Por: Héctor Garza Martínez
“Cuenta la leyenda, que una vez, una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía rápido de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir.
Huyó un día y ella no desistía, dos días y nada.
Al tercer día, la Luciérnaga paró y fingiéndose exhausta, dijo a la serpiente:
– Espera, me rindo, pero antes de atraparme permíteme hacerte unas preguntas.
– No acostumbro a responder preguntas de nadie, pero como te pienso devorar, puedes preguntarme.
– ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
– No.
– ¿Te hice algún mal?
– No.
– Entonces, ¿Porque quieres acabar conmigo?
– Porque no soporto verte brillar…”
Esopo, filósofo griego que vivió entre los siglos VI y VIl a.c.
La envidia existe, porque no tenemos la capacidad de reconocer que todos podemos lograr todo lo que nos proponemos.
Al sentirnos inseguros reaccionamos de acuerdo a lo que vemos en los demás, lo que nosotros quisiéramos tener, sentir o reconocer en nosotros mismos.
Dicen que hay dos tipos de envidia, cuando deseas algo que el otro tiene, y cuando deseas que el otro no tenga algo, yo agregaría una más… cuando te alegras de ver en otros lo que consideras malo para ti.
Pueden existir múltiples supuestos al sentir envidia, sin embargo, nos tenemos que situar en una realidad, y aceptar que la envidia es un sentimiento que todos, todos y subrayo, TODOS hemos sentido alguna vez, basta con recordar aquella frase que utilizamos comúnmente “envidia de la buena” vaya que si es de la buena ¿Cuál será la mala? Mejor ni me digas…
Y esto es lo que tiene hoy a México totalmente dividido. Solo basta con escuchar el discurso político, pobres contra ricos, el odio generalizado, el eterno argumento del “yo no tengo pero tú sí” y por ende eres corrupto, desalmado, una escoria de la sociedad, mientras que el que tiene y genera trabajo es vapuleado por los inconformes e inseguros, sedientos del poder, manipulando a los trabajadores con cuentos chinos, de que existe corrupción, injusticias y perversidades, y esos no son cuentos chinos, los cuentos chinos son hacer creer a toda una nación que todos son corruptos, que todos son injustos y que todos son perversos, con la finalidad de acariciar lo que otros tienen y tú no, ¡el poder!
Tú tienes algo que yo quiero -el poder- entonces te lo quito a costa de que una comunidad la pase mal; tú tienes algo que yo deseo, hacer lo que me plazca sin tener que suspender mis arbitrariedades, sin importar que una Nación carezca de certeza jurídica, ¡no me importa! yo lo quiero y lo quise tanto que tres campañas realicé por más de 18 años de forma ininterrumpida, en las cuales, sin trabajar viví cómodamente, para terminar dividiendo al país entre pobres y ricos haciéndome pasar como un ángel o un falso mesías, en lugar de combatir la pobreza con la riqueza, de sembrar el valor de las buenas costumbres y enarbolar el esfuerzo por conseguir de buena lid lo que necesitamos, “PAZ”, sin recriminar y levantar ámpulas sociales que tardarán muchos años en cicatrizar, simplemente combatir la corrupción y las malas prácticas con buena fe.
¡Ya tienes todo! ¿que nos dejarás?… si nada será suficiente para ti. Pues lo que se profesa no es… y lo que se presume no existe. Ahora tenemos un Lamborghini guinda producto de contratos millonarios y ni una sola propuesta en el congreso local, asuntos como los 43 de Ayotzinapa sin resolver, el Poder judicial por desmantelar, más muertos que los sexenios pasados, y un México sumido en la miseria, solo basta con ver a los estados del sur.
Gracias a Dios vivimos en Coahuila de Zaragoza, uno de los estados más seguros del país, el cual está a punto de perder la certeza jurídica, por una ofrenda al presidente saliente. Inconcebible.
Se empeñan en hacer ver a México como un país de cuarta, cuando estábamos luchando por salir del tercer mundo y podíamos estar avanzando al segundo nivel, haciendo creer al individuo pobre, por qué no quieren que tenga riqueza, para conseguir lo que no tenían en sus manos -el poder-.
Siempre nos han hecho creer que somos pobres, y eso no es cierto, si bien, existe la pobreza extrema, esta es por falta de una asistencia social de parte del gobierno, al no generar oportunidades de bienestar a las comunidades marginadas, aquellas que no tienen agua, energía eléctrica, alumbrado público, alcantarillado, pavimento, transporte, etc, sólo basta observar colonias que se encuentran en los primeros cuadros de la ciudad como “Las Moritas” aquí en nuestra ciudad para evidenciar que efectivamente existe. Sin embargo, eso no se combate con seis mil pesos al bimestre.
Sencillamente no quieren que tengas un mejor porvenir para seguir aprovechando tu necesidad, dándote la esperanza de que todo va estar bien.
Un antídoto muy bueno para contrarrestar el sentimiento de la envidia, es aceptar que la sientes, y cuando la alerta se activa, cambiar de forma inmediata el pensamiento a positivo, es decir, desear lo contrario, aunque en el momento no lo sientas así, en cuestión de segundos sentirás el amor en tú corazón, el cual reconfortará tu inseguridad y te abrirá paso a la abundancia.
Jamás el bien, traerá desdichas y menos en una Nación.
Con el cariño de siempre…