Condena no sólo el feminicidio de la niña
Sino también la respuesta de los habitantes del pueblo mágico tras linchamiento de presuntos responsables durante la Semana Santa en Taxco, Guerrero
Por Natalia Vitela
Agencia Reforma
GUERRERO, MÉXICO.- La Iglesia católica advirtió que el secuestro y feminicidio de la niña Camila, así como el linchamiento de los presuntos responsables durante la Semana Santa en Taxco, Guerrero, evidencia varios de los problemas que han fracturado el tejido social.
«Este hecho evidencia varios de los problemas que han fracturado el tejido social, que competen a las autoridades del Estado, a la clase política, a las instituciones de seguridad, y por supuesto, también a los ciudadanos y a las familias», alertó a través del semanario Desde la Fe este domingo.
En el texto titulado «Domingo de Resurrección: ¿qué futuro queremos?», la Iglesia católica condenó, no sólo el feminicidio de la niña de 8 años de edad, sino también la respuesta de los habitantes del pueblo mágico contra los implicados, y que derivó en el asesinato de una mujer.
«¿Qué necesitamos como sociedad para darnos cuenta de que al permitir estos hechos nos estamos destruyendo poco a poco?, ¿cuántas niñas muertas más?, ¿cuántos linchamientos más?, ¿cuántas injusticias más?, ¿cuándo entenderemos que la violencia sólo genera más violencia?», sentenció.
Sobre la población, enfatizó, se ha puesto encima una lápida de “egoísmo, de miedos y amargura, de sufrimiento y muerte, que le cierra el camino a la alegría y a la esperanza”.
«Que bloquea el espacio a un mejor futuro, que impide construir una sociedad en la que se priorice el bien común, que dignifique la vida, y que dé certezas a nuestros niños, adolescentes y jóvenes», expresó.
Además, previno que, como dice el Papa Francisco, esta piedra representa “escollos de muerte”,
«Que encontramos en los fracasos y en los miedos que nos impiden realizar el bien que deseamos», apuntó.
Aseguró que ningún acontecimiento, ya sea doloroso, egoísta y cruel, puede tener la última palabra en el destino del País.
«Está en nuestras manos hacer a un lado la piedra que oprime a nuestra sociedad y nuestros corazones para abrirnos paso a la plenitud de la vida», concluyó.