El sujeto decidió regresar a su casa en Spezzano di Fiorano Modenese. En la entrada, lo esperaba un periodista, a quien le confesó entre lágrimas el matricidio
Lorenzo Carbone era buscado por las autoridades desde el domingo por la noche. La Policía de la ciudad de Modena, Italia, trataba de localizarlo con premura ya que temían que, después de haber asesinado a su madre Loretta Levrini, se quitara la vida o pudiera cometer otros actos graves.
Estuvo 24 horas prófugo. El lunes, Lorenzo decidió regresar a su casa en Spezzano di Fiorano Modenese. En la entrada, lo esperaba un periodista, a quien le confesó entre lágrimas el matricidio. Tras escuchar su declaración, que fue transmitida en vivo, el reportero Fabio Giuffrida llamó a las autoridades, que se hicieron presentes y llevaron al hombre detenido.
Durante su diálogo con el periodista del canal Pomeriggio Cinque, dichos que fueron replicados por el diario Corriere della Sera, el hombre oriundo del norte de Italia admitió: “Sí, la maté. No podía soportarla más. Recientemente tuvimos algunas discusiones y eso me enojó. La asfixié, primero con una almohada, después solo con la funda y finalmente utilicé unas cuerdas”. “Fue un instinto. Lo siento mucho. No sé por qué lo hice”, sumó a continuación mientras se llevaba un pañuelo a la cara.
No está claro todavía dónde transitó las horas en las que estuvo fugitivo. “Solo quería alejarme”, alegó.
El cuerpo de Loretta Levrini fue encontrado por su segunda hija, alrededor de las cinco de la tarde (hora local), cuando esta fue a visitarla como cada fin de semana.La mujer mayor estaba acostada sobre su cama, estrangulada con un cordón, acción que tuvo lugar a horas de la noche del sábado.
Según reconstruyó el diario italiano, tras dar con la escalofriante escena, la muchacha comenzó a gritar despavoridamente.
Inmediatamente después, dio aviso primero a una vecina y luego alertó a las fuerzas del orden para las investigaciones y búsquedas, coordinadas por el fiscal Giuseppe Amara. Desde el principio, las sospechas recayeron sobre Carbone, de quien no se hallaba rastro tras el descubrimiento del cadáver.
La familia Carbone-Levrini era reservada, con una madre mayor con ciertas patologías, y un hijo conviviente, que estaba desempleado desde hace tiempo. El sábado, como hacía casi todos los fines de semana, Lorenzo retiró unas pizzas para él y su madre de un reconocido local y luego cometió el crimen.
El encargado de la pizzería fue el último en ver al hombre de 50 años momentos antes del asesinato. “Vi a Lorenzo el sábado por la noche.Parecía estar bastante tranquilo. Incluso bromeamos sobre el mal tiempo de estos días. Nunca se me habría ocurrido semejante hecho cometido por él”, confesó.