El 1 de agosto de 2022, una llamada de su doctor cambió su vida. En plena grabación de “Una Familia de Diez”, donde interpreta a “La Nena”, su médico confirmó el diagnóstico, la bolita que tenía en el seno era cáncer. En ese momento abrazó a su esposo Pedro Ortíz de Pinedo, se limpió las lágrimas y siguió trabajando.
Su trabajo como actriz le permitió no derrumbarse y sobre todo entender que no quedaba de otra más que enfrentar esta situación con la mejor actitud posible, porque aún tenía mucho que dar de sí para ella, y para sus tres hijos y su esposo, quienes se convirtieron en su pilar más fuerte.
“Bendito Dios, el que estuviera trabajando me ayudó mucho. Es horrible pero esta enfermedad no distingue entre raza, edad, clase social ni nada. Me gustaría crear conciencia entre la gente para que entiendan la importancia de la autoexploración, porque nunca imaginé que podría padecer esta enfermedad, pero enseguida supe que iba a salir adelante, por ese gran apoyo de mi familia”, recordó.
Andrea resaltó la importancia de la autoexploración, pero invitó a todas las mujeres a no temerle a la mastografía, a hacérsela después de los 40 años, porque más vale una molestia momentánea para detectar la enfermedad lo más temprano posible.
“Muchas amigas mías se hicieron la mastografía, tras enterarse de mi caso, porque no querían hacerlo, tenían miedo de que las lastimaran y la verdad es que sí duele, porque es un apretón incómodo, pero te ayudará saber si todo está bien o mal”, afirmó.
Torre recordó que un año antes de conocer que padecía cáncer de mama, había detectado una bolita y su ginecólogo le comentó que sólo era grasa, fue hasta que creció esa anomalía, que la mandaron a hacerse la mastografía, por eso hizo hincapié que en cuanto cualquier persona detecte algo extraño en su cuerpo debe dirigirse con un oncólogo para descartar cualquier tipo de cáncer.
Para Andrea Torre, quien tiene 25 años en el mundo de la actuación, su imagen siempre ha sido importante, y como mujer saber que podía perder su cabello con las quimioterapias era algo sumamente doloroso emocionalmente.
“Cuando padeces cáncer de mama, muchas personas minimizan la pérdida del cabello, siempre escuchas frases como, -no te preocupes, vuelve a crecer-, pero es súper fuerte verte en el espejo y ver cómo te vas quedando sin pelo en todo tu cuerpo y es duro”, recordó.
Ella perdió el 60 por ciento de su pelo, incluso las pestañas se le cayeron, pero no dejó que esto la derribara, antes de las quimios se había hecho microblading en las cejas y durante el tratamiento usó un casco especial que la ayudó a no perder tanto cabello, para las pestañas, se volvió experta en ponerse postizas.
“El pelo de una mujer es su imagen y no existe ningún medicamento para evitar su caída, con suerte se te caerá menos o más, dependiendo de cómo reaccione tu cuerpo o del tratamiento que da tu doctor, pero casi siempre se va y es un tema que no podemos minimizar”, dijo.
Durante el año y cuatro meses que le tomó el tratamiento de 18 quimioterapias, 1 operación, 16 radioterapias y 12 inmunoterapias para vencer la enfermedad, no dijo nada públicamente, pero jamás estuvo sola, creó una red de apoyo encabezada por su familia, la gente cercana a sus hijos y sus amigas. “Sobreviví y estoy aquí para contarlo, para ayudar a otras personas, porque quiero decirles que no están solos y siempre es necesario tener un vínculo con alguien, contarle lo que estás viviendo y recibir todo tipo de ayuda, incluso psicológica”, recordó. Tras superar esto, regresó a “Una familia de diez” y regresó al teatro con el drama “No te vayas sin decir adiós”.