Por Arnoldo Bermea Balderas (transcripción)
Por una información hecha en la ciudad de Zacatecas, ante Joseph Santa María Maraver, escribano de la Real Hacienda, y de la guerra de la Nueva Galicia, en veintitrés de febrero de 1702, y diferentes despachos compulsados en ella, consta que desde (la) edad de dieciocho años, se ha empleado en el Real Servicio. Habiéndolo empezado el de mil seiscientos setenta y cuatro, en la forma siguiente.
El Maestre de Campo don Joseph García de Salcedo, siendo Gobernador de la Nueva Vizcaya, le nombró en cuatro de febrero de mil seiscientos sesenta y cuatro, en atención a sus servicios, por Capitán de Infantería Española de la gente miliciana de la Villa del Saltillo, y su jurisdicción, de que tomó posesión en veintiséis de junio del; y como tal, de orden del Alcalde Mayor de dicha Villa, pasó a la del Potrero a inquirir noticias, y aprehender algunos Indios, que habían hecho diferentes excesos, en que cumplió enteramente con su obligación.
Don Luis de Palma certifica, en trece de abril de mil seiscientos, como habiendo llegado a tomar posesión del empleo de Alcalde Mayor de Santa María de las Parras, halló aquella Villa en la mayor aflicción, por estar cercados todos sus pueblos de indios enemigos; y que atendiendo al servicio de su Majestad resolvió aprestar cien hombres de guerra para su castigo, de que nombró por Capitán al referido don Diego Ramón, en atención a sus buenas noticias, y servicios, y al que hizo de aprestar más de su persona treinta tres hombres a su costa, con sus armas y caballos, y diez mulas de silla y carga: porque le juzga digno de las mercedes, que su Majestad fuere servido hacerle.
Don Rodrigo Flores de Valdés, hallándose Teniente de Capitán del Presidio de Coahuila, y Justicia Mayor de su jurisdicción, certifica en primero de octubre de mil seiscientos ochenta y siete, que hallándose en gran empeño, por haber invadido las Naciones rebeldes la Misón de Contotores, robando las haciendas y causando muertos y atrocidades, pidió socorro al referido don Diego Ramón, y que se le dio por su persona y la de ocho soldados que mantuvo a su costa por espacio de un mes, habiendo salido a campaña en seguimiento de los indios rebeldes.
Don Alonso de León, siendo Gobernador de la Provincia de Coahuila y Nueva Extremadura, le nombró en siete de junio de mil seiscientos ochenta y ocho, por Teniente de Gobernador, y Capitán de aquel Presidio, en atención a sus servicios y acertadas operaciones de cuanto se puso a su cuidado, para que en su ausencia o enfermedad lo pudiese usar y ejercer. Y habiendo tenido orden el referido don Alonso de León, del Señor Conde de Galve, siendo Virrey de la Nueva España, para ejecutar todas las diligencias que conviniese en razón de saber, que cantidad de franceses habían entrado a poblar la Provincia de las Tejas (Texas), que armas y pertrechos habían llevado; y no pudiendo ejecutarlo por su poca salud, nombró a don Diego Ramón, para que fuese con cinco soldados a inquirir la referidas noticias, respecto de la seguridad con que se hallaba de su inteligencia, práctica y valor. Y así mismo hallándose con noticia de la sublevación que había sucedido en la Misión de Nadadores, habiendo sido el principal motivo un indio llamado don Dieguillo, de que habían resultado muertes, robos y escándalos, pidió licencia el referido don Diego Ramón para ir con alguna de su gente a registrar los caminos, como con efecto lo ejecutó, y consiguió la pacificación de todos, habiendo peligrado mucho su persona, a causa de haber sido necesario tener guerra en forma, para atraerlos y dar muerte a los delincuentes; y habiendo fallecido el referido don Alonso de León, el Conde Galve, siendo Virrey de la Nueva España, le nombró en treinta y uno de diciembre de mil seiscientos noventa y uno, en atención a lo bien que había obrado en las referidas conversiones, y en todo lo demás que se le había encargado del Real Servicio, por Gobernador y Capitán del Presidio de Coahuila, como interino su Majestad nombrase con el sueldo por entero, el cual sirvió hasta el año de mil seiscientos noventa y tres; y en este tiempo, consta hizo diferentes reducciones de indios, y formó diferentes pueblos, habiendo debido a su celo haber apaciguado los más rebeldes de que noticioso su Majestad, mandó en despacho de cuatro de diciembre de mil seiscientos noventa y cuatro al referido señor Virrey Conde de Galve, le diese las gracias en nombre de su Majestad, alentándole mucho a que continuase.
Don Ignacio de Maya, Juez de Comisión, nombrado por dicho Virrey, certifica en diez de junio de mil setecientos dos, que habiéndole sido preciso pasar a la Villa de la Misión de Santa Rosa de los Nadadores, la halló compuesta de más de doscientos indios de diferentes Naciones, veinte casas nuevas, sin otros ranchos, con dos Ministros de Doctrina para su enseñanza, solares repartidos con buena orden, y todo lo demás necesario; y que según lo que pudo informarse, se debió esta buena disposición a Diego Ramón, y que actualmente se estaba ejercitando en su manutención; habiéndose debido a sus experiencias el que aquella Provincia gozase de tranquilidad, y los indios estuviesen asistentes en las Misiones.
Por Arnoldo Bermea Balderas, con apoyo de socios Arqueosaurios A.C. (1997) ~ Luis Alonso Armendáriz Otzuka, Juan Latapi O., Francisco Rocha Garza, Oscar Valdés Martin del Campo, Willem Veltman, Luis Alfonso Valdés Blackaller y Ramón Williamson Bosque.
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