Jorge Antonio, “El Viejito” fue acusado de no impedir el homicidio de Alfredo de 14 años, así como de ocultar valiosas evidencias
Alexis Massieu
La Prensa
Ante un juez penal fue llevado el día de ayer por elementos de la Agencia de Investigación Criminal, un hombre al que se le conoce como “El Viejito”, el cual era uno de los encargados del anexo Impacto de Fe, y que está acusado de no hacer nada para impedir que otras personas, como son los dos internos ya procesados, mataran a golpes al menor de edad de nombre Alfredo de 14 años.
Se trata de Jorge Antonio “N”, un hombre de aproximadamente 60 años, originario de Oaxaca, el cual tenía pendiente una orden de aprehensión que le fue cumplimentada por la policía de la Fiscalía, el pasado 8 de febrero, en el sector El Pueblo, esquina de los bulevares Pape y Juárez.
A esta persona, que estaba encargada, entre otras cosas, del mantenimiento del centro de rehabilitación que estaba ubicado en la calle Gustavo Díaz Ordaz del fraccionamiento Aguilar, el Ministerio Público lo acusó de haber estado presente cuando la víctima era golpeado y torturado de diversas maneras, con puñetazos en la cabeza, dejándolo de pie por horas, enrollándolo en una alfombra, o metiéndole un calcetín en la boca.
Jorge Antonio “N”, alias “El Viejito”, junto a otra persona de nombre Jaime, estaba a cargo del anexo Impacto de Fe, pero habían acordado con el dueño, que en cuanto al trato a los internos, no iban a intervenir cuando de castigarlos se trataba, siendo varios los testigos que lo señalaron de haber presenciado el maltrato que sufrió Cristofer, y no hacer nada para ayudarlo, para impedir que lo mataran.
Por esta razón, “El Viejito”, se convirtió en el tercer implicado en el homicidio calificado cometido con ventaja, traición, saña, y brutal ferocidad, registrado la noche del 28 de noviembre del año pasado, tras 24 horas de estar sufriendo el menor, golpes y tortura, presuntamente a manos de dos jóvenes ya vinculados a proceso, los internos Alan Joseph, y Erasmo Josafat “N”.
Según las investigaciones, además de no hacer nada para ayudar al niño de 14 años que por su condición de salud aparentaba más edad, Jorge Antonio “N”, alias “El Viejito”, fue una de las personas que habría ayudado a ocultar evidencia, como fue el quitar y esconder las cámaras de seguridad junto al DVR, donde se almacenan las videograbaciones.
Cuando fue detenido, y a dos meses y medio de los hechos, de que se librar su orden de aprehensión, y que se clausurara el anexo donde vivía y trabajaba, les dijo a los agentes encargados de la investigación, cuando le pidieron sus generales, que era ahí, en la misma casa donde se cometió el crimen donde él vivía.
Cuando le llegó su turno de declarar, “El Viejito”, le dijo al juez que prefería guardar silencio, solicitando por consejo de su abogada de oficio, 144 horas para poder preparar su defensa, y por esa razón fue suspendida la audiencia inicial, identificada como la causa 1493/2023, que se reanudará el próximo martes para decidir si lo vinculan o no a proceso.
Mientras tanto, y por representar un riesgo para las victimas y testigos, para la propia investigación, o que se pueda ir de la ciudad y sustraerse del proceso, Jorge Antonio “N”, permanecerá en prisión.
Como se recordará, fue a partir de la noche del 27 de noviembre, después de la cena, en el referido anexo, que comenzaron las agresiones que desembocaron en la muerte de Cristofer—presuntamente–porque se negaba a comer, y lo querían engordar para que lo vieran bien sus familiares.
Eran cerca de las 22:00 horas cuando supuestamente, el menor se negó a ingerir alimentos de nueva cuenta, y pese a que les dijo que se sentía mal, lo castigaron, dejándolo de pie y viendo a la pared, con la finalidad de que no pudiera dormir (valorar el sueño lo llamaban), lo cual se prolongó por 24 horas, durante las cuales, lo estuvieron golpeando, principalmente con la mano y en la cabeza.
Según las investigaciones, eran cerca de las 20:30 horas, ya del 28 de noviembre, cuando Cristofer, que seguía castigado, sentando y semi inconsciente en una silla con la cabeza caída, se derrumbó, lo cual, en lugar de preocuparles a quienes debían cuidarlo, les causó gracia, diciendo que estaba chiflado, y lo dejaron así por cerca de 40 minutos.
Al voltearlo y ver que tenía el rostro morado, uno de los anexados, les dijo a los demás que había que llevarlo al hospital, y pese a que se le dio respiración de boca a boca, no pudieron salvarlo, siendo llevado a la Cruz Roja Mexicana, donde los médicos confirmaron que ya no tenía signos vitales.
Si bien la carpeta de investigación sigue abierta por el homicidio de Cristofer, la Fiscalía General del Estado, no ha dado a conocer si existen más ordenes de aprehensión pendientes de cumplimentar.
