Aunque no percibe salario alguno, la Directora del Asilo de Ancianos está entregada en cuerpo y alma a conseguir recursos para alimento, servicios, nómina, pañales y medicinas
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
No es fácil encontrar una abnegada mujer dedicada de tiempo completo a conseguir recursos para alimentación, servicios públicos, nómina, pañales, médicos, fármacos y mantenimiento de una extensa propiedad donde residen más de 35 ancianos, sin recibir a cambio un solo peso de salario o gratificación.
“Es por amor a Dios y a los ancianos”, afirma en el Día Internacional de la Mujer, doña Juanita Vázquez Charles, presidenta del Patronato del Asilo de Ancianos donde el 60 por ciento de la población son féminas que en su vida se caracterizaron por sus valores, principios, trabajo, y amor a la vida, por eso llegaron a la longevidad.
Los ancianos al igual que los niños, no saben de gastos, presupuestos, ni que las deudas acechan con los respectivos riesgos que implica incumplir con pagos de facturas de servicios, el asilo no recibe presupuesto de organismos públicos, ni privados, subsiste de donativos de la comunidad, pero para que lleguen, primero hay que tocar puertas y pedir.
“La responsabilidad es enorme porque nunca debe faltar algo, ni en salud, alimentación, servicios, nómina, pero nosotros quienes conformamos el patronato, no cobramos un solo centavo porque lo hacemos por amor a Dios y a los ancianos”, reitera la altruista voluntaria.
“Por amor a Dios y los ancianos estamos aquí en las buenas y en las malas, pero nunca deben faltar los 100 platillos que diariamente elaboramos, equivalentes a 700 semanales y 3000 mensuales, con todo y que los precios de los ingredientes están por las nubes, además el gas, y la nómina del personal de cocina”, explica don Juanita.
Agregó que la población actual del Asilo de Ancianos que fundó doña Susana Lou Pape consume 128 pañales diarios, reveló que suman 35 ancianos y ancianas las que permanecen residiendo en este emblemático sitio monclovense.
Diariamente, “recorremos colegios, planteles, donde los alumnos y profesores se organizan para ayudar, lo mismo que el sector privado, es un recorrido desde temprana hora tocando puertas y lo hacemos por amor a Dios”.