“No fui al kínder porque no había dinero, mi padre me enseñó a leer y escribir, me fascinó desde niña el mundo de las letras y el conocimiento”, expresa la hoy exitosa abogada
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
De cuna humilde, pero con una personalidad irrompible, la abogada Rosario Rocha nació en el barrio de La Guayulera en Saltillo, donde su padre albañil le enseñó a leer y escribir, creció arropada por su madre tras el fallecimiento por enfermedad de su progenitor cuando ella tenía 7 años de edad, ahí la vida la obligó a vender dulces para contribuir al gasto familiar.
Desde 2013 reside en Monclova, tiene una visión humanista de ayudar al prójimo dentro de su profesión de abogada, y pese a quedar en situación de huérfana con cuatro hermanos y su madre que no terminó la educación primaria, nada la detuvo en sus sueños de alcanzar títulos, diplomados, y litigar en los tribunales de justicia.
Rosario Rocha no nació con una torta bajo el brazo en su barrio, ella no oculta su origen humilde con una infancia de pobreza porque su padre era albañil y su madre que no terminó la instrucción primaria laboraba de empleada doméstica, confiesa que lo dice sin pena, por el contrario, con orgullo y satisfacción.
Recuerda que la vida se complicó tras la muerte de su padre porque al lado de sus cuatro hermanos, siendo la única mujer, se vieron obligados a trabajar, a abrirse paso en la vida, vendiendo dulces en el centro de Saltillo, laborando siempre con la proyección de ser alguien.
La abogada Rosario Rocha en 2011 llegó a Monclova al casarse con el también abogado Alfonso Tapia quien en Saltillo era su compañero de clases, laboró en Defensoría Pública a partir de 2013 durante 7 años, pero finalmente optó por el campo de la abogacía privada luego que en 2020 otra vez la desgracia tocó las puertas de su hogar al fallecer su esposo durante la pandemia.
“No fui al kínder porque no había dinero, mi padre me enseñó a leer y escribir, me fascinó desde niña el mundo de las letras y el conocimiento”. Dice que su fuente de inspiración fue el libro “Vuela tu libertad” cuando cursaba apenas el tercer grado de nivel primaria.
Egresada de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila, la abogada Rosario Rocha es resultado de la cultura del esfuerzo, es una mujer polifacética, que ha escalado y superado obstáculos, llegó para quedarse en Monclova en 2013 donde está dejando huella con visión humanista en el ejercicio de la abogacía, y defensa de los derechos de la mujer.
Recuerda con profundo agradecimiento cuando ingresó a laborar al Instituto de la Mujer con invitación de la titular de la dependencia Guadalupe Fraire, ahí empezó en la función pública conociendo casos de violencia contra las mujeres, perspectiva de género, atención de las víctimas.
La violencia, explica, “es un amplio catálogo de afectación a hombres y mujeres, desde psicológica, desprecio, pero también contra varones, como por ejemplo no sirves para nada, como en el caso actual de AHMSA donde hay hombres sin recursos en su faceta de proveedores.
Explica que con tres hijos huérfanos de padre, necesitaba más recursos para sacarlos adelante, por lo que tuvo que separarse del ejercicio público, dedicándose a litigar especialmente en el área penal.