El consumo elevado de vitaminas produce una intoxicación denominada como «hipervitaminosis»
EL UNIVERSAL. En el intento por nutrir al cuerpo con las vitaminas necesarias, algunas personas suelen recurrir a suplementos – cápsulas y ampolletas- sin considerar que existe el riesgo de saturar su ingesta.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, las vitaminas se clasifican en hidrosolubles (el organismo las aprovecha y las expulsa por la orina) y liposolubles (almacenadas en el tejido graso del cuerpo). Dentro de estas últimas se encuentran la A, D, E y K.
Cuando las vitaminas liposolubles se ingieren en exceso, provocan hipervitaminosis. Esto quiere decir que, la mayoría de veces, los riñones no pueden eliminarlas y generan cálculos renales.
¿Cómo saber si tengo hipervitaminosis?
La vitamina que suele tener mayor “toxicidad” en el organismo es la D. Sus únicas fuentes alimenticias son pescados, carnes y champiñones; mientras que de manera natural se produce con la exposición controlada al sol.
Dado que no es “tan accesible” obtener la vitamina D, las personas buscan compensar la cantidad necesaria mediante productos y suplementos. Es aquí cuando los especialistas recomiendan tener precaución.
La vitamina D cumple diversas funciones, entre ellas, mantener la salud de los huesos, favorecer la absorción de calcio en el intestino, prevenir el debilitamiento infantil, y también posee propiedades antienvejecimiento.
En condiciones normales, el consumo promedio de vitamina D para las personas adultas es de 15 microgramos o 600 Unidades Internacionales.