Le apuestan al proceso en que empresarios buscan adquirir la otrora comercializadora de acero de AHMSA
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
“Nos vamos, pero no nos vamos”, dicen algunos trabajadores de NASA mientras acomodan pensamientos, y le apuestan a un proceso donde hombres de negocios tratan con AHMSA la compra de las instalaciones momentáneamente cerradas desde el jueves.
A mediados de la década de los sesentas en vasto llano desolado donde hoy es la colonia Industrial, el fundador de AHMSA, Harold Pape construyó lo que inicialmente fue Avíos de Acero como brazo comercializador de los productos de la acerera.
Ahora frente al cierre, la ciudad intenta seducir a inversionistas para que concreten la compra con Altos Hornos de México asumiendo el control de NASA a efecto de reanudar trabajos especiales de maquila en placa y rollo laminado en caliente y en frío con sus 114 empleos directos.
Varios años después de la creación de Avíos de Acero, en 1971, el ingeniero Harold R. Pape ponía en marcha el Taller de Aceración BOF 1, esto en víspera de la estatización donde entregó la siderúrgica en 1972 al gobierno del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez.
Salpicada de la crisis AHMSA, la filial NASA se asfixiaba por insolvencia para comprar acero y maquilarlo hasta que se produjo el último suspiro, la decisión de cancelar operaciones no tomó por sorpresa al personal que ya olfateaba el desenlace por la prolongada inactividad derivada de falta de dinero para insumos y costos.
Incluso en días previos al 22 de febrero cuando se oficializó el cierre, informaban a sus familias lo inevitable, ellos se dedicaban a procesar diversos aceros producidos en Altos Hornos de México para darles un toque de valor agregado, de acuerdo a características aportadas por los clientes.
NASA SOBREVIVIÓ 14 MESES
Nacional de Acero S.A. sobrevivió catorce meses después que su propietaria Altos Hornos de México paralizó totalmente su producción, es decir, el 23 de diciembre de 2022, sin acceso a créditos financieros, sin Plan de Negocios, sin cabeza visible, finalmente colocó candados a sus puertas.
Ahora, ahí huele a soledad, pero dicen que será breve porque será oxigenada con financiamiento y se volverá a escuchar el ruido del acero. Sin embargo, los trabajadores jóvenes a quienes aún le resta larga vida laboral, sienten escalofrío ante la eventualidad de una situación espejo como el personal de AHMSA.
Los que están a punto de arribar a 60 años ya proyectan la pensión, el resto toma un receso, una pausa, en espera de noticias consolados por mensajes de autoridades locales de que ya hasta entraron en pláticas con inversores quienes estudian la viabilidad del proyecto.
Las estadísticas establecen que el record mensual de producción que registró Nacional de Acero S.A, fue en marzo de 2014 con 39 mil toneladas, hasta llegar a cero, en caso de que Altos Hornos de México concrete la venta de las instalaciones de la filial, posiblemente estaría informando a la Bolsa Mexicana de Valores.
Lo que fue Avíos de Acero en la colonia Industrial durante los tiempos de AHMSA paraestatal, posteriormente se convirtió en Ryerson de México-Monclova y luego las instalaciones en la era Ancira fueron reubicadas al libramiento Carlos Salinas de Gortari.
Con interrupción momentánea de su vida laboral mientras se quita lo borroso en el futuro de la empresa, empleados y sindicalizados acomodan pensamientos, toman papel y lápiz para hacer cálculos de sus ingresos y egresos, le apuestan a que la inactividad es temporal porque hay mercado para productos NASA, lo que hace falta es financiamiento, el cual creen, llegará.