Cliserio Reyes, originario de Torreón, tenía la obsesión de los aviones que lo llevó a montarse en la parte exterior de un DC-3
Especial
LA PRENSA
Desde antes de cumplir los 17, el adolescente Cliserio Reyes se dormía imaginando las montañas, caminos, casas y gente desde las alturas, tal como ve el mundo un águila cuando planea con las alas bien extendidas. Seguramente su obsesión por volar llegó cuando, desde las tierras de cultivo de su padre, vio a los primeros aviones despegar desde el recién inaugurado Aeropuerto de Torreón. Fue en octubre de 1950 cuando toda esa imaginación, le explotó manifestándose en una idea tremenda: volar por primera vez en su vida agarrado con sus manos al ala de uno de los aeroplanos que llegaban y se iban todos los días de aquella pista cercana a él, todo sin que el piloto, o adulto alguno, se dieran cuenta.
EL DÍA QUE CLISERIO REYES SE CONVIRTIÓ EN “EL ÍCARO LAGUNERO”
Llegado el día se adentró en la pista del Aeropuerto de Torreón, con apenas cuatro años de haber sido inaugurada, y ahí, aguardó horas hasta coincidieran el avión ideal y la distracción de los pilotos. Fue hasta casi la media noche, que vio que se encendieron las hélices de un Douglas DC-3 en la pista 12, era su momento de suerte, porque por lo regular los despegues se hacían desde la pista 30. Pensó ‘ahora es cuando’ y Cliserio Reyes agarrado con uñas y dientes de la parte trasera del bello avión fabricado en Estados Unidos, así como una veintena de diputados mexicanos federales en su interior, quienes se dirigían al DF, la aeronave propiedad de Líneas Aéreas Mineras S.A. (LAMSA), levantó vuelo pilotada por el mítico capitán mexicano Jorge Guzmán Lavat, quien no tenía muchos años de haber dejado la Real Fuerza Aérea Canadiense.
LAS PRIMERAS SEÑALES DE QUE ALGO IBA MAL EN EL AVIÓN
Dentro de la cabina, en la primera fase del vuelo, el capitán sintió en las manos una vibración leve, pero aparentemente normal, por lo cual no le dio importancia. Pero cuando aplicó más velocidad, y ya alcanzados cerca de los 300 kilómetros de trayecto, aquella vibración se hizo más intensa, su experiencia le dijo que algo malo estaba ocurriendo, decidió dar vuelta para aterrizar de nuevo en el Aeropuerto de Torreón.
EL NIÑO CLISERIO AGARRADO CON UÑAS Y DIENTES AL ALA DEL AVIÓN
Una vez en tierra Jorge Guzmán Lavat bajó del avión, personal de LAMSA ya lo esperaba en la pista para ver qué es lo que había ocurrido. Todos con lámparas sordas en las manos empezaron a inspeccionar cada parte del DC-3, así encontraron al adolescente Clierio Reyes en la cola del avión, entumecido, aturdido, asustado, pero eso sí, bien agarrado. El viraje a la izquierda le había salvado la vida con la sola inercia, un milagro como quien dice.
Cliserio fue depositado en el suelo casi inconsciente, no escuchaba nada, despertó por los gritos de mecánicos, varios pilotos, policías y hasta diputados que se habían acercado a escuchar la inverosímil historia: un menor de edad que sobrevivió a fuera de un avión que alcanzó los 12 mil pies de altura y 59 minutos de vuelo.
¿CLISERIO AYUDADO POR PEDRO INFANTE?
Un poco más consciente le dijeron que sería llevado a prisión porque LAMSA presentaría cargos.
Después de esto las cosas que ocurrieron no son muy claras. Se dice que Pedro Infante, actor enamorado de pilotar aviones, se enteró del caso de Cliserio y le pagó un curso para convertirse en piloto, otros más dicen que quienes en verdad le ayudaron fueron los miembros de la comunidad aeronáutica de la Laguna.
EL SUEÑO HECHO REALIDAD DE CLISERIO REYES
Como fuera el hecho es que el adolescente de 17 años de edad logró convertirse en piloto profesional, dedicándose primero a la fumigación y después volverse dueños de su propia aerolínea llamada Servicios Aéreos Reyes Román S.A. para, al mismo tiempo, prestar sus servicios a la Secretaría de Recursos Hidráulicos y también volar numerosas aeronaves privadas.
Hasta la fecha la historia de Cliserio Reyes se sigue contando por los trabajadores del Aeropuerto Internacional Francisco Sarabia de Torreón, como un evento que marcó el inicio de esta central aérea.