Al igual que la mayoría de los narcotraficantes que son buscados por las autoridades, Guzmán Loera no solía pasar mucho tiempo en un lugar; así es como se mantenía oculto
Han pasado ocho años de su captura pero continúa siendo uno de los referentes en el narcotráfico mexicano. Se trata de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, quién pasó a la historia no sólo por liderar al Cártel de Sinaloa durante varios años y haber sido responsable de un sinfín de muertes, sino también por haber logrado escapar de prisiones de máxima seguridad en dos ocasiones y por haber puesto en práctica diversos métodos para pasar desapercibido ante las autoridades. Aquí te explicamos uno de los más insólitos.
Los reportes refieren que la trayectoria criminal de Guzmán Loera inició a edad muy temprana, sin embargo, los primeros grandes pasos del otrora narcotraficante se dieron en el Cártel de Guadalajara, específicamente bajo la tutela de Miguel Ángel Félix Gallardo, el ‘Jefe de Jefes’.
Para 1989, ‘El Chapo’ ya era una persona reconocida y bastante posicionada en el mapa criminal mexicano. Junto a Ismael ‘El Mayo’ Zambada y Juan José Esparragoza Moreno, alias ‘El Azul’, comenzaba a trazar lo que años más adelantes se convertiría en el Cártel de Sinaloa.
Bajo esa línea, el periodista Malcolm Beith explica en su libro El Último Narco: El Chapo que el entonces joven narcotraficante no podía mantenerse en un sólo lugar por mucho tiempo; una regla que la mayoría de los criminales que son buscados por las autoridades suelen cumplir meticulosamente.
“Cuando viajaba fuera de su propia área, ‘El Chapo’ se rodeaba de un séquito de sus mejores hombres. En ocasiones, docenas de hombres armados lo acompañaban, casi siempre en convoy”, se lee en la obra.
Con el paso de los años y su ascenso al poder, Guzmán Loera comprendió que eso no era suficiente. Para brindarse de mayor seguridad empleó sicarios, la mayoría de los cuales eran desertores del Ejército o que contaban con entrenamiento militar; creó un sistema estricto de comunicación que empleaba únicamente con sus socios de mayor confianza; e incluso utilizó disfraces cuando era requerido, según dio a conocer Beith.
De sacerdote o de militar, los disfraces de ‘El Chapo’
De acuerdo con el periodista independiente, Guzmán Loera en ocasiones tuvo que recurrir al uso de disfraces para poder viajar de un estado a otro y pasar inadvertido ante las autoridades.
Se dice que tenía preferencia por los de sacerdote o los de oficiales del Ejército, pues son dos cargos que son respetados y considerados como “intocables”.
“Viajar con atuendo clerical o militar le garantizaba un trayecto sin contratiempos”, describió.
Aunque los rasgos físicos de ‘El Chapo’ son particulares, el otrora narcotraficante lograba ocultar su verdadera identidad por una razón: él siempre vestía jeans, pantalones cómodos y una gorra de beisbol, lejos de la vida ostentosa.
Cabe recordar que las principales zonas de operación que tuvo a lo largo de su trayectoria laboral fueron Guadalajara, Sonora ―donde se dice tuvo uno de sus primeros centros de mando y control― Baja California, Durango y Sinaloa. Por su parte, Beith asegura que tenía casas y ranchos esparcidos por Culiacán, Mexicali, Tecate, Guadalajara, Sonora, Chihuahua y Durango.
Pese a los distintos métodos que el capo solía utilizar, la justicia lo alcanzó por última y tercera vez el 8 de enero de 2016. Tras pasar un año encarcelado en territorio mexicano, finalmente fue entregado a las autoridades de Estados Unidos, quienes, tras un histórico juicio, lo sentenciaron a cumplir una cadena perpetua.