Presentan ante jueza a los presuntos homicidas de Cristofer
La autopsia del menor revela que le provocaron 44 lesiones, entre ellas traumatismos craneoencefálicos severos y profundos los que le causaron la muerte
Alexis Massieu
La Prensa
Tras la muerte de Cristofer, un niño de 14 años de edad, al interior del anexo Impacto de Fe, elementos de la Agencia de Investigación Criminal, detuvieron y presentaron ante una jueza penal, el día de ayer, a dos internos del centro de rehabilitación, Alan Joseph, y Erasmo Josafat “N”, quienes fueron acusados de cometer el delito de homicidio calificado, con ventaja, traición, saña, y brutal ferocidad.
Fue de voz del agente del Ministerio Público, quien se encontraba acompañado de la madre de la víctima, que los presuntos homicidas, Alan y Erasmo, escucharon en que consistían los cargos que se levantaron en su contra, dentro de la causa penal 1493/2023.
De acuerdo a las investigaciones hechas por la Fiscalía General del Estado, el pequeño Cristofer ingresó al anexo Impacto de Fe ubicado en el Fraccionamiento Aguilar, el 5 de noviembre del presente año, y fue a partir del día 27 de ese mismo mes, después de la hora de la cena, que comenzarían las agresiones que desembocaron en su muerte.
Eran cerca de las 22:00 horas cuando el menor se negó a comer, y pese a que les dijo que se sentía mal, lo castigaron, dejándolo de pie y viendo a la pared, para que no pudiera dormir, lo cual se prolongó hasta las 04:00 horas, cuando volvieron a ofrecerle comida, pero como nuevamente se negó, lo comenzaron a golpear, en presencia de varias personas, y siendo la mayoría de los golpes en la cabeza.
Cristofer fue llevado a una sala de audiencia, donde a vista de todos lo dejaron de pie frente a una pared donde estaba pintada una doble “A” de Alcohólicos Anónimos, y mientras permanecía ahí, con cierta frecuencia, era golpeado a “chiricuazos”, es decir, fuertes golpes con la mano en la zona de la nuca y la espalda alta.
De manera alternada, Cristofer era llevado entre la referida sala y una habitación donde por ser a puerta cerrada, los demás internos no podían ver, pero sí escuchar los golpes que le daban y los gritos de dolor que le seguían a cada una de las agresiones.
Sin que le permitieran ir a dormir, se dieron las 18:00 horas o seis de la tarde del 28 de noviembre, cuando debido a que se desvanecía, lo acomodaron una silla, sin que ello impidiera que le siguieran pegando en la cabeza, diciéndole que se alivianara.
Los testigos que estuvieron en la sala de audiencias, señalaron que fue en ese momento que Alan Joseph, le dio un par de descargas eléctricas al menor de edad a la altura del tórax.
Eran cerca de las 20:30 horas, y Cristofer, seguía sentando en la misma silla con la cabeza caída, lo cual, en lugar de preocuparles, fue motivo de burla, y cuando se cayó al suelo, dijeron que estaba chiflado, y ahí lo dejaron por cerca de 40 minutos.
Al voltearlo y ver que se encontraba morado de la cara, uno de los anexados, les dijo a los demás que había que llevarlo al hospital, y pese a que le dio respiración de boca a boca, no pudo salvarlo, siendo llevado en un vehículo particular al hospital de la Cruz Roja Mexicana, pero ya no tenía signos vitales.
El médico del referido hospital notó de inmediato que el menor tenía huellas de golpes en la cabeza y en la cara, y cuando el médico forense llevó a cabo la necropsia, encontró en el cuerpo, más de 44 lesiones, varias de ellas consistentes en traumatismos craneoencefálicos severos y profundos que le provocaron un paro cardio respiratorio, y enseguida la muerte.
Tras escuchar la acusación que se hizo en su contra, Alan Joseph, y Erasmo Josafat “N”, se negaron a declarar por consejo de sus abogados, solicitando 144 horas para poder preparar su defensa y conseguir pruebas que demuestren su inocencia.
Por esa razón, la audiencia inicial fue suspendida, y se reanudará el próximo 7 de diciembre al mediodía, en donde se decidirá, si a los presuntos homicidas, se les vincula o no a proceso, tiempo en el que deberán permanecer bajo la medida cautelar de la prisión preventiva de oficio, en las instalaciones del C4.
Cabe señalar, que la carpeta de investigación por el homicidio de Cristofer sigue abierta, y no se descarta que pudiera haber otras personas involucradas.
ENGAÑARON A SUS FAMILIARES
La última vez que Edith, madre de Cristofer vio a su hijo, fue el 5 de noviembre, cuando fue a la Comandancia Municipal, donde lo habían asegurado por la comisión de una falta menor consistente en inhalar sustancias tóxicas, era la primera vez que lo detenían, pero ella no quería verlo en una tumba a causa de las drogas.
Quien atendió en el anexo Impacto de Fe, a la madre de Cristofer, le dijo que Dios la había puesto en ese lugar, y le explicó cuánto era lo que tenía que pagar por su rehabilitación, entre otras cosas, 800 pesos semanales, eso solamente para los gastos de alimentación.
La mañana del 28 de noviembre, tanto la madre de Cristofer, como su abuelo, quien no dejaba pasar un solo día sin preguntar como estaba su muchacho, recibieron varias fotografías por parte del personal del anexo, diciéndoles que estaba muy bien, que estaba mejorando, y pese a que él les pedía permiso para ir a verlo, le decían que no, alegando que afectaría su progreso.
“Buenos días, ¿cómo amaneció mi nieto?, se lo encargo bastante”, son parte de los mensajes que el abuelo de Cristofer le enviaba al encargado del anexo, conversaciones que fueron anexadas como prueba vía capturas de pantalla, “Allá fuera es donde corre peligro”, le respondieron en una ocasión, pidiéndole además que no estuviera solicitando información todos los días. En la declaración del abuelo, consta de forma literal, que amaba a ese muchacho.
“A la gente del anexo, los familiares les creen todo lo que les dicen, porque les hablan de Dios”, declaró en ese sentido, uno de los anexados ante el Ministerio Público.
GOLPES, TORTURA Y SECUESTRO
De entre las pruebas con las que cuenta el Ministerio Público, se tiene a un importante número de testigos, la mayoría de ellos, internos del anexo que presenciaron los actos de tortura que sufrió el menor de 14 años de edad por parte de quienes se suponía que estaba encargados de vigilarlos, todos, salvo una mujer, que tenía ya 4 años trabajando gratis de cocinera para los dueños de ese anexo, sin que se le permitiera salir del lugar.
Los testigos, señalaron al Ministerio Público, que al interior del Centro Impacto de Fe, a los internos se les castiga no solo dejándolos de pie, sino con golpes, tablazos en los glúteos, e inclusive descargas eléctricas en diferentes partes del cuerpo, incluyendo las partes íntimas.
En el caso de Cristofer, a quien dejaron de pie para que valorara el sueño, como le llaman a ese castigo, declararon: que fueron demasiados los golpes, cachetadas y chiricuazos, que el chavalito decía que no sentía los brazos y las piernas, pero siguieron con el castigo, a la manera de “muera quien muera”, que es uno de sus lemas en el anexo.
Otra de las amenazas que se les hacía a los internos, es que si no se portaban bien, en lugar de tenerlos en Monclova, se los iban a llevar a Reynosa, lugar de donde provenía la cocinera, quien fue anexada y rehabilitada, y a manera de pago, le dijeron que tendría que trabajar para ellos 5 años, de los cuales ya lleva 4, y durante todo ese tiempo no ha podido salir, no podido ni ver la luz del sol.
Los testigos decidieron declarar ante las autoridades, pese a sentir temor de que pudiera haber alguna represalia en su contra, como es el caso de la cocinera, a quien amenazaron, recordándole que tiene un hijo, y en ésta localidad no cuenta con nadie, y ni siquiera sabe si podrá contactar a sus familiares.
DESPARECEN LAS CÁMARAS DE VIGILANCIA
El pasado 29 de noviembre tras la denuncia por la muerte de Cristofer, elementos de la Agencia de Investigación Criminal, llevaron a cabo un cateo en el Centro Impacto de Fe, descubriendo entre otras cosas, que habían quitado las cámaras de vigilancia, las cuales habían arrancado de forma burda.
Los agentes sabían que dichas cámaras existían, por lo que les habían contado los testigos, y al igual que se las habían llevado, lo mismo habían hecho con el llamado DVR, que es el sistema con el que se administra las videograbaciones del equipo de seguridad.
Sin embargo, y pese a que no se pudieron obtener las grabaciones de las cámaras de vigilancia, si se consiguieron las declaraciones de 21 internos.