México aún sigue llorando la muerte de quien prometiera un cambio al país, el caso deja muchas dudas
ESPECIAL.
LA PRENSA.
El 23 de marzo de 1994 cae muerto el candidato del PRI a la Presidencia de la República Luis Donaldo Colosio, recibió dos balazos de pistola Taurus calibre .38
Para las autoridades, lo único seguro de ese magnicidio es que el autor material fue Mario Aburto Martínez, un joven michoacano de 24 años de edad, atrapado segundos después en la misma escena del crimen.
Fuera de eso, una suerte de especulaciones se construyeron para tratar de descubrir el complot que acabó con la vida de del candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
La actividad de Colosio en Tijuana, Baja California, era muy importante, ya que se trataba de una entidad gobernada por el opositor Partido Acción Nacional. El mitin en la colonia Lomas Taurinas empezó a las 16:30 horas, y Colosio terminó de hablar pasadas las 17:00 horas, desde un templete improvisado sobre una pick up blanca, estacionada en la calle Mimiahuapan.
Cuando el candidato caminaba hacia el vehículo, las vallas humanas que debían proteger su salida se deshicieron por completo y Colosio Murrieta quedó apretujado por la multitud. Su jefe de seguridad, el General Domiro García Reyes, fue desplazado intempestivamente por un sujeto que vestía una chamarra negra y cachucha, llamado Tranquilino Sánchez Venegas: perdió el paso y se alejó de la espalda del candidato. Ese momento fue supuestamente, aprovechado por Aburto Martínez, un joven con chamarra clara y estatura mediana, que se acercó a Colosio y aproximó el cañón de su pistola cerca de la oreja derecha. Disparó y Colosio cayó con un giro hacia la izquierda. Aburto soltó otro disparo que dio en el abdomen del candidato.
En medio de la confusión, Fernando de la Sota, un hombre con cuerpo de oso, jefe del grupo policiaco Omega e integrado en la comitiva del candidato, se abalanzó sobre Aburto. Fue ayudado por su asistente Alejandro García Hinojosa. Ya maniatado y en el piso, Víctor Manuel Cantú Monterrubio -del Estado Mayor Presidencial- amagó por al entonces presunto asesino con una pistola en el cuello. Aburto había tirado su arma y gritaba con fuerza: “¡Fue el ruco!”.
Dos efectivos del Estado Mayor Presidencial atraparon a una persona de edad avanzada de nombre Vicente Mayoral Valenzuela. La turba gritaba, manoteaba y pateaba hacia donde estaba Aburto. Querían lincharlo. Rafael López Merino, otro integrante del cuerpo de seguridad del candidato del PRI, recogió la pistola Taurus de Aburto. A Colosio lo levantaron prácticamente inerte, Domiro García y Martín Salinas, también del Estado Mayor Presidencial. Ayudados por dos personas más cargaron al candidato hacia una camioneta Chevrolet Blazer que movilizó al herido hacia la ambulancia número 44, estacionada 200 metros adelante en la calle Cañón de Pastejé. El candidato fue trasladado al Hospital General, a donde llegó con baja presión arterial, 60 milímetros de mercurio, y una frecuencia cardiaca de 60 latidos por minuto. Una de las balas había afectado severamente el tallo cerebral. Fue el final de la vida del “quasi” Presidente Colosio, víctima de la única manera de sacarlo de Los Pinos. Fue el comienzo de una prolongada historia de complots, intrigas, acusaciones y contradicciones que enrarecieron para siempre la vida interna del eterno partido gobernante.
El discurso de la ruptura
Previo al crimen, el 6 de marzo de 1994, durante los festejos por el 65 aniversario del PRI -el partido que gobernó México hasta el 2000-, Colosio pronunció un discurso de 55 minutos en el Monumento a La Revolución que presuntamente no cayó nada bien entre la cúpula priista. El abanderado del Revolucionario Institucional prometió “reforzar el poder para democratizarlo y para acabar con cualquier vestigio de autoritarismo”. “Es la hora de reformar el poder, de construir un nuevo equilibrio en la vida de la República”, dijo. Señaló que la concentración excesiva del poder había provocado decisiones equivocadas, monopolio de iniciativas y abusos gubernamentales, por lo cual ofreció, de ganar las elecciones, ejercer un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales. “Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración de poder”, manifestó. Sin embargo, el entonces Presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, quien estuvo en el ojo del huracán debido al crimen, aseguró años después mediante una carta que entregó en Dublín, Irlanda, a la Fiscalía Especializada en el Caso Colosio, que en ningún momento se dio una confrontación y mucho menos una ruptura entre él o su gobierno y el político sonorense. Incluso, señaló en la misiva, que el discurso de Colosio el 6 de marzo fue conocido previamente por él, pero no fue objeto de desacuerdos. Además, reveló que en enero de 1994 fue él quien le sugirió a Colosio “que le convendría distanciarse más del Gobierno” y que el propio sonorense fue renuente a aceptar esa posibilidad. Dijo, además, que nunca pensó en retirarle su apoyo como candidato presidencial.
LA CARRERA POR LA CANDIDATURA
El entonces Regente de la Ciudad de México, Manuel Camacho, era el fuerte aspirante a la designación priista, sin embargo, el partido se decantó por Colosio.
Dos horas después de que se dio a conocer la nominación, Raúl Torres, jefe de prensa del DDF dijo que no había seguridad acerca de su reacción ante el “destape”.
CRÓNICA DE UN MAGNICIDIO: La secuencia publicada de un video tomado por un aficionado y difundido por la televisión y la PGR, muestra el momento preciso del asesinato de Luis Donaldo Colosio, ocurrido el miércoles 23 de marzo de 1994 en Tijuana.
Detenidos y liberados
Aburto Martínez fue detenido instantes después de que accionó un revólver marca Taurus, calibre .38 especial, de fabricación brasileña, contra el candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994 tras un mitin en la Colonia Lomas Taurinas, en Tijuana.
Junto al joven de 23 años, también fueron presentados ante el Ministerio Público Federal Vicente Mayoral Valenzuela, un ex agente de la Policía Judicial Estatal de Baja California y Jorge Antonio Sánchez Ortega, ambos en calidad de testigos por el crimen. Apenas dos horas después del crimen trascendió de manera extraoficial que Aburto Martínez se declaró pacifista ante la Policía y dijo que se dedicaba a escribir libros. Aseguró tener cuatro hermanos que viven en Estados Unidos. Empero, un día después, Diego Valadés Ríos, Procurador General de la República, confirmó en la ciudad fronteriza la implicación directa de Aburto Martínez en la muerte de Colosio Murrieta. Además de Aburto, Vicente Mayoral Valenzuela y Jorge Antonio Sánchez Ortega también fueron detenidos tras la agresión. El primero era agente de seguridad contratado por el PRI y el segundo era agente de la Secretaría de Gobernación.
Ambos, sin embargo, salieron libres horas después, tras investigar su situación. Sin embargo, Vicente Mayoral fue capturado de nueva cuenta el 4 de mayo de 1994, junto con su hijo Rodolfo Mayoral, también ex policía, acusados de complicidad, aunque fueron librados el 7 de julio de 1995, debido a que el juez no encontró pruebas para incriminarlos. El 26 de febrero de 1995, Fernando de la Sota, otro ex policía es detenido acusado de perjurio, pero fue liberado dos días después, aunque siguió su proceso en libertad bajo fianza.
Tranquilino Sánchez fue otro de los detenidos por el caso. Su arresto ocurrió el 27 de marzo de 1994, acusado de complicidad, pero fue liberado el 14 de marzo de 1995. Alejandro García Hinojosa, también ex policía, y quien fue uno de los hombres que detuvo a Aburto, también estuvo en prisión por falsear su declaración, pero de igual forma fue absuelto de los cargos en su contra. Domiro García Reyes también estuvo en prisión por el caso, pero fue liberado. El 24 de febrero de 1995, Othón Cortés es detenido por presuntamente ser el causante del segundo disparo que recibió Luis Donaldo Colosio (en el abdomen). El 3 de mayo de ese año, la Fiscalía Especial del Caso presenta más de 20 videocasetes y cerca de 30 pruebas documentales en contra de Othón. Sin embargo, el 7 de agosto de 1996 obtiene su libertad tras ser absuelto de ese cargo.
SU ESPOSA: DIANA LAURA RIOJAS:
A la muerte de su esposo, Luis Donaldo Colosio, candidato a la Presidencia del PRI, la figura pública de Diana Laura comenzó a crecer al grado de que algunos sectores políticos y sociales llegaron a considerarla como la sucesora “natural” de su esposo.
En junio, también de 1994, la economista, egresada del Tec de Monterrey, crea una la fundación “Luis Donaldo Colosio” para continuar con los ideales del político sonorense.
Ocho meses después del crimen, el 18 de noviembre, Diana Laura muere de cáncer a los 34 años dejando dos hijos.
SU LEGADO: LUIS DONALDO COLOSIO RIOJAS
Su hijo, Luis Donaldo es hoy el Alcalde de Monterrey. Este año será candidato a Senador por Movimiento Ciudadano.
En enero de este año fué cuestionado por el intento de la Fiscalía General de la República (FGR) que, en año electoral, pretende revivir el caso, Colosio solicitó dar carpetazo al tema.
COLOSIO Y SU VISIÓN
SOLIDARIDAD
“El Programa Nacional de Solidaridad es el eje de la política social del Gobierno mexicano y busca incorporar al cambio y modernización económica a los grupos que por sí mismos no podrán hacerlo”.
TLC
“El Tratado de Libre Comercio se convertirá en un instrumento de prosperidad para México y Estados Unidos, lo cual fomentará el empleo y el crecimiento económico, al mismo tiempo que dará mayores oportunidades para mejorar el medio ambiente”.
EL FUTURO
La certidumbre en el rumbo del País está garantizada y éste se perfila como una nación de libertades y oportunidades”.
