Por Excélsior
La Prensa
El papa Francisco usó un término muy despectivo hacia la comunidad LGBT al reiterar en una reunión a puerta cerrada con obispos italianos que no se debe permitir que los homosexuales se conviertan en sacerdotes, al decir que los colegios sacerdotales ya están muy llenos de «mariconería».
Los diarios italianos La Repubblica y Corriere della Sera citaron al Obispo de Roma diciendo que los seminarios o colegios sacerdotales ya están demasiado llenos de «frociaggine», un término vulgar que se traduce como «mariconería».
La Repubblica atribuyó su historia a varias fuentes no especificadas, mientras que Corriere dijo que estaba respaldada por algunos obispos no identificados, que sugirieron que el papa, como argentino, podría no haberse dado cuenta de que el término italiano que usó era ofensivo.
El sitio web de cotilleos políticos Dagospia fue el primero en informar sobre el supuesto incidente, que habría ocurrido el 20 de mayo, cuando la Conferencia Episcopal Italiana inauguró una asamblea de cuatro días con una reunión no pública con el pontífice.
A Francisco, de 87 años, se le ha atribuido hasta ahora el mérito de llevar a la Iglesia Católica Romana a adoptar un enfoque más acogedor hacia la comunidad LGBT.
En 2013, al comienzo de su pontificado, dijo:
«Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?», mientras que el año pasado permitió a los sacerdotes bendecir a miembros de parejas del mismo sexo, lo que provocó una fuerte reacción conservadora.
Sin embargo, lanzó un mensaje similar sobre los seminaristas homosexuales, menos la palabrota, cuando se reunió con los obispos italianos en 2018, diciéndoles que investigaran cuidadosamente a los solicitantes del sacerdocio y rechazaran a cualquier sospechoso de homosexualidad.
En un documento de 2005, publicado bajo el mandato del difunto predecesor de Francisco, Benedicto XVI, el Vaticano dijo que la Iglesia podía admitir en el sacerdocio a aquellos que hubieran superado claramente las tendencias homosexuales durante al menos tres años. El documento decía que los homosexuales practicantes y aquellos con tendencias «profundamente arraigadas» y los que «apoyan la llamada cultura gay» deberían ser excluidos