Siete de cada diez niños y adolescentes tienen sobrepeso
Ni las etiquetas en empaques, ni el retiro de dibujos animados, ni las acciones para eliminar comida chatarra de las escuelas dan resultado, ante la resistencia
de los mismos padres de familia
Oscar Ballesteros
La Prensa
Las reformas gubernamentales implementadas para reducir el consumo de grasas y azúcares se han visto superadas por una tradición mexicana de ofrecer comida chatarra «por practicidad» desde muy temprana edad; Brenda Rodríguez, nutrióloga que se desempeña en el hospital del DIF, señaló aún existe mucho con relación a la alimentación, lo que lleva a ser el país número 1 en obesidad infantil.
La estadística dentro de su consulta corresponde a los datos expuestos por parte de Secretaría de Salud local, siendo 7 de cada 10 niños los que ya presentan el diagnóstico de obesidad, situación que -intuye- se desarrolla por los hábitos familiares en los que se desarrolla el menor, puesto que alguno o ambos padres presentan datos de obesidad o sobrepeso.
Por parte del Gobierno Mexicano se han dado campañas varias para combatir el consumo de productos con excesos en grasas, azúcares y sodio; en primera instancia tratando de excluirlos al público infantil, retirando imágenes de personajes animados en los empaques de los productos con estas características, y después llegó el famoso etiquetado frontal que expone de manera clara estos excesos.
“No se ha cumplido ninguna meta de las que se tenía idea, como pasa con el etiquetado de los productos, a la gente ‘le pasó de noche’ porque a pesar de que viene en letras grandes «exceso de azúcares» «exceso de grasas» los siguen consumiendo, yo no me enterado de que exista una disminución en el consumo de estos” manifestó la nutrióloga.
Esto resultado de una fuerte tradición nacional, lo cual mantiene de acuerdo con datos de la UNICEF México, el país sigue siendo el número 1 en obesidad infantil, lo cual se puede explicar por el menú dulce que se ofrece como desayunos, la falta de tiempo para preparar alimentos completos por parte de los padres y las abuelas consentidoras, son elementos que marcan este fenómeno mexicano.
“Tiene mucho que ver la participación oportuna de los padres, desde que despiertan y les das el primer alimento que es dulce, hay muchos casos de padres que trabajan, y se entiende, pero al dejarlo al cuidado de la «abuela» empiezan con malos hábitos porque tradicionalmente difícilmente niegan los caprichos de los nietos, normalmente piden panes o alimentos con exceso de azúcares” ejemplificó.
Así mismo, en su participación con pláticas dentro de instituciones educativas también pudo observar el tipo de alimento que los padres de familia entregaban a sus hijos durante su recreo, siendo en su gran mayoría productos empaquetados como panes, galletas y frituras, complementados por refrescos, esto apenas a las 10 de la mañana, siendo el primero alimento de los infantes.
En las escuelas también se abordó la prevención, pero no funcionó
“Me tocó muchas veces ir a dar muchas pláticas en las escuelas justo a las 10 de la mañana cuando ellos tenían el receso y me tocaba ver la escena de madres de familia que iban a dejar el lonche y normalmente de ver comida eran ‘Gansitos’ y refresco, era lo que les ofrecían, por practicidad dicen «no lo estoy dejando sin comer»” y así introdujo el panorama de atención en los centros educativos.
Brenda Rodríguez compartió que desde hace 9 años se impulsó una reforma de “Desayunos Calientes” en las escuelas, la cual pretendía eliminar la venta de comida chatarra en la cooperativa y ambulantes cercanos a los planteles educativos, sin embargo, esta tampoco fue efectiva, puesto que estadísticas del propio portal de UNICEF arrojan estadísticas muy negativas actualmente.
De acuerdo con trabajos de recolección de datos de El Poder del Consumidor y La Red de los Derechos de la Infancia en México -expuso- que, de un total de 9381 escuelas el 98 por ciento de esas vendían comida chatarra, siendo 9 de cada 10 en donde la reforma quedó en el olvido, y de estas sólo en 2 de cada 10 se tenía acceso a venta de frutas y verduras, como a bebederos de agua funcionales.
Estos datos a nivel nacional -señaló- no son irreales de acuerdo con las atenciones que brinda a sus pacientes, puesto que los menores llegan cada vez con mayores síntomas o avance de esta comorbilidad antes de llegar a los 10 años, situación que los limita completamente en su desarrollo de vida y que los padres aún no saben identificarlos para tratarlos a tiempo.
Llegan por necesidad al nutriólogo, no por cuidado
El servicio de nutrición se considera como una base preventiva previo a ser necesario el uso de medicamentos para tratar ciertos problemas relacionados con el peso o la alimentación, pero esta consulta se está haciendo de manera inversa, puesto que llegan a este departamento para regular sus hábitos alimentarios por necesidad ya que se están tratando medicamente.
“Pediatras ya me envían directo a niños menores de 10 años con resistencia a la insulina y cómo nos damos cuenta de eso, es por las manchas oscuras que se generan en el cuello y coyunturas de codos y rodillas, la gente cree que son problemas de higiene, pero se trata de ‘acantosis nigricans’ y es el síntoma de esta resistencia desde la infancia” explicó.
El exhorto es a tener una cultura preventiva, pues esto debería evitar llegar a instancias hospitalarias, sin embargo, existe mucha resistencia a seguir recomendaciones de una alimentación sana, así como a frenar la comercialización de los productos denominados chatarra por parte de las autoridades, cuestión que les ahorraría mucho económicamente a ambas partes, finalizó.
Así mismo extendió una recomendación para formular rápidamente un platillo completo siguiendo como máxima, evitar en la mayoría de lo posible el consumo de azúcares, y priorizando el consumo de productos naturales como frutas, verduras y cereales en mayor medida, seguido de proteínas contenidos en alimentos de origen animal, acompañados preferentemente de agua de sabores no artificiales o natural.
En adultos la estadística se mantiene igual SSa
Por su parte, Secretaría de Salud (SSa) a través del titular regional, Faustino Aguilar Arocha dio a conocer que en la población mayor de edad y de edad avanzada la estadística de obesidad comparte las mismas estadísticas, pero con la probabilidad de sufrir complicaciones por otras enfermedades que se les presenten en su desarrollo.
“Hipertensión arterial, problemas hepáticos, renales, cardiacos y lo que se llama síndrome metabólico, que puede conducir a un infarto o a una hemorragia cerebral, desde luego se pueden afectar diversos órganos a raíz de la obesidad, lo que representa un riesgo para la vida del paciente, están a expensas de una muerte súbita” declaró el jefe jurisdiccional.
Así mismo, es una comorbilidad de las cuales hace más aguda cualquier enfermedad «de temporada» como lo es el Covid o dengue, virus de los cuales en distintas épocas del año hacen su aparición, siendo estos pacientes una población vulnerable, ya que la obesidad hace más fuertes los síntomas y más difícil su tratamiento, finalizó Aguilar Arocha.