El exBeatle contagió su energía e hizo bailar y cantar anoche a fans de varias generaciones
«Son a toda madre»
EL UNIVERSAL. Cantando todas los temas de memoria, desde “Love me do”, hasta “Hey Jude”, pasando por canciones como “Band on The Run”, y “Let It Be”, o bailando y brincando con “Obla di Obla da” y “Get Back”, haciendo un repaso de sus composiciones más memorables.
Además Paul vino decidido a mostrar su mejor español: “Son una bola de locos”, dijo bromeando a mitad de concierto y desató las risas demostrando ternura.
Se tomó el tiempo de dedicar canciones, primero a su público: “Esta es para ti, yo también te love you”, respondió mezclando los idiomas, dedicándole “Something”, con la que también recordó a George Harrison.
En el repaso de dedicatorias, Paul no se olvidó de Lennon cuando interpretó “I’ve got a feeling” proyectando la imagen de su amigo cantando, en un video de cuando grabaron el disco “Let It Be” en una azotea.
“Son a toda madre”, continuó el cantante, antes de finalizar con las canciones más emotivas, muchas de las más recordadas con The Beatles “Helter skelter”, “Golden Slumbres”, y “The end”, como su nombre lo dice, para despedirse de su gente.
Paul tendrá otra fecha antes de despedirse de México, país con el que no solo mantiene un gran vínculo sino que lo sigue alimentando, aunque quizá sin saberlo, pues desde personas de la tercera edad hasta niños fueron a escucharlo en una noche que 65 mil personas recordarán para siempre.
Con la energía de aquel joven veinteañero de los años 60, pero ahora con 81 años y convertido en caballero, Paul McCartney provocó ayer lágrimas, risas y suspiros de distintas generaciones que convergieron en el Foro Sol, gracias a su Got Back Tour.
El público, que no lo veía desde hace seis años, gritó eufórico el nombre del exBeatle en este explosivo regreso, cuando los violines del final de “A day in the life” anunciaran su salida y el músico apareciera con una sonrisa para empezar la velada musical para interpretar “Can’t buy me love”, que los fans corearon a todo pulmón.
El cantante de 81 años comenzó a bailar enérgicamente como solía hacerlo con el cuarteto de Liverpool: moviendo una de sus piernas al tiempo que cargaba su icónico bajo con forma de violín y color miel, que siempre ha tocado con la mano izquierda.
Al más puro estilo inglés, con traje negro y camisa negra, Paul continuó hipnotizando a sus fans mexicanos con “Junior’s farm”, saltando así de una de sus primeras canciones con The Beatles a uno de sus primeros temas en solitario.
“Hello, México. Buenas noches. Esta noche voy a tratar de hablar un poquito de español”, dijo McCartney leyendo pero intentando dar su mejor español.
Para la tercera canción, Paul comenzó a hacer lo que siempre hacía con The Beatles: la experimentación, pues mientras él tocaba junto a la batería, el bajo y otros instrumentos, los vientos aparecieron en medio de la zona VIP, interpretando “Letting go”, la primera canción de Wings de la noche.
“Thank you! Estoy feliz de estar de vuelta, muy feliz, ahora hablaré en inglés, hablaré poquito”, dijo Paul antes de continuar con un folk en las guitarras.
La versatilidad que mantuvo con The Beatles estuvo presente: puso por momentos a bailar a su público con un rock n’ roll sesentero, y en otros, los incitaba a levantar las manos con una balada rock.
“Muchas gracias”, continuó el británico en español antes de continuar con “Got to get you into my life”, cuyo arreglo de vientos puso a brincar a todo su público.
Los saltos en el tiempo no sólo estuvieron presentes en el set list y en la energía que mantuvo Paul todo el concierto, también en la forma de hacer e interpretar la música, siempre acompañado de arreglos de cuerdas o vientos.
“Te amo, Paul”, se escuchó al tiempo que el artista se quitó su saco y pasó a tomar su guitarra para interpretar “Let me roll it”.
El público se mantuvo atento, respetuoso y festivo sacó poco el celular y aplaudió apreciando cada solo de guitarra intrépido de Paul, con una muñeca tan sana y firme como toda su carrera musical.
Un solo agresivo de Paul en tributo a Jimi Hendrix fue el puente para la siguiente canción, la primera de uno de los álbumes más icónicos de la banda, “Getting better” del álbum Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band, que sonó con la proyección de plantas floreciendo de fondo en las pantallas del escenario.
Después, Paul subió por primera vez al piano, demostrando así su capacidad multinstrumentista; tocó “Let ‘Em in”, mientras el público iluminaba el recinto con las linternas de sus celulares.
“Escribí está canción para mi esposa hermosa, ella está entre ustedes esta noche”, dijo Paul antes de interpretar “My Valentine”, mientras en las pantallas se proyectaba el video de Natalie Portman interpretando la canción con lenguaje de señas.
Los temas de Wings, y de The Beatles continuaron todo el show.
«Son a toda madre»
Cantando todas los temas de memoria, desde “Love me do”, hasta “Hey Jude”, pasando por canciones como “Band on The Run”, y “Let It Be”, o bailando y brincando con “Obla di Obla da” y “Get Back”, haciendo un repaso de sus composiciones más memorables.
Además Paul vino decidido a mostrar su mejor español: “Son una bola de locos”, dijo bromeando a mitad de concierto y desató las risas demostrando ternura.
Se tomó el tiempo de dedicar canciones, primero a su público: “Esta es para ti, yo también te love you”, respondió mezclando los idiomas, dedicándole “Something”, con la que también recordó a George Harrison.
En el repaso de dedicatorias, Paul no se olvidó de Lennon cuando interpretó “I’ve got a feeling” proyectando la imagen de su amigo cantando, en un video de cuando grabaron el disco “Let It Be” en una azotea.
“Son a toda madre”, continuó el cantante, antes de finalizar con las canciones más emotivas, muchas de las más recordadas con The Beatles “Helter skelter”, “Golden Slumbres”, y “The end”, como su nombre lo dice, para despedirse de su gente.
Paul tendrá otra fecha antes de despedirse de México, país con el que no solo mantiene un gran vínculo sino que lo sigue alimentando, aunque quizá sin saberlo, pues desde personas de la tercera edad hasta niños fueron a escucharlo en una noche que 65 mil personas recordarán para siempre.