Un reciente estudio publicado en la revista Frontiers in Toxicology ha revelado alarmantes datos sobre la seguridad de los envases utilizados para alimentos.
La investigación, llevada a cabo por la fundación suiza Food Packaging Forum, identificó la presencia de 189 sustancias químicas con potencial cancerígeno, específicamente relacionadas con el cáncer de mama, en materiales que comúnmente están en contacto con alimentos.
Este descubrimiento pone en el centro del debate global la exposición continua a químicos peligrosos, incluso en regiones con regulaciones estrictas como la Unión Europea y Estados Unidos.
Plásticos: el principal culpable
Entre las sustancias encontradas, la mayoría, 143, provienen de materiales plásticos, que están ampliamente presentes en envases alimentarios a nivel mundial. Además, 89 de estos químicos fueron hallados en papel y cartón, materiales que también se utilizan frecuentemente para empaques.
A pesar de la existencia de regulaciones que buscan limitar la exposición a estos compuestos tóxicos, el estudio evidencia que aún persisten graves riesgos para la salud.
La investigación fue realizada utilizando la base de datos FCCmigex, una herramienta avanzada que compila información de cientos de estudios científicos sobre materiales que entran en contacto con alimentos. El análisis más reciente, que abarcó datos de 2020 a 2022, reveló que 76 de los compuestos encontrados eran cancerígenos mamarios, de los cuales el 80 % (61 sustancias) provenían de envases plásticos.
Un problema sin fronteras
Los envases contaminados con estos compuestos cancerígenos no son exclusivos de una región específica, sino que están presentes en productos comercializados en un número considerable de países. La lista incluye desde naciones desarrolladas como Alemania, Canadá y Estados Unidos, hasta países emergentes como Brasil, México y la India.
Esto subraya la naturaleza global del problema, donde la exposición a químicos peligrosos en materiales de empaque afecta a millones de personas alrededor del mundo, independientemente de las medidas de seguridad que existan en sus países.
La investigación señala que, a pesar de los avances en las regulaciones y la supervisión de estos compuestos en países como Estados Unidos o miembros de la Unión Europea, aún no se han implementado medidas suficientes para garantizar una protección total a los consumidores.
Prevención insuficiente: el llamado de los expertos
El hallazgo de estas sustancias cancerígenas plantea preguntas urgentes sobre la efectividad de las políticas actuales y el alcance de los estudios toxicológicos sobre materiales en contacto con alimentos. Jane Muncke, coautora del estudio y directora general de la fundación Food Packaging Forum, destacó que la prevención del cáncer mediante la reducción de la exposición a estos químicos «merece mucha más atención».
Según Muncke, el potencial para reducir la incidencia de cáncer mediante una mejor regulación y control de los envases alimentarios es un área que ha sido «insuficientemente explorada».
El problema radica en que muchos de los estudios y regulaciones actuales se enfocan en la seguridad alimentaria desde una perspectiva nutricional y sanitaria, pero no se presta la misma atención a los materiales que envuelven o contienen los alimentos. Estos envases, a menudo hechos de plásticos y cartón reciclado, contienen aditivos químicos que pueden migrar al alimento, especialmente cuando están expuestos al calor o al frío extremo.