Poncho Fuentes enfrentó los prejuicios hacia su profunda vocación como bailarín, cuando le decían cercanos que se dedicara a hacer algo productivo, pero nunca abandonó su sueño
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
A Poncho Fuentes algunos cercanos le aconsejaban que se pusiera a hacer algo productivo, cuando él expresaba su profunda vocación por la danza urbana, pero fueron estos pasos dancísticos, una intensa disciplina y capacidad para resistir adversidades de todo tipo los que lo llevaron a China, donde hace una década desarrolla una carrera exitosa como coreógrafo.
Poncho Fuentes es de esos talentosos monclovenses dispersos en el mundo triunfando en las artes, cultura, deporte y gastronomía como Amanda de la Garza, subdirectora del Museo Nacional de Arte en Madrid; Dafne Quintero con más de 100 medallas en Tiro con Arco en Europa, EU, Asia y Sudamérica; Ana Muñoz en karate; y Elizabeth García en cocina.
Residiendo en China donde trabaja en ese arte y casado con una rusa, Poncho recuerda aquellos tiempos en que en Monclova algunas amistades al notar su vocación de danzante urbano le rociaban desánimo al sugerirle que mejor se dedicara a trabajar y hacer algo productivo, pero esas palabras no hicieron el menor impacto en su proyecto de vida.
Cuando se instaló en la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades de bailarín, dice que en ocasiones no había recursos para comer por lo que al inicio vivió tiempos bastante difíciles al grado que su madre tuvo que vender algunas joyas para cubrir gastos.
Poncho, viajó 13 mil kilómetros desde China para retornar a Monclova después de seis años de ausencia, revela que sus pininos los hizo desde niño en el Centro de Seguridad Social del IMSS en Monclova, en el grupo de baile folcklórico, ahora en aquel país continúa escalando en su profesión superando desafíos económicos, académicos, sociales y emocionales.
Al echar una hojeada a los capítulos de su infancia, revive los momentos cuando en el kínder participaba en bailables escolares, “luego con 9 años de edad, mi mamá iba al IMSS, ella hacía cursos de corte y confección, yo la esperaba viendo a otra gente aprendiendo dibujo, guitarra, danza folclórica, ahí de espectador pasé a ser alumno”.
EMPACADOR Y CHAMBELÁN
Entre los 16 y 17 años después de trabajar de empacador en un supermercado, fue chambelán en el “Ballet Scorpions”, ahí fue la chispa que encendió la profesión de bailarín porque fue reclutado por el grupo musical “Tommy y los Compa” para integrarse a la coreografía, la cual luego instaló con ellos.
En esa actividad también hay categorías pues se inicia de bailador, coreógrafo, director de escena, hasta alcanzar la dirección general, las aduanas no son nada fáciles, hay que tener habilidades, talento, creatividad, con movimientos corporales previamente estructurados.
ENFRENTA DISCRIMINACIÓN
En un ambiente frecuentemente hostil en la Ciudad de México por capitalinos que ni la palabra le dirigían y en ocasiones hasta discriminado por su origen provinciano, la vida le puso en su camino a Reynaldo Cristian Cruz, dueño de una cafetería con quien cultivó amistad y le ayudó.
En la CDMX conoció también al importante coreógrafo Óscar Sánchez quien influyó en su vida profesional, enseñándole a ser paciente en el oficio, trabajar intensamente y no adelantarse porque ya llegarían los tiempos de ascender, “él ya era veterano y trabajaba de coreógrafo con Alejandra Guzmán, Yuridia, Belinda, Pitbull, con esas estrellas no tuve oportunidad de trabajar”.
Y llegó el día que cambió su vida porque participando en un equipo de cuatro bailarines y bailarinas participaron en un proceso de reclutamiento con oportunidad de instalarse en China, lo cual sucedió al obtener saldo favorable en un –casting- a través de video.
LLEGA AL OTRO LADO DEL MUNDO
Entonces empacaron maletas y volaron a China; “fue una noticia impresionante, entramos en shock, nos pagaron el vuelo, alojamiento, pero siempre hay que llevar viáticos, llevaba para lo esencial, pero no había dinero”.
Entonces, añade con una voz que por la nostalgia amaga con atorarse en la garganta y no salir; “mamá vendió sus joyas, incluyendo una cadena de oro de 30 centímetros, mi madre hizo muchos esfuerzos para obtener recursos para mis gastos esenciales en China”.
Poncho Fuentes ya estaba en China con un contrato de trabajo, lidiando con el idioma y la comida grasosa con mucho aceite, en ocasiones picante dependiendo de la provincia, pero aclara que la cocina china nada que ver con la comida de ese país ofertada en algunos negocios en Monclova porque todo es diferente, acaso una coincidencia en el pollo agridulce.
El encontronazo de usos y costumbres fue como un choque de trenes; “en China en un restaurante sea de lujo o no, los comensales escupen, eructan muy fuerte, la sopa la absorben con mucho ruido, pero ya me acostumbré, además el trato hacia los extranjeros en lo general es muy bueno, he hecho amigos”.
SE CASA CON JOVEN RUSA
La felicidad entró a su vida por la puerta grande porque quiso el destino que en el club donde trabaja salió una chica, entonces fue reemplazada por otra bailarina de nacionalidad rusa que hoy es su señora esposa, confiesa que fue amor a primera vista después de ensayar y trabajar juntos.
“Ella no es arrogante, es reservada, me comunico con ella en inglés porque el idioma chino lo hablo en lo esencial, es limitado, pero me comunico sin problema, el ruso es bastante complicado, pero ahí lo tengo en casa”, expresa el monclovense.
En China, dice, “la tasa de criminalidad es extremadamente baja, las leyes son duras contra los delincuentes, lejanamente es posible que alguien robe, en el aeropuerto se puede dejar el equipaje con artículos valiosos y no pasa nada”.
Seis años sin retornar a Monclova, dice sin ocultar la nostalgia que sentía por su ciudad describe que es sumamente hermoso, indescriptible el reencuentro con la familia, con sus raíces, una localidad que nota cambiada, pero con buena vibra.
Estará en esta ciudad tres semanas, ya lleva una, al término empacará otra vez maletas rumbo a la China milenaria, a reencontrarse con su profesión, con sus nuevas amistades, es otro monclovense exitoso en el mundo.
