mestizaje, básicamente implica que todos y todas debemos ser mestizos, pero que existen mestizos que valen más que otros: los que ‘hablan mejor’, que tienen más educación, más dinero; una cuestión de clase por supuesto, pero también los mestizos que tienen una cultura más europea y que parecen más europeos: más blancos. Y, en cambio, los mestizos que son más morenos, que tienen una cultura más popular, más campesina, o que parecen más indígenas, son más discriminados.
Trato de mostrar cómo la intención de la unidad racial, a través del mestizaje, es una idea racista, porque está imponiendo una forma de ser a una realidad que es muy plural, y porque dentro de esa manera de ser mestiza establece una jerarquía que privilegia a los mestizos más blancos sobre los menos blancos.
Las encuestas lo demuestran: cuando a las personas les preguntan ¿dónde han tenido experiencias de discriminación racial?, una de las respuestas más altas es en la familia, y la segunda más alta es en los círculos sociales de amigos. Y eso es muy peculiar, porque se supone que la familia es el lugar donde deberíamos estar protegidos de esas violencias, pero es al revés: es el lugar donde esas violencias ocurren.
En el libro mencionas esta minimización que se hace del racismo en México, pero también adviertes que tiene efectos sociales, económicos, políticos…
Lo que planteo en el libro, para tratar de convencer a mis lectoras y lectores, es que el racismo es una realidad lacerante en nuestro País, y hago una argumentación con círculos concéntricos: empiezo con la familia y con estas prácticas familiares de poner apodos, de diferenciar a los parientes porque unos son más güeritos, otros son ‘el negro’ o ‘la india’, y lo que eso implica. Y luego las burlas en la escuela, el humor, todas esas cosas que mucha gente dice que no son tan graves, que son bromas nada más, pero que sí tienen efectos sobre las personas. Y más adelante, lo que estudio en estos círculos concéntricos es como esas formas de diferenciación se van extendiendo a, por ejemplo, los círculos profesionales, sobre todo en los medios de comunicación es evidente que ser blanco es una ventaja, pues resulta que todos los que salen en la tele son blancos y claramente ser moreno es una desventaja, es evidente que ahí hay una discriminación descarada, abierta y que se repite en los castings.
También utilizo estudios socieconómicos y sociológicos -cada vez hay más-, encuestas, estadísticas, para mostrar cómo, a nivel más amplio de la sociedad, es muy claro que hay una correlación muy fuerte entre el color de piel de las personas y su condición socioeconómica.
No es una regla absoluta, pero en general las personas más blancas son más ricas, tienen más educación, tienen más oportunidades que las personas más morenas, que en general es más difícil el ascenso social para las personas morenas, que inclusive los hijos morenos de una familia rica tienen menos posibilidades de seguir siendo ricos que los hijos no morenos, aún la herencia de la riqueza se afecta por el racismo, y entonces lo que hago con este argumento de círculos concéntricos es mostrar cómo el racismo permea a todos y cada uno de los círculos de nuestra sociedad.
Hay un estudio muy interesante, por dar un ejemplo, de una socióloga del CIDE. Hace una encuesta en que muestra candidatos ficticios a puestos de elección y pone a personas con aspecto físico blanco y otros morenos y demuestra cómo los estudiantes que ven esos carteles asumen que la gente más blanca tiene mejor educación, que el candidato más blanco es más conservador y más honesto, que el candidato más moreno, que lo ven más progresista, pero que puede ser más corrupto, entonces la cantidad de valores que se asocian con el color de la piel marca un trato diferenciado hacia las personas.
Lo que trato de mostrar es cómo el racismo privado de las familias, el racismo social de las escuelas, de los antros, el institucional de la televisión, de la política y la economía, se van sumando, y lo que generan es una sociedad racista.
En el libro vas a contracorriente de la idea generalizada de que somos un pueblo mestizo…
Ese es uno de los puntos centrales de mi argumentación y también de los más polémicos, y es un tema que venía trabajando desde antes.
En ningún momento pretendo negar que hay una gran mezcla entre personas de diferentes orígenes. Ya desde antes de la llegada de los españoles, en México ya había poblaciones que eran mezcladas, tenían diferentes orígenes, pertenecían a diferentes grupos étnicos, se mezclaban, y eso definitivamente ha continuado después de la Conquista, hasta el presente.
Durante el periodo colonial, es algo que no se suele mencionar, llegaron más africanos a México que europeos, y los africanos se mezclaron muchísimo, sobre todo con los indígenas, luego también llegaron europeos, y después en el siglo 19 y 20 llegó gente de Asia, de Medio Oriente, de Europa, de África, de América Latina, de todos lados, y sí ha habido mucha mezcla, pero mi argumento es que esa mezcla, que es real, es una realidad histórica, no es de lo que habla el mestizaje, que nuestra idea de ser mestizo no tiene nada que ver con eso, que más bien es un invento ideológico, y lo que afirmo en primer lugar es que la idea del mestizaje es que éste se realiza sobre todo entre hombres españoles y mujeres indígenas, y entonces justamente ignora, por ejemplo, la importancia de las personas de origen africano, se borra completamente, cuando la mezcla fue más fuerte entre africanos e indígenas.
En segundo lugar critico la visión machista: el hombre español que domina a la mujer indígena, y ahí hago una crítica muy fuerte a las ideas de Octavio Paz en El laberinto de la soledad, que también ha sido muy polémica, pero que también creo que es una crítica que hay que hacer, porque me parece que esa idea del hombre español que domina a la mujer indígena es uno de los fundamentos de la violencia misógina que aqueja a este País, hay un devaluación implícita ahí de las mujeres en la ideología del mestizaje, que es un caldo de cultivo para la terrible misoginia y violencia que hay en nuestro País.
También critico la idea de que estas mezclas van a producir un nuevo tipo de ser humano, que va a ser unificada, más bien lo que es evidente es que históricamente las mezclas han ido en muchas direcciones y, lejos de generar unidad, han generado una diversidad aún mayor, que es evidente al caminar en la calle en México y ver una diversidad muy amplia.
La idea de que somos una Nación mestiza tiende a homogenizar, a pretender que todos somos iguales por el hecho de ser mestizos, lo cual no me parece que sea cierto, y por otro lado lo que señalo es que, aunque la ideología del mestizaje predica esta unidad, esta homogenidad, en la práctica es profundamente discriminatoria, porque lo que privilegia es un tipo de mestizos que tienda al blanqueamiento, es decir, una mezcla que debe llevar a un proceso de blanqueamiento de la población, a que todos seamos más occidentales, más cristianos, más hispanohablantes, más blancos y que no permite mezclas que vayan en otras direcciones, entonces es una biología excluyente.
En contrapropuesta a la idea del mestizaje, haces tu propia propuesta. Hablas de la gran confluencia mexicana…
Sí, yo desde que comencé a hacer mi crítica del mestizaje hace casi 20 años con un libro que se llama Las relaciones interétnicas en México, que lo publicó la UNAM, luego en México racista y en otros textos que he publicado, digo que el mestizaje es una mala explicación de lo que ha sucedido en México en los últimos 500 años, pero como historiador no me basta con decir que la explicación es equivocada, sino también me toca sugerir una explicación alternativa y demostrar que es mejor.
Es decir, que esa explicación alternativa puede explicar mejor lo que somos ahora que la idea de mestizaje, entonces antes hablaba de un mestizaje social, que en vez de que hubiera existido un mestizaje racial, en México lo que había existido eran mestizajes sociales, pero luego me di cuenta que seguir utilizando la palabra mestizaje se presta a demasiados equívocos, por lo que prefiero hablar de la gran confluencia y aquí la idea fundamental es que en efecto en México ha habido mezclas, y ha habido transformaciones culturales que han creado unidades culturales más amplias, pero que esas no son producto de la mezcla racial, explicarlas como mezclas raciales es peligroso porque lleva a una ideología racista, sino que se debe explicar en términos sociales y políticos, y justamente digo que en el siglo 16 y en el siglo 19, sobre todo, dos periodos llenos de guerras, de conflictos, en los que México no sabía qué era, se dieron grandes confluencias, es decir grupos de diferente origen se pusieron de acuerdo entre sí, crearon alianzas políticas y combatieron por causas comunes.
Por ejemplo, lo que llamamos la Conquista española fue más bien una rebelión indígena en la que participaron los españoles y que juntos, los indígenas y los españoles crearon un nuevo régimen que es el origen del régimen colonial, y entonces los indígenas en el siglo 16 aceptaron el catolicismo como parte de esa alianza y aceptaron muchos elementos de la cultura hispana, pero a la vez los españoles construyeron su nuevo régimen sobre las culturas indígenas, reconocieron a los gobiernos indígenas y le dieron un papel a los indígenas dentro del régimen colonial.
Y luego, en el siglo 19, sostengo que hubo otra gran confluencia, porque en la Independencia participaron todos los grupos de población, población de origen negro, los indígenas, los criollos, porque todos estaban de acuerdo en que querían igualdad, y entonces el nuevo país fue igualitario, no socialmente, pero sí legalmente, y estaban de acuerdo en que querían eliminar la sociedad de castas y crear nuevas formas de convivencia, y los 50 años que hubo de guerras civiles en el siglo 19 fueron diversas coaliciones de gente diversa, o sea los conservadores no eran sólo criollos, había muchos indígenas conservadores, y entre los liberales también había muchísimos indígenas, mulatos, muchísimas personas diferentes que eran liberales, porque lo que los unía era una ideología, un proyecto político y justamente estos grupos diversos construyeron un proyecto político, que al final ganó, que es el proyecto liberal nacionalista que triunfó con la derrota de los franceses y eso creó una gran confluencia, es decir diversos grupos que estuvieron de acuerdo.
El que la mayoría de la población dejara de hablar lenguas indígenas y comenzara a hablar español es también producto de esa confluencia. Mucha gente adoptó el español porque era parte de esa nueva ideología que se adoptó, y además la confluencia tuvo que ver con la economía capitalista, los ferrocarriles, las minas, las haciendas que transformaron la economía del País y entonces lo que llamamos mestizaje en realidad no fue una mezcla racial sino fue un cambio social, un cambio político resultado de esta gran confluencia del siglo 19.
En la parte final del libro das algunas ideas de cómo trascender el racismo y llegar a un México más inclusivo.
Señalo por ejemplo que las alternativas al racismo, la manera de combatir el racismo pasa por actitudes individuales y por acciones políticas colectivas generales. Por ejemplo digo que si el racismo está vinculado con la desigualdad económica, pues la manera de combatir el racismo es combatiendo la desigualdad económica, porque más personas de piel morena o de origen indígena o negro van a poder acceder a la educación, van a poder subir socialmente y esto va a reducir el racismo, pero por otro lado digo que la desigualdad económica no se va a poder reducir sino se combate también el racismo, es decir, que aún si mejoran las posibilidades sigue habiendo tanta discriminación y tanta inercia de la discriminación que hay que tener políticas concretas para favorecer a los grupos que han sido excluidos de la educación, del ascenso social.
Entonces, propongo la posibilidad de hacer cuotas étnicas o sociales en las universidades y en muchas instituciones. Esas serían las soluciones colectivas, y luego hablo de que a nivel individual, por ejemplo, reflexionemos sobre la manera en que nos tratamos, sobre las bromas que hacemos sobre los cuerpos de los demás o el color de piel, que nos demos cuenta que ese humor que parece inofensivo en realidad no lo es, no sólo porque lastima a esas personas, sino porque genera un ambiente social en el que se devalúa este tipo de aspecto físico, a personas con un tipo de color de piel, y eso en un País tan violento como el nuestro inevitablemente deriva en violencia.
En relación a hace seis años que se publicó por primera vez el libro, ¿has visto cambios en el País a nivel de racismo?
Yo creo que sí. Para empezar ha habido un auge muy fuerte de los movimientos antirracistas y el tema se discute mucho más abiertamente. Está en la opinión pública. Todavía hace algunos años había gente que negaba que hubiera racismo en México y ahora, realmente los únicos que lo niegan lo hacen únicamente por intereses ideológicos y nadie se los toma en serio, como este Pablo Majluf, que tiene una agenda de ultraderecha muy clara y lo hace dentro de su agenda ideológica.
Creo que también el Gobierno actual, de Morena, ha mencionado el racismo como un problema público del País, y si bien no ha implementado políticas antirracistas eficaces, yo diría que al menos el hecho de que se discuta públicamente su existencia ya es importante, entonces creo que también ha habido avance.
También debo decir, y eso es un claroscuro, que como en todo el mundo, en México en los últimos tres años ha habido un auge de la ultraderecha y de las posiciones conservadoras. Siempre que hay un avance en la lucha contra el racismo hay un contraataque o una respuesta neorracista y eso también lo estamos viviendo ahora.
Por ejemplo, yo lo veo claramente en las redes sociales. Hace unos años, cuando tu denunciabas el racismo, todo el mundo estaba de acuerdo en que era malo, ahora tú denuncias un acto de racismo y salen personas a decir: ‘pues está bien’, ‘pues qué importa’, ‘así debe ser’, las posiciones abiertamente racistas han ganado más fuerza y son cada vez más descaradas.
TABLA
Conózcalo
Federico Navarrete
Ciudad de México, 1964
Escritor, historiador y antropólogo
Especializado en Historia mesoamericana
Investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM
Algunos de sus libros:
La vida cotidiana en tiempos mayas (1996)
Huesos de lagartija (1998)
La conquista de México (2000)
Pueblos indígenas del México contemporáneo (2008)
Nahuales contra vampiros: Del mar a la montaña (2013)
Hacia otra historia de América (2015)
ASÍ LO DIJO
«No es tanto que haya leyes racistas, sino que nuestras familias son racistas; no tanto que haya instituciones racistas, sino que la escuela y la vida social es racista; no tanto que haya segregación, sino que lo que hay es una clasificación de las personas. Hay un ideal que es racista».
«La idea del mestizaje es que se realiza sobre todo entre hombres españoles y mujeres indígenas, y justamente ignora la importancia de las personas de origen africano, se borra completamente, cuando la mezcla fue más fuerte entre africanos e indígenas».
«Reflexionemos sobre la manera en que nos tratamos, sobre las bromas que hacemos sobre los cuerpos de los demás o el color de piel, que nos demos cuenta que ese humor que parece inofensivo en realidad no lo es».
«El Gobierno actual, de Morena, ha mencionado el racismo como un problema público del País, y si bien no ha implementado políticas antirracistas eficaces, al menos el hecho de que se discuta públicamente su existencia ya es importante, entonces creo que ha habido avance».