El sacerdote Eduardo Neri Frías expresa en la homilía de este domingo que no es la primera empresa que se va a la ruina por malos manejos, abuso de poder, de autoridad, o por la corrupción de empresarios
Oscar Ballesteros
La Prensa
Es tarea de Dios juzgar a los responsables de la quiebra de AHMSA, para los trabajadores de la acerera queda el aprendizaje, para no actuar de la misma manera, pues esto no es el final para ellos, ni la ciudad; en esto centró su mensaje el Padre Eduardo Neri Frías durante la homilía dominical de la parroquia Santiago Apóstol.
“Es una experiencia como muchas otras que hay en la historia de las ciudades, no es la primera empresa que se va a la ruina por malos manejos, por abuso de poder, de autoridad, por la corrupción de empresarios, accionistas o autoridades (…) queremos señalar culpables, nosotros necesitamos aprender de lo que pasó, las personas esas se las dejamos a Dios que los juzgue” manifestó el párroco.
De momento -dijo- las familias afectadas por dicha situación deben buscar refugio en la oración, que los llevará a discernir sobre qué acciones les serían más beneficiosas, duplicar los esfuerzos para que las autoridades encargadas de crear nuevas industrias y fuentes de trabajo se contagien de ello, ofreciendo de esta manera opciones seguras, no estando a expensas de una sola persona.
Así mismo, la situación puede ser tomada como experiencia para aprender qué no hacer «a los representantes, autoridades y jefes sindicales que en su momento hayan hecho algo que no estaba bien, eso es de Dios, nosotros valoramos los hechos porque es un motivo de aprendizaje para ver lo que no debemos hacer, en la administración del hogar, de las cosas, de un comercio, de lo que sea».
De estos personajes -agregó- también queda la enseñanza de no actuar con soberbia, avaricia, egoísmo «repito, actitudes que se reflejaron de estas personas, conductas y actitudes que tenemos que evitar».
Finalmente, volvió a dar un aliento a los trabajadores y familias afectadas por la situación en la que se encuentra la siderúrgica, recalcando que, si el trabajo y sueldo de la empresa les había dado lo que tienen, lo que llevó a alejarse de Dios -dijo- ya no importa, pues será él quien se encargue de abrirles nuevamente sus caminos como trabajadores, familiares y cualquier rol que desempeñen.