Rubén Moreira Valdez
La fiesta más importante para los cristianos de las distintas denominaciones es el Domingo de Pascua; las iglesias de Occidente lo celebran en una fecha y las de Oriente en otra.
Esto ocurre así desde finales del siglo XVI, cuando el papa Gregorio XIII remplazó el calendario juliano promulgado por el emperador romano Julio César en el año 45 a.C. y lo sustituyó por el que lleva su nombre, el calendario gregoriano.
Desde entonces, la Iglesia Católica adopta éste, que también lo asume buena parte del mundo, ya que los años bisiestos contaban de manera más adecuada la revolución de la tierra alrededor del sol, garantizando que las fechas reflejaran más precisamente las estaciones del año.
Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa Oriental siguió, en sus fiestas litúrgicas, el calendario juliano. Ya en el siglo XX, la mayoría de las iglesias ortodoxas adoptaron una versión revisada del calendario juliano, pero otras han continuado con éste.
En días recientes, el patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla, Bartolomé I, ha expresado su deseo de que los cristianos en Oriente y Occidente comiencen a celebrar la Pascua en una “fecha unificada”, en lugar de adherirse a calendarios de Cuaresma separados.
“Es un escándalo celebrar por separado el evento de la única resurrección del único Señor”, dijo el patriarca, quien ostenta el título de primus inter pares (primero entre los iguales) en la ortodoxia oriental.
El 31 de marzo, día de la celebración de la Pascua en el calendario occidental, el patriarca hizo este comentario en la homilía de la misa que celebró, y donde extendió “un saludo lleno de amor a todos los cristianos de todo el mundo que celebran la Santa Pascua hoy”.
También dijo que “imploramos al Señor de la Gloria que la próxima celebración de Pascua no sea simplemente un hecho fortuito, sino el comienzo de una fecha unificada para su observancia, tanto por el cristianismo oriental, como por el occidental”.
El patriarca Bartolomé señaló que la Iglesia Ortodoxa Oriental en Constantinopla envió representantes a las comunidades cristianas que celebraron la Pascua el 31 de marzo, “para extender nuestros sinceros deseos”, y sostuvo que este esfuerzo es “particularmente significativo”, ya que se acerca el aniversario 1700 del Primer Concilio de Nicea del 325 d. C. Esa reunión tuvo lugar en un momento en que las iglesias Oriental y Occidental estaban en plena comunión entre sí.
“Entre las discusiones clave del Concilio de Nicea estaba el asunto de establecer un marco de tiempo común para las festividades de Pascua”, comentó, y añadió que “somos optimistas, ya que hay buena voluntad y disposición en ambas partes”.
Francisco también ha expresado su intención de alcanzar un acuerdo para establecer una fecha común para la Pascua. En 2015, dijo que las dos iglesias “tienen que llegar a un acuerdo”. Hay que aclarar que cambiar la fecha de la Cuaresma también implica revisar la que corresponde a la Navidad.
El papa de origen argentino insistió que la falta de unidad es un escándalo, y bromeó diciendo que los cristianos podrían decirse mutuamente: “¿Cuándo resucitó Cristo de entre los muertos? Mi Cristo resucitó hoy, y el tuyo la próxima semana”.
La revisión del calendario propuesta por parte del patriarca Bartolomé I probablemente será rechazada por el patriarca de Moscú, que en el 2018 excomulgó al de Constantinopla en medio de la disputa sobre la autonomía de la Iglesia Ortodoxa en Ucrania, la cual él sí reconoció.
Después de ver las dificultades que causa acordar la fecha del martirio de Jesús, es fácil comprender por qué cuesta tanto trabajo encontrar la paz a los creyentes de las religiones abrahámicas.