Por Excélsior
La Prensa
Una ficha médica del Hospital General de Cuernavaca, José G. Parres, indica que el obispo Emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, había consumido cocaína y sedantes.
El exámen toxicológico se le practicó luego de que ingresó en estado inconsciente y se requería saber qué había consumido, al presentar síntomas relacionados con el consumo de estupefacientes.
Además de la ficha del diagnóstico médico y tratamiento, también trascendió que el obispo fue rescatado por la ambulancia de la Cruz Roja Mexicana, delegación Cuernavaca MOR-057 a las 18:19 horas, del pasado domingo 28 de abril, cuando fue localizado por policías inconsciente en una habitación del Motel Real de Ocotepec y trasladado al hospital. En ese momento no había sido identificado.
Asimismo, fue identificado en su sangre benzodiacepina, un medicamento psicotrópico que es utilizado para tener efectos sedantes o hipnóticos y ansiolíticos. Lo que supone pudo ser utilizado para doparlo y robarle sus pertenencias.
En el alta de egreso voluntario no se especifica en qué situación está el prelado, por lo que se presume que hasta el momento el obispo continúa siendo atendido en una clínica particular, cuya ubicación mantiene a resguardo el abogado del obispo, Pedro Martínez Bello, por lo que no ha presentando su declaración.
Asimismo, se dio a conocer que el obispo traía consigo dos pastillas sildenafil, que son utilizadas para generar una erección en relaciones sexuales y la hipertensión.
Cabe agregar que ese fin de semana el obispo había iniciado los festejos de su cumpleaños en Chilpancingo; en Jiutepec lo esperaban el domingo para celebrar su cumpleaños pero despareció la noche del sábado.