Por: Willem Veltman, basado en material de Luis Alfonso Valdés
Todos conocemos los 49-ers, equipo de futbol americano de San Francisco. ¿Pero de dónde proviene este nombre? Cuando en 1848 se descubrió oro en el norte de California, se desató un movimiento de exploradores, prospectores y aventureros hacía ese estado: el famoso “Gold Rush”. Durante el año 1849 llegó a California un total de 300,000 prospectores, los así llamados “49-ERS” (Forty-Niners). La villa de San Francisco creció de 200 habitantes (1846) hasta una ciudad de 36,000 habitantes en 1852.
Una parte de estos “49-ers” viajó desde New Orleans y Corpus Cristi hacía California, y con el fin de evitar enfrentamientos con los Apaches y Comanches en Texas y Nuevo México, decidieron viajar por el norte de México, pasando por Candela, Monclova, Cuatro Ciénegas, y Chihuahua. He aquí una descripción muy amena y bonita de su parada en nuestra ciudad de Monclova:
Extracto del periódico The Daily Crescent, New Orleans, 1 July 1850
16 de marzo – Ahora estamos aquí unos sesenta y cinco, la mitad de nuestro grupo original de Nueva Orleans, todos los de la Compañía Número Dos y la Compañía que salió de Nueva Orleans el 4 de julio. Hay algunas especulaciones y dudas considerables sobre si se nos permitirá pasar por el país. Se están alarmando por la cantidad de gente que viene entrando al país, todos armados hasta los dientes, y piensan que estamos tramando hacer una revolución, o alguna otra cosa horrible. Sería sumamente lamentable tener que volver sobre nuestros pasos después de haber llegado hasta aquí y haber incurrido tantos gastos y dificultades. Si nos sintiéramos dispuestos a hacerlo, podríamos pasar de todos modos, pero eso conllevaría peligros y grandes inconvenientes. La propuesta fue hecha, pero inmediatamente rechazada por la mayoría del grupo.
17 de marzo – El mensajero que fue enviado a Monterrey regresó esta mañana, y podemos pasar sin dificultad; así que empezamos mañana. Me acaban de decir que el pobre que estuvo enfermo en el camino, ya murió, y como era católico lo van a sepultar esta tarde en el cementerio católico, con todas las ceremonias de su fe. Si no hubiera sido católico, no habrían dejado que lo enterraran en su cementerio.
18 de marzo – A las 4 se levantó el campamento, y después de haber desayunado y empacado las mulas, retomamos el camino, y como a las 12 llegamos a un pequeño lugar llamado Labella [¿podía ser Valladares?], el sol calentaba intensamente. Como éste es un pueblo sin importancia, sólo nos quedamos el tiempo suficiente para que nos refrendaran el pasaporte, y nos dirigimos al pueblo de Candela, a unas 17 millas de Lampazos, y acampamos en el patio del alcalde, que amablemente nos ha cedido para pasar la noche. Nunca en mi vida sufrí más con el calor del sol que hoy; de hecho, temía que me diera un golpe de sol. Nos resultó muy difícil conseguir algo de comer para la cena, porque era domingo.
19 de marzo – Como algunos del grupo queremos mulas, no pensamos salir hoy de este lugar, pero intentaremos encontrar alguna. Candela es un bonito pueblecito, situado al pie de una sierra, con unos tres mil habitantes. Parecen ser inteligentes y en su mayoría bien educados. Hay varias familias ricas entre ellos, y me reuní con dos o tres jóvenes que fueron educados en los Estados Unidos. Son muy hospitalarios, y se dice que tienen una disposición amistosa con los estadounidenses. La ciudad está bien irrigada por arroyos que corren por la mayoría de las calles, y también tienen árboles de buena sombra, que nos parecieron más hermosos cuando entramos en la ciudad después de nuestra marcha calurosa y polvorienta. Hasta ahora no he escrito mucho sobre mis sentimientos en este viaje, pero debo decir que nunca sentí tanto desánimo ni tantas ganas de abandonar el proyecto como ahora, y si pudiera reponer el dinero que he gastado, lo haría. Realmente creo que me daría marcha atrás y regresaría a Nueva Orleans. No es por las privaciones y durezas, que cuanto mayores son, más deseo tengo de seguir adelante. Con frecuencia me he sentido molesto y agobiado, y a menudo muy fatigado, pero nunca me he sentido desanimado, porque nunca hasta ahora me había sentido tan solo. Pero no debo ceder a esos sentimientos, y no creo que me sentiría así ahora si no fuera porque hoy no me encuentro bien, y anoche sentí algo de mi antigua dolencia: dolor y palpitaciones en el pecho, que siempre me deprime y me hace notar cosas que generalmente no me importarían. He estado buscando una mula por todo el pueblo, pero no pude encontrar ninguna a la venta, excepto una pareja por la que me piden 45 dólares cada una, que es más de lo que puedo dar. Mientras escribo esto, veo a un hombre que trae dos mulas para vender y debo ver si puedo comprar una de ellas. Bueno, he comprado una de las mulas por $20, y parece muy buena, así que espero que no la perdamos. Acabo de regresar de bañarme, y me siento mucho mejor. Creo que, después de cenar y descansar bien por la noche, estaré bien otra vez.
20 de marzo – Ya estamos de nuevo en camino, y nuestra mula trabaja admirablemente. Si el lomo de mi pobre caballo estuviera bien, estaría viajando de maravilla. Nuestro camino ha cambiado algo de apariencia; hasta ahora hemos estado viajando por praderas planas o por terrenos ondulados; pero hoy, por primera vez, nuestro camino pasa por escarpados pasos de montaña, y las escarpadas y desoladas laderas de las montañas tienen una especie de solemne grandeza que resulta bastante agradable como cambio. Ahora estamos acampados, durante el calor del día, cerca de un pozo de agua, a unas 12 millas de Candela. Alrededor de las 4 PM tomamos nuevamente el camino, viajamos hasta las 10 de la noche y acampamos para pasar la noche, habiendo recorrido unas 30 millas este día.
21 de marzo – Se levantó el campamento a las 4, y no teniendo suficiente agua con nosotros, salimos sin desayunar y viajamos como 16 millas, y ahora estamos acampados cerca de un pozo de agua. Acabamos de desayunar y alimentar a nuestros animales. Mi pobre caballo casi se ha rendido; fue con la mayor dificultad que pude llevarlo hasta aquí. Estando de guardia anoche, he descansado poco, así que estoy a punto de acostarme para tomar una pequeña siesta antes de tomar el camino nuevamente. Salimos de este lugar alrededor de las 4 PM, viajamos hasta después del anochecer y luego acampamos para pasar la noche sin agua, recorriendo unas 27 millas este día.
22 de marzo – Tomamos el camino al amanecer, y llegamos a un hermoso y fresco manantial como a las 7, abrevamos a nuestros animales y a nosotros mismos, y luego nos dirigimos a Monclova, a donde llegamos como a las 2 P.M.; este día recorrimos unas 20 millas, distancia que Ned y yo tuvimos que caminar, arrastrando a nuestros caballos con nosotros; y de esta manera tuvimos que atravesar el pueblo (que tiene más de una milla de largo), generando gran diversión a los naturales. Hemos alquilado un patio para nosotros y los animales, y aquí pretendemos quedarnos hasta que podamos prepararnos adecuadamente para continuar hacia Chihuahua.
23 de marzo – Monclova es la capital del estado de Coahuila y es un lugar bastante grande. Aquí podemos conseguir pan de trigo, ya que el trigo es la producción principal. Tienen molinos harineros, herrerías, una farmacia, un médico americano, o más bien francés (de Nueva Orleans), y muchas otras tiendas, zapateros, etc. Parece más bien un lugar donde la gente realmente hace algo para ganarse la vida, mejor que cualquier lugar en el que hayamos estado hasta ahora. Hay un hermoso paseo (lo llaman “alameda”), de lado derecho del pueblo. Tiene aproximadamente un cuarto de milla de largo. Tiene un amplio paseo en el centro, empedrado, y caminos de gravilla a cada lado del paseo. Hay cuatro hileras de hermosos y altos árboles de sombra que se extienden a lo largo de todo el paseo; su follaje es tan denso que excluye casi por completo los ardientes rayos del sol del mediodía. Hay ocho hermosos bancos, tallados de piedra maciza, colocados a corta distancia a lo largo de los senderos. Es un hermoso lugar para pasear esta tarde, y cientos de los habitantes de tez clara se ven cada tarde y a la luz de la luna, paseando o descansando en los bancos de este encantador lugar. Igual que la mayoría de otros lugares de este país, cierran sus tiendas a las 12 M., y toman una siesta durante un par de horas. Esta mañana no conseguí suficiente pan para el día, así que tuvimos que esperar hasta que abrieran sus tiendas antes de poder cenar. Generalmente desayunamos a las 6, y comemos a las 12, cuando no estamos en marcha. El caballo de Ned y el mío se han agotado por completo, y hasta ahora no hemos visto ninguna posibilidad de conseguir otros, y el resto del grupo piensa en retomar el camino mañana. Si lo hacen, tendremos que tirar nuestras sillas de montar y caminar; o quedarnos aquí hasta que estemos listos, siendo ambas opciones bastantes malas. Al ser ésta una ciudad grande, la gente es más independiente que en los pueblos pequeños por las que hemos pasado, y las clases bajas son más atrevidas de lo que resulta agradable. Justo después de salir de Corpus Christi, varios de nosotros nos cortamos el pelo muy cortito, para que no fuera tan problemático y no fuera tan probable contaminarnos de algún bicho de la gran población de cierto tipo que se encuentra aquí por todo este país; y con mucho disgusto y mortificación de algunos, y diversión de otros de dichos jóvenes locales, dicen los mexicanos que somos un grupo de “peones”, o esclavos, porque no es costumbre de nadie aquí sino de los peones cortarse el pelo tan corto. Los huevos, el pan y el maíz son más baratos aquí que antes.
(a continuarse la próxima semana)
Contribución de: Willem Veltman, en colaboración con socios compañeros Arqueosaurios A.C. (1997): Alonso Armendáriz Otzuka, Arnoldo Bermea Balderas, Juan Latapi O., Francisco Rocha Garza, Luis Alfonso Valdés Blackaller, Oscar Valdés Martin del Campo, y Ramón Williamson Bosque.
Envíanos sus comentarios y/o preguntas a: [email protected]