Lourdes Cano es madre de 4 hijos, tiene 40 años de edad y ha logrado con ayuda de Dios, dejar el alcoholismo atrás
Karla Cortez / La Prensa
SABINAS, COAHUILA.- «Solo Dios sabe cómo logré salir de las adicciones y el alcoholismo, hoy soy una persona de bien, que lucha por sacar adelante a sus hijos, trabajo duro y me siento muy orgullosa de ser mujer», expresó Lourdes Cano.
Ella es madre de 3 hombres y una mujer, 40 años de edad, en los que ha superado tristezas, entre ellas una separación, pero lo que realmente cambió su vida es haberse alejado del alcoholismo y la drogadicción.
«Yo empecé a consumir marihuana a los 16 años, después me junte con el papá de mis hijos y la dejé un poco por los embarazos, pero después retome todo, me gustaba mucho tomar alcohol, bebía mucho y empecé a descuidar de mis hijos» reconoció.
Lourdes dejaba a sus hijos con su mamá o familiares para poder irse de fiesta, hasta que un día, cansada de esa vida decidió cambiar por el bien de ellos.
La decisión no fue nada fácil, le costó mucho esfuerzo salir de los vicios, pero con corazón y voluntad lo logró y por supuesto gracias al apoyo de una iglesia cristiana cuyos integrantes no solo oraron por ella, sino estuvieron al pendiente de sus necesidades, hasta que ella pudo finalmente tomar un camino distinto por el bien propio y de sus hijos.
«Todo se puede en esta vida, no podemos solas, existe ese ser que es Dios quien es el que me ayudó a cambiar y la vida de mi familia dio un gran giro, todo ha sido para bien», indicó.
La vida no es fácil para ella, trabaja 12 horas al día, es empleada doméstica en casas y negocios para poder darle a sus hijos lo necesario para que estén bien.
Por eso, el 8 de marzo para Lourdes representa un día muy especial porque se siente orgullosa de haber superado grandes obstáculos que la vida le ha puesto
«Los tiempos han cambiado, la mujer actualmente tiene más acceso a los vicios, pero yo les digo a todas ellas que sí es posible superarlos, cualquier droga y cualquier problema, con Dios todo se puede», enfatizó.
Agregó que no le da vergüenza compartir su experiencia y recordar lo que hizo, ya que es un fuerte testimonio del amor de Dios y lo que se puede lograr cuando hay voluntad.