Presenta conferencia “El Nogal y sus Implicaciones históricas”, donde recuerda el ambiente de convivencia de los monclovenses. en patios floridos de bugambilias, y el aroma de jazmines
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
El historiador y poeta Amador Peña Chávez transportó ayer al Monclova de los años 30 del siglo pasado a quienes asistieron a su conferencia “El nogal y sus implicaciones históricas en Monclova”, describiendo el aroma de jazmines y geranios de macetas instaladas en frescos ventanales, mientras la gente esperaba la noche en patios floridos de bugambilias.
Los apaleadores de nogales que trepaban a la cima para provocar la caída de la nuez, mientras abajo, los pepenadores recogían la producción para su comercialización, además el proceso para la elaboración de dulces con ese fruto seco.
“Los usos grandes, corrientes venturosas de agua, incansables y agoreras anunciando primores, las acequias cruzando los patios solariegos, retando los ardientes estíos mientras los vetustos bardones con su aroma de adobes y de cales cuidando celosos los verdores”, narró el historiador en su conferencia la mañana de este sábado en el Museo Coahuila-Texas ante sala llena.
El historiador, dijo que a finales de la década de los treinta, el nogal más productivo era propiedad de la señora Eufrasia Fernández, ubicado en calle Juárez 49 con producción anual de 500 kilos, mientras que el más vetusto de 300 años aproximadamente era de la señora María del Pilar Ballesteros viuda de Bosque situado el sur de la Plaza Juárez.
El profesor Amador Peña, indicó que el nogal más grueso tenía un diámetro de 7 metros con cosecha lista desde el 7 de agosto y su dueño era Francisco López localizado en las calles de Allende y Cuauhtémoc, mientras que el más alto era de más de 30 metros con follaje de 45 a 50 metros situado en calle Juárez contiguo a donde actualmente es un sitio denominado “Parrita”.
Peña, exhibió fotografías de 1939 donde en una larva mesa trabajaban en el retiro de la cáscara a la nuez y el proceso para elaboración de dulces, se dice que el personal tenía que estar permanentemente silbando o cantando para asegurarse el dueño de que iban a estar consumiendo nueces, evitando así mermas,
El historiador Amador Peña afirmó que a finales de la década de los treinta, el nogal más productivo era propiedad de la señora Eufrasia Fernández, ubicado en calle Juárez 49 con producción anual de 500 kilos.