LA HUELLA DE CARBONO DIGITAL: CONTAMINACIÓN
GENERADA POR NAVEGAR EN INTERNET.
Ignacio Moreira Loera
Instagram: @thewaxwingmra1
En la actualidad, el cambio climático se ha convertido en una de las problemáticas más
alarmantes a nivel global. En el mundo de hoy la tecnología digital juega dos papeles, por un
lado, su avance y disponibilidad nos dan la oportunidad de promover la educación ambiental y
de concientizar sobre la imperante necesidad de cuidar del planeta; no obstante, la tecnología
y su progreso también presentan un gran reto ecológico.
Es probable que el término huella de carbono lo hayamos escuchado con anterioridad; sin
embargo, directamente ligado a las tecnologías digitales, existe otro efecto rastreable que,
aunque poco conocido, contribuye a la contaminación y a la producción de gases de efecto
invernadero (GEI) que terminan acentuando el calentamiento global y el impacto que generan
en el planeta y en nuestras vidas. Este fenómeno se mide por medio de un indicador ambiental
que permite reflejar y dar seguimiento a la cantidad de emisiones derivadas del uso de
herramientas, programas y servidores digitales.
La huella de carbono digital se enfoca en medir la cantidad individual de energía requerida
para sustentar todas las actividades que llevamos a cabo en línea o con dispositivos digitales,
ya sea mandar correos, navegar en internet, mensajear por redes sociales, subir y descargar
fotos, ver videos o transmitir en vivo. Según el libro The Carbon Footprint of Everything, del
científico informático y creador del famoso “www.”, Tim Berners-Lee, un correo electrónico
genera un promedio de 0.3 a 26 gramos de dióxido carbono y, aunque esto pareciese ser una
cantidad insignificante, debemos tomar en consideración que se mandan al día, un estimado
de 347.3 billones de e-mails en todo el mundo.
Otra fuente de contaminación digital deriva del almacenamiento de archivos en dispositivos
electrónicos, fotos y videos que al estar almacenados en celulares y computadoras consumen
batería, obligándonos a recargar nuestros aparatos frecuentemente; al hacer esto aumentamos
el requerimiento de energía, la cual es obtenida mayormente de fuentes contaminantes como
el uso de combustibles fósiles o gas natural. Así mismo, el uso de las redes sociales o
plataformas de streaming también abonan a la contaminación digital, si utilizas Facebook
produces aproximadamente 12 gramos de CO2 al año, cada foto que subes a Instagram emite
alrededor de 0.15 gramos, una hora de visualización de contenido en plataformas como Netflix
o YouTube produce 36 g de dióxido de carbono. En promedio, cada uno de nosotros
generamos, únicamente por utilizar nuestros aparatos electrónicos, un total de 414 kilogramos
de CO2 al año.
¿Pero, qué hacer? En la actualidad podría parecer imposible no utilizar redes sociales,
celulares o computadoras; no obstante, esa no es la idea, ya que pequeñas y constantes
acciones colectivas pueden ayudar a reducir esta polución ambiental. Limpiar la bandeja de
correo electrónico, eliminar las fotos repetidas y videos innecesarios en nuestros teléfonos,
cerrar aplicaciones de fondo o ventanas que no se estén utilizando en los navegadores web,
reducir el tiempo de actividad en redes sociales, utilizar el sistema de ahorro de energía de los
dispositivos, así como purgar de archivos que ya no necesitamos los servicios de
almacenamiento en la nube, son algunas de ellas. Finalmente, termino extendiendo una
invitación a continuar investigando sobre lo que cada uno debemos hacer para reducir la
huella de carbono digital.