Narrada por integrantes del Diplomado de Historia Regional de La Laguna, organizada por la Academia de Historia y Geografía
Por: María Isabel Saldaña
La Prensa/Milenio
El 28 de septiembre de este año los integrantes del Diplomado de Historia Regional de La Laguna organizado por la Academia de Historia y Geografía,
Filial Coahuila, El Archivo Municipal de Torreón, y el Centro de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila siguiendo nuestro plan de trabajo hicimos una visita para conocer en situ la historia de Parras y sus sitios icónicos que dan cuenta de nuestra historia de la Laguna y de Coahuila.
Parras de la Fuente es un oasis lleno de viñedos, nogales e higueras, el pueblo conserva su sabor colonial y no nada más eso, también su aroma a pan recién hecho siendo las campechanas el producto más deseado que por cierto las importan a Torreón de lo ricas que son.
Otro aroma que inunda la ciudad es el de los dulces de leche con nuez, de higo, mermeladas, y ates que son una delicia.
En este lugar se puede comer muy bien: desde gorditas, comida casera en donde un buen caldo de cocido o de pollo calientan el espíritu y el cuerpo, para seguir con un segundo tiempo de chiles rellenos capeados con un arroz que sabe a casa o bien un asado de esos colorados y picositos o un mole casero, sin faltar los frijoles refritos. Todo acompañado con tortillas de maíz o de harina.
Hay una oferta de restaurantes gourmet en donde se se cuenta con una gran variedad de platillos: desde una paella, pulpo asado, carne en diferentes modalidades, ensaladas y verduras todas en modo fusión acompañado con una copa de vino de las diferentes bodegas de Parras.
El historiador parrense Gildardo Contreras comenta acerca de la Fundación “La región de Parras fue explorada por fray Pedro de Espinareda entre los años 1566 y 1567; posteriormente incursiono Martín López de Ibarra teniente gobernador de la Nueva Vizcaya quien aplicó el nombre del Valle del Pirineo. …….
La fundación no prosperó… La tradición habla de una fundación política a cargo del capitán Antón María Zapata con el auxilio del padre Juan Agustín de Espinoza.
Dice que la comitiva partió de Cuencamé el 23 de enero de 1598 y que para el efecto de la Fundación se levantó Acta que se encuentra en el Archivo General de la Nación.
Santa María de las Parras alcanzó en el siglo XIX el rango de Villa y en enero de 1868 el de Ciudad con el nombre de Parras de la Fuente.”
En la casa de los Jesuitas del Colegio San Ignacio de Loyola acompañados por la Cronista de Parras Elvia Guadalupe Morales y su sobrina Brisia Hernández nos dan un recorrido por esa misión maravillosa llena de historia.
Arquitectura del Norte: simple, adusta, de barro, piedra y calicanto pintada de blanco, sencilla con un patio interior y en la parte trasera un huerto con arboles frutales.
Hay una puerta directa al Templo de San Ignacio con un hermoso retablo en madera labrada.
En ese lugar se encuentra el Archivo histórico María y Matheo que el Jesuita Agustín Churruca Peláez se dedicó a inventariar y catalogar con ayuda de historiadores parrenses.
De ahí pasamos a la Presidencia municipal para conocer los murales y el escudo, después la Casa de la Cultura.
Nuestra siguiente parada fue en la Hacienda de San Lorenzo hoy Casa Madero. Que privilegio conocer ese lugar.
La tierra en un principio fue dada en merced a Lorenzo García.
Después fue pasando a diferentes manos hasta que la compró don Evaristo Madero a finales del siglo XIX. Él invirtió en la industria vitivinícola para mejorar la producción del vino.
José Milmo Garza Madero cuarta generación se abocó a sacar adelante Casa Madero para que fuera una de las mejores del mundo.
Sus hijos Brandon y Daniel siguen la misma línea para lograr la mejor calidad en las uvas y en la producción.
El tiempo nos marcaba el fin del viaje.
En nuestro autobús pasamos por el Santo Madero y el Estanque de la Luz y nos despedimos de esta ciudad hermosa del Norte de México con una historia que es también muy nuestra. (Con Información de Milenio).
